«El 'Zorionak Bilbao' fue una delicia, todo el mundo se echó a la calle»
La ideóloga de los festejos del 700 aniversario asegura que «7 meses antes, no había grandes cosas preparadas»
Begoña Salinas, primera directora de la Fundación Bilbao 700, creada hace 25 años para celebrar los siete primeros siglos de la villa, irradia felicidad recordando ... cómo disfrutó la ciudadanía de los actos celebrados el 15 de junio de 2000, con la presencia de más de 450.000 personas en las calles. Tampoco oculta las dificultades que encontró por la rapidez con la que tuvo que organizar aquel programa.
- Fue la gran arquitecta de los actos del 700 aniversario.
- Había que hacer algo para el 15 de junio del año 2000 y realmente no había preparadas grandes cosas. Yo esto lo supe exactamente siete meses antes.
- Fue la elegida.
- Cuando se me propuso dirigir Fundación Bilbao 700 pensé en que era un reto importante. Pero la premura fue constante.
- ¿Trabajó a toda prisa?
- Se me ocurrió hacer un 'Zorionak Bilbao' y traer a Don Diego López de Haro desde donde estuviera para que viera, 700 años después, la ciudad que fundó. Todo resultó muy complejo.
- ¿Por qué?
- Tuvimos que localizar a todo correr a alguien que hiciera el papel de Don Diego. Se realizó por votación popular con la ayuda de EL CORREO, que fue un miembro muy activo en la fundación. Se lanzaron varios nombres y, por mayoría, salió Carlos Sobera.
- ¿Costó convencerle?
- No. Carlos tiene un alma muy vizcaína. Lo presentamos en la Alhóndiga, que era todavía una Alhóndiga sin hacer. Luego costó muchísimo movilizar a tantísimos figurantes. ¡Cuántas dificultades surgieron!
- ¿Por qué?
- Había que convencer a todos los vecinos que iban a participar en la representación. Al final, todo el mundo se volcó. La gente, el comercio, hostelería, medios de comunicación... Sin embargo, hubo una preocupación constante.
- ¿De qué tipo?
- Todos los actos eran al aire libre y no dejábamos de pensar en qué tiempo haría el 15 de junio de 2000. Ahora que hablamos del cambio climático y de las altas temperaturas, salió un día tan espléndido que...
- ¿Hizo mucho calor?
- ¡Fue asfixiante! Los instrumentos de los músicos de la Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS) sufrieron una barbaridad. Hubo que ponerles unos tolditos encima en la primera parada que hicimos.
«Más de 450.000 personas»
- Vaya.
- A partir de ahí, todo el 'Zorionak Bilbao' fue una delicia. La Policía Municipal calculó la presencia de 450.000 personas. La hostelería se quedó sin víveres. Todo el mundo estaba en la calle. Salvo un pequeño problema que hubo en el Ayuntamiento...
- ¿Qué pasó?
- Estaba todo bien controlado y, cómo no, aparecieron los de siempre a estropear la fiesta. Algunos se entremezclaron en varios grupos folclóricos. Todo lo demás fue una maravilla, la gente quería disfrutar. Recuerdo otra anécdota,
- Diga.
- Cuando Don Diego llegó en caballo a San Antón, donde le recibió la coral de la Catedral de Santiago, volvieron a asomar otra vez los de siempre. Pero esta vez fue la gente, el público, quien les echó. Yo no ando con ambages. Uno de los objetivos era que Bilbao disfrutara y que la calle ganara a los que lo fastidiaban siempre. ¡Y ganó con creces!
- ¿Sufrió de los nervios con tanto trajín?
- Fueron siete meses con prisas. Movilizamos a mil y pico personas a las que había que vestir. Trajimos también a un cinematógrafo de la época.
- ¿Manejó buen presupuesto?
- Hice lo que pude con lo que había, pero se cumplió. Otra dificultad fue la recreación de la fiesta veneciana de Amadeo de Saboya en Bilbao. Evidentemente, no podíamos llenar la Plaza Nueva de agua. Variamos el guion e hicimos un espectáculo aéreo. Muchas televisiones lo retransmitieron. Les pareció impresionante.
- ¿Cuándo lo pasó peor?
- El mayor sufrimiento sucede cuando no sabes si el público va o no a responder. Muchísimos espectáculos, además, se vieron fastidiadísimos por la meteorología. No se puede hacer una idea de la cantidad de conciertos en los que sufrimos hasta el final por la lluvia, los que se suspendieron por eso. Así que cambié el paso.
- ¿Cómo?
- Con el tiempo decidí que era mucho mejor ir a noches de iluminación. De ahí surgió Gau Zuria, la Noche Blanca. La lluvia nos preocupaba a todas horas y apostando por montajes de iluminación no había esos problemas.
- La luz jugó un papel clave.
- Fundamental. Cambiamos el chip y lo redondeamos con espectáculos fantásticos de magia, como el de David Copperfield.
- ¿Qué ideó para los años siguientes?
- Ya no eran actos de un día. Uno de los más extraordinarios fue el '12 conciertos para el 700', uno cada mes, con grandes intérpretes, como Rostropovich. El Musika-Música se convirtió en un referente de música clásica en toda España. No tuvieron tanto éxito, probablemente el error fue mío, las Noches de Viaje por alargarlas demasiado en el tiempo. Entonces no había tantos turistas. Empezó muy bien y acabó muy... Todo lo contrario que la exposición de jardines urbanos o la exposición de vacas.
«Un plagio total»
- ¿Cómo se le ocurrió?
-A ver, vamos a ver. La idea fue mía, pero fue un plagio.
- ¿Plagio? Explíquese.
- ¡Un plagio total! En un festival de música de Salzburgo, mi marido y yo, que hemos sido siempre muy melómanos, nos encontramos con una exposición de vacas preciosísima. Acudía gente de toda Europa. Me puse en contacto con el escultor que había diseñado las vacas. Era suizo. ¿Qué iba a ser teniendo vacas?
- ¿Y?
- Le encargué los tres modelos en blanco. Me dijo que si queríamos nos los pintaban ellos. 'Para nada', les respondí. Yo quería que lo hicieran artistas locales. 200 vacas en total. Llegaron a todos los barrios de Bilbao. La gente iba todas las mañanas contenta al trabajo viendo tantas vacas.
- ¡Aún se recuerdan!
- También hubo vandalismo con las vacas.
- Pobrecitas.
- Algunas las tiraron al agua, los bomberos tuvieron que sacarlas de la ría. Se hizo una subasta pública y hubo cantidad de gente que compró vacas. Yo me quedé con la pena de no adquirir alguna. Diez años después de haberme ido de la Fundación, aún recibo llamadas recordándome 'qué tiempos, qué programaciones, qué maravilla'. Y eso, la verdad, es muy placentero.
«Siempre hemos sido una ciudad cosmopolita»
- Si tuviera que asumir hoy la organización de los actos del 725 aniversario, ¿lo haría con la misma ilusión?
- ¡Claro! Desde que me hice cargo de la fundación siempre trabajé con el ánimo de acercar la cultura a la ciudadanía, sin mucho intelectualismo. Soy enormemente pijotera, perfeccionista y muy autocrítica. Aunque hay espectáculos que quedaron redondos, siempre tuve la impresión de que podía haberlo hecho mejor.
- ¿Cómo recuerda el Bilbao del 2000?
- Turistas empezaba a haber unos poquitos por el tirón del Guggenheim. Bilbao ha sido siempre una ciudad cosmopolita. Al menos desde los siglos XVIII y XIX, siempre ha sido una ciudad abierta.
- ¿Le gusta el Bilbao de hoy en día con tantos visitantes?
- Me gusta que nos conozcan por todo lo que podemos ofrecer. Somos una ciudad tranquila, con buena gastronomía, un gran comercio y con una actividad cultural activa. Otra cosa sería que nos convirtiéramos, como otros destinos, en los que el turismo se ha comido la esencia de la ciudad.
- ¿Corre ese riego?
- Hay que mantener la personalidad de la villa.
- ¿Cómo?
- Se trata de ir adaptándonos y encajando unos con otros y que nadie se coma a nadie.
- ¿Hemos cambiado mucho los bilbaínos?
- La ciudadanía bilbaína ha ido cambiando conforme ha ido transformándose la sociedad. Pero ahí sigue el alma bilbaína.
- ¿Por qué dejó Fundación Bilbao 700?
- Lo dejé en el verano del 15. Bueno, me dijeron que me fuera. Cuando llegó Aburto, toda la programación estaba hecha, pero no me dejaron dirigirla.
- ¿Se acercará hoy a Bilbao?
- No, estaré de viaje. No puedo estar en la costa en verano a causa de mis ojos por el accidente que tuve. Tengo que huir de la humedad del mar. Me voy cuatro meses a la 'Castilla verde', donde estoy encantada.
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