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En la gigantesca y desconocida África hay mujeres que han conseguido cumplir sus sueños y convertirse en reputadas científicas, cuyas investigaciones son materia de estudio para especialistas de todo el mundo. Tres de ellas, de Sudán, Camerún y Egipto, han realizado estancias de investigación de entre tres y seis meses en centros pioneros de Bizkaia -BioCruces, DeustoTech y Kronikgune- gracias a una ayuda de 60.000 euros del departamento de Empleo, Inserción Social e Igualdad que dirige la diputada Teresa Laespada, a través de la Fundación Mujeres por África. El programa se denomina 'Ellas Investigan' y es la primera vez que Bizkaia participa en él. En toda España, son 14 los centros que aceptan estancias organizadas por esta organización que preside la exministra María Teresa Fernández de la Vega.
Las tres mujeres beneficiarias son profesoras universitarias y ejemplos para otras mujeres en comunidades en las que las féminas no tienen las mismas oportunidades y en el que las mujeres científicas no suelen tener la misma visibilidad. Leontina Nkamba, de 42 años, (Camerún) habla cuatro idiomas y ha realizado su investigación en Deusto Tech en dos plazos: el año pasado trabajó dos meses y ahora, otros cuatro. Ella, copresidenta de la comisión de matemáticas de mujeres africanas, fue nombrada a finales del pasado año presidenta de la Comisión de Correos, Telecomunicaciones y Tecnología por el presidente del Gobierno de su país. Durante su estancia en Bilbao, ha redactado dos artículos científicos. Uno de ellos, sobre cómo se propaga la tuberculosis. También es experta en otras enfermedades, como el sida.
La beca también ha permitido, por ejemplo, que Salwael Sobkey, especialista en trastornos cardiopulmonares y geriatría por la universidad de El Cairo, realizara una investigación en Kronikgune. Tuvo que volver a su país antes de tiempo al recibir una importante oferta de trabajo en su universidad de referencia. «En Egipto la tasa de personas mayores es mucho más baja, ronda el 6%, pero todo lo que he aprendido aquí sobre geriatría sirve para adelantarnos a los problemas que nos esperan en el futuro», ha avanzado por Skype.
Mona Ellaithi, de Sudán y especialista en genética, ha investigado en BioCruces sobre pacientes sudaneses diagnosticados con trastornos de desarrollo sexual. «Allí no tenemos tecnología tan avanzada. Por ejemplo, estamos intentando descubrir por qué una enfermedad rara que afecta a seis generaciones de la misma familia y con la tecnología que hay allí es imposible». Ellaithi se siente orgullosa de que, en su país, «mi jefa es una mujer» y por eso considera «un acierto» el programa. «Nosotras siempre volvemos a casa y transferimos lo aprendido en nuestra universidad o puesto de trabajo. Ellos, no. Prefieren quedarse, no volver a sus países», ha ilustrado.
«El ejemplo que nos dan estas mujeres demuestra que merece la pena una nueva mirada a África. Todo lo que han aprendido aquí con sus investigaciones genera conocimiento que exportarán a sus países de origen. Además, trabajan en cuestiones cruciales para el desarrollo de sus países, como la salud». A su juicio, «la mujer es motor de cambio en África y vamos a apoyar este cambio con todas nuestras fuerzas. Ellas nos muestran que también allí hay desarrollo, conocimiento y feminismo».
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