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El BEC se blinda para la gala de los MTV: una noche con los tiradores de la Ertzaintza
EL CORREO acompaña a la Policía vasca en el dispositivo de seguridad de máximo nivel organizado en las instalaciones del BEC
No era fácil detectar su presencia. Para hacerlo había que saber previamente dónde estaban o, por casualidad, percatarse de alguno de sus escasos movimientos en ... la azotea del BEC. Esas sombras que algunos asistentes a la gala de los premios de la MTV alcanzaron ayer a observar en los tejados eran, en realidad, los tiradores de élite de la Ertzaintza, agentes de la Unidad de Intervención especializados en operaciones de alto riesgo, que habían sido situados en lugares estratégicos para garantizar la seguridad de un evento que concentró en Bizkaia buena parte de la atención mundial.
La presencia de estos tiradores -no les gusta el término francotiradores- da una idea de la dimensión del dispositivo de seguridad que desplegó la Ertzaintza en la Feria de Muestras de Barakaldo para garantizar la seguridad de los cientos de artistas y estrellas mediáticas que se dieron cita en la ceremonia. EL CORREO acompañó a la Policía vasca en este operativo. Entre ertzainas y vigilantes de empresas privadas contratados por la organización, se movilizaron unos 500 efectivos. Estos últimos, dirigidos por dos responsables de la MTV, se encargaron de los cacheos del público y de las labores de protección dentro del recinto. Eso sí, siempre «en coordinación» con la Policía autonómica.
La Ertzaintza se encargó de todo lo demás. Y lo demás consistía en evitar el mínimo incidente en un acontecimiento internacional como pocos ha conocido Bizkaia, en medio de una superficie de grandes dimensiones y con miles de 'vips', invitados y curiosos deambulando de aquí para allá. Había rostros serios. Concentrados. Pocas bromas. Algunos de los agentes comenzaron ya el pasado jueves a prepararse sobre el terreno. A otros les toco anoche permanecer hasta las cuatro de la madrugada en el exterior del BEC, cuando se apagaron las últimas luces de la gala y la fiesta privada que siguió a continuación.
En el lugar, el operativo fue dirigido por el viceconsejero de Seguridad, Josu Zubiaga, y el jefe de Protección Ciudadana de la Ertzaintza, Josu Bujanda. Teléfono en mano, los dos mantenían un contacto constante con los responsables de cada unidad. Nada quedaba al azar. «¿Habéis terminado ya de examinar el escenario?», preguntó Bujanda al jefe de la Unidad Canina en un momento de la tarde, cuando los invitados comenzaban a llegar a las instalaciones. «Muy bien. Ahora vais a los parkings a controlar los coches que lleguen». Los centros de mando funcionan en ocasiones como en la televisión. Igual porque la MTV andaba cerca. «Seguid en posición», les ordenaba Bujanda a sus «observadores» cada vez que estos le confirmaban que no había movimientos sospechosos.
En realidad, dice la Ertzaintza que el dispositivo no resultó más complicado que otros grandes eventos organizados anteriormente en Euskadi. Al contrario de lo que ocurre con algunos partidos de fútbol, aquí se contaba con la ventaja de que todos los asistentes eran «del mismo equipo» y no resultaba necesario separarlos por zonas para evitar enfrentamientos. El problema era otro. Se trataba de una gala con una repercusión global y un público potencial de 500 millones de personas. Es decir, un caldo abonado para cualquier fanático en un momento en el que está en vigor un nivel 4 sobre 5 de alerta antiterrorista. «Es un gran escaparate. Sin duda, se trata de uno de los acontecimientos más mediáticos a los que nos hemos enfrentado», reconocían anoche los mandos.
El dispositivo empezó a prepararse en junio, cuando se mantuvieron los primeros contactos con los encargados de seguridad de la MTV. Desde entonces ha habido seis reuniones. El resultado pudo verse ayer: un plan de protección dividido en «tres anillos» que se robustecían a medida que estrechaban distancias respecto a los artistas y el público.
Las alcantarillas
El primero, el más lejano, incluyó a las patrullas de seguridad ciudadana de la comisaría de Barakaldo. Unidades estratégicamente dispuestas para cortar carreteras en el caso de que sucediese algo grave. El segundo anillo, el más próximo a la feria, lo presidían las barreras de hormigón denominadas New Jersey, cuyo uso se ha hecho más habitual a raíz de los atentados yihadistas en el mundo. Aquí, pocas bromas. Este círculo era anoche una concentración de esfuerzos, de silencios, de ojos que atistaban en los rincones.
Además de los tiradores de élite en las azoteas, en este nivel se dieron cita los agentes de la Brigada Móvil -los antidisturbios de la Ertzaintza- y los 'bizkor', las patrullas de intervención rápida que se encargan de solventar los incidentes armados. Con ellos, decenas de ertzainas de base y policías municipales de Barakaldo se repartieron el perímetro del BEC e incluso el interior del metro. Algunos viandantes, mayormente curiosos que se acercaron con la intención de ver el desfile de estrellas, contemplaban sorprendidos el despliegue. «Nunca había visto tantas patrullas juntas», declaraba una joven baracaldesa.
El momento de mayor actividad en este tipo de operaciones son los instantes previos y posteriores a la gala. Sin embargo, las revisiones de seguridad comenzaron a realizarse ya el pasado jueves. No había anoche centímetro de acera ni de alcantarillado que los policías y los perros de la Unidad Canina no hubieran revisado en busca de explosivos. El gran quebradero de cabeza. De hecho, aparte de controlar cada coche que accedió a los aparcamientos -el que estaba justo debajo del escenario se clausuró de forma preventiva-, los perros rastrearon el escenario justo después de que terminase el ensayo general y minutos antes del inicio del espectáculo.
¿Y el último anillo de seguridad? De puertas adentro, los espectadores fueron sometidos a exhaustivos cacheos, incluido su paso por un arco de detección de metales. Esta parte del dispositivo estuvo a cargo de vigilantes privados, lo que no fue óbice para que entre el público se mezclaran ertzainas de paisano y que detrás del escenario un contingente de agentes de la Unidad de Intervención permanecieran toda la gala preparados para actuar en caso de una emergencia. Pero eso nadie lo vio, oculto tras los focos.
El diplomático que no quería abrir el maletero de su coche
El dispositivo de seguridad de ayer en el BEC transcurrió sin apenas incidentes. El que se organizó el sábado para los conciertos de San Mamés también se saldó sin apenas «incidencias reseñables». De hecho, los responsables de la Ertzaintza señalan que en el entorno del estadio bilbaíno la fiesta discurrió con total normalidad y que no se produjeron ni siquiera robos. «Los organizadores de la MTV nos han felicitado por el dispositivo que hemos organizado», apuntaban ayer Zubiaga y Bujanda.
Una de las anécdotas de la noche la protagonizó un diplomático extranjero que protestó cuando los ertzainas le pidieron que abriese el maletero de su coche antes de entrar en el parking del BEC. El conductor dijo que por su condición no estaba obligado a hacerlo y los agentes le respondieron que entonces debería aparcar en otro sitio.
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