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Bilbao se entrega a la procesión del Borriquito más multitudinaria
Miles de personas abarrotaron Jardines de Albia en un Domingo de Ramos que regresó en todo su esplendor tras dos años de pandemia
silvia osorio
Domingo, 10 de abril 2022, 13:55
Bilbao se entregó este domingo a la procesión del Borriquito más multitudinaria que se recuerda. Miles de personas abarrotaron en un Domingo de Ramos casi ... veraniego Jardines de Albia para honrar a la talla, que representa la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y que volvió a salir después de dos años de pandemia.
Al filo de las doce del mediodía, el repique de campanas de la Iglesia de San Vicente anunciaba la inminente salida del paso, uno de los cuatro más populares de la Semana Santa de la villa. «No había visto nunca tanta gente. Se nota que hay ganas de poder vivir con normalidad las tradiciones», se congratuló Javier Diago, portavoz de la Hermandad de Cofradías Penitenciales de Bilbao.
La veinteañera Belén Baztán, una de las portadoras de la Virgen de Ramos que acompaña a la imagen aseguraba que todas las expectativas de asistencia se habían visto superadas. «En media hora han volado las palmas trenzadas», apuntaba desde el punto de venta. Mientras, Asier Zárate, miembro de la Cofradía de la Pasión, la organizadora de la cita, ya sudaba la gota gorda. Y aún no se había enfundado el capirote. «Vamos a pasar calor», auguraba antes de que saliera el cortejo. «Pero las ganas lo pueden todo», reconocía.
A pocos metros, los mellizos Julia y Roque Alday, de 5 añitos, esperaban impacientes la salida de su padre, Bosco, que lleva una década en esta hermandad. «Para nosotros siempre ha sido muy emocionante. Queremos que lo vean y lo sientan. Luego, decidirán», explicaba su madre, Janire Montes. Como ocurre desde 2016, la procesión la presidió el espectacular paso 'Hosanna', obra del imaginero cordobés Enrique Ruiz Flores. Primero, sin embargo, fue el turno de los más de 900 cofrades de nueve hermandades bilbaínas que desfilaron rodeados de un silencio sepulcral.
De padres a hijos
Esa solemnidad llamó la atención de tres turistas holandesas. En su visita de 3 días a Bilbao no quisieron perderse esta tradición. «Parece algo así como el Ku Klux Klan. Hay mucho respeto. Es muy interesante verlo porque en nuestro país estas cosas no existen», afirmaron Anke Kets, Hia Josten y Cavina Sieders. Mientras, Javier González, de 25 años, abotonaba la esclavina a su padre Iñaki, de quien ha heredado esta devoción. Ambos compartieron «un día muy especial», en el que siempre hay nervios. «Nunca se van, pero son bonitos», reconocía este veterano penitente.
Tres cuartos de hora después, salió el paso y se dio un auténtico baño de masas. La procesión discurrió como marca la tradición: con salida y llegada en el templo de Albia. Feligresas como las hermanas santurtziarras Tere y Nuria Villacorta, fueron de las más madrugadoras.
«Hemos venido una hora antes para estar en primera fila», contaban mientras confesaban qué querían pedirle a la talla: «Quedarnos como estamos. Si está todo bien, ¿para qué pedir más?», reflexionaba esta jubilada. Plegarias también se sucedieron por la tarde en la Procesión de la Caridad, este año en solitario por motivos de seguridad. Con todo, la cofradía de Begoña pudo retomar una tradición que se remonta a 1998.
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