Medio centenar de niños de Chernóbil regresan a casa tras las navidades
Los pequeños y las familias de acogida se despidieron este jueves con la promesa de «vernos pronto de nuevo»
Las despedidas nunca son fáciles. Pero cuando uno sabe que el reencuentro será pronto, se hacen más llevaderas. Este jueves, medio centenar de niños de ... Chernóbil se han separado de sus familias de acogida para partir hacia Ucrania en un viaje en autobús desde Arrigorriaga que durará dos días. Con contextos diferentes, los pequeños han disfrutado de unos días alejados del conflicto que vive el país en compañía de unos adultos entregados a la causa de hacerles olvidar la guerra por un tiempo.
Entre los presentes la emoción era incontenible en muchos casos. Abrazos, besos y lágrimas se sucedían entre adultos y niños, poniendo fin al periodo navideño del que disfrutan los pequeños en Euskadi durante un mes. «No quiero pensar en este momento, pero aunque ahora se vaya, el tiempo que la disfrutamos es increíble y ya estamos con ganas de que vuelva», ha señalado Iranzu Hernández al hablar de María, la niña que acogen dos veces al año en su familia. «Empezamos con su hermano cuando tenía 5 años, y ahora ya tiene 20, así que llevamos tiempo», ha apuntado.
Marcos Alonso, el padre de acogida de María, ha llevado mejor la despedida porque piensa que «en nada está de vuelta, y eso lo hace más fácil, saber que en verano vuelve». Ambos tienen claro que quieren pasar la época estival junto a la pequeña —los niños de Chernóbil vienen a Euskadi en verano y en Navidad—, «tenemos muchos planes: ir a Cabárceno, vacaciones en Benidorm, subir al Pagasarri, que nos ha dicho que quería hacerlo...», ha enumerado Hernández.
La acogida supone para los pequeños un respiro en mitad de un conflicto armado como es la guerra de Ucrania. Euskadi se convierte en un respiro para los niños que se distraen con otros planes. «Cuando llegó lo que más quería era pasear, porque allí la situación es la que es y muchas veces no pueden salir tanto como les gustaría», ha contado Hernández.
Unos metros más allá de donde se producía esta despedida, Mercedes Urigüe vivía la suya. Restando pena a la situación ha asegurado que acoger «es una experiencia enriquecedora, ganan ellos y ganas tú. Además es importante para los críos de aquí que vean otras realidades». Su niña de acogida lleva junto a ella desde los 6 años, «aunque la que empezó con todo esto fue mi hermana Virginia y por circunstancias ahora lo hago yo».
Voluntad y un poco de sacrificio
Junto a los niños de regreso a Ucrania viaja también una profesora que hace las veces de traductora con las familias. Guarda un recuerdo especial de Euskadi ya que «tengo familia aquí, en Bilbao», ha contado Oksana. «Yo fui una niña de acogida y vine la primera vez con 11 años». Ha asegurado que apenas tiene que realizar traducciones porque «los niños se adaptan muy bien, aunque algunos aprenden más rápido que otros».
Entre las familias se encontraba Mari Jose Rodríguez, unida a la asociación de niños de Chernóbil desde hace casi tres décadas. «Llevo desde su creación, desde hace 27 años», ha rememorado. Aunque está encantada con la respuesta de las familias, «me gustaría que se sumaran más, porque son muy necesarias. Niños hay muchísimos y no es difícil, solo hace falta voluntad y un poco de sacrificio. A cambio te llevas la sensación de hacer algo bueno por ellos, que es maravilloso», ha subrayado.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión