«Me siento como Cristóbal Colón»

Su empeño por impulsar la recuperación y protección del patrimonio minero se ha visto valorado este domingo con el homenaje que diferentes entidades y colectivos han realizado en su honor por sus más de 35 años trabajando de forma voluntaria y altruista en esta noble aventura. Fundador, asimismo, de la asociación cultural Museo Minero de Abanto, en 1986. De ella surgió posteriormente la fundación, de la que Uriarte es presidente de honor. Todo un mérito para el que alcaldes de la comarca, entidades políticas como Andoni Ortuzar e Idoia Mendia, compañeros, colaboradores, familia y amigos se han reunido con el fin de rendirle tributo.

«Con pasión y ganas de trabajar Carmelo cogió el candil minero y nos iluminó el camino para seguir este proyecto», han señalado desde el museo, que ha querido ofrecer un tributo a su fundador con un aurresku de honor y una exhibición de barrenadores entre los equipos de Gallarta y Kabiezes. Pero no ha quedado ahí. Alcaldes de la zona y entidades relacionadas con la minería le han obsequiado con diversas placas de reconocimiento y estatuillas (el funicular de Trapagaran, un barrenador o el castillo de Muñatones). Asimismo, su propio nieto le ha hecho entrega de una makila.

El artista Lucas Alcalde, por su parte, le ha regalado una escultura de casi tres metros a la que Uriarte ya le había echado el ojo. «Llevaba tiempo interesado en ella, así que se la dono en homenaje a su labor. Se merece eso y más. Al verla se ha puesto como loco», ha explicado el escultor. Bajo el título 'Accidente en la mina', la obra –que ha conllevado un periodo de ejecución de un año aproximadamente– representa en acero corten cómo un minero y un barrenador ayudan a un compañero herido al que le ha caído una piedra.

«Me siento como Cristóbal Colón», ha expresado totalmente emocionado y abrumado Uriarte ante el aprecio de cientos de personas. «Él descubrió el mundo. Dicen que yo, el museo. Pero Colón no hubiese hecho nada sin la ayuda de más personas, los frailes o los reyes, que no se llevaban el dinero por ahí. Yo aquí cuento con muchos colaboradores que han trabajado más que yo. ¿Qué hubiese hecho Carmelo si no fuera por todos ellos? Están aquí, entre vosotros», ha subrayado. «El homenaje no debería ser para mí solo, sino para todos», ha apuntado con gran modestia.

Los 90 años cumplidos no le impiden ponerse su ropa de faena, con la que es posible encontrarle cualquier día de la semana repasando una vagoneta, brocha en mano, o poniendo en orden antiguos papeles y fotografías de la mina. Uriarte tiene claro que el museo debe ser «permanente. No lo hacemos para esta semana o este año, sino para dentro de 30, de 50 o de 200 años».

Desde sus inicios cargando vagonetas, trabajo que realizó apenas durante tres meses, hasta las décadas dedicadas a sondear con una máquina que ahora puede verse en el museo minero, sus recuerdos también forman parte del legado del centro. De la dureza de aquellos trabajos da buena fe el material recogido en el museo, cuya evolución ha permitido crear con el tiempo media docena de empleos y dar a conocer el nombre de Gallarta. Y todavía queda mucho por hacer. «Todo lo que se nos ocurra. Y si no se le ocurre a uno, se le ocurre a otro», mantiene el fundador de la entidad.