Roban dinero, la televisión y un ordenador de un centro de discapacitados intelectuales en Portugalete
En el asalto, que se produjo en la madrugada del sábado, los ladrones reventaron la puerta de la asociación Gorabide
Una extraña llamada cuando aún no había empezado a amanecer, el pasado sábado, despertó bastante inquietud en uno de los trabajadores del centro de día de Gorabide en Portugalete. Situado en la antigua carretera general que unía toda la Margen Izquierda, en Sotera de la Mier y con vistas a la ría, solo abre de lunes a viernes para atender a sus 24 usuarios, personas todas ellas con un diagnóstico de discapacidad intelectual, por lo que ver una llamada perdida en su teléfono, que provenía de allí, sobre las siete de la mañana, le hizo ponerse en alerta.
No tardó en prepararse y en acercarse hasta allí, dándose cuenta rápidamente de lo que había ocurrido. «Estaba forzado el bloqueo de fuera, habían roto la cerradura y habían entrado a robar», relata a este periódico. La explicación de esa misteriosa llamada, visto el escenario, es solo una suposición para él. «Imagino que al descolgar la televisión para llevársela se cayó el teléfono y saltó una rellamada». Rápidamente informó de lo ocurrido tanto a la Policía Municipal de Portugalete como a la Ertzaintza, y avisó a un cerrajero y a un carpintero de urgencia para poder arreglar la entrada, «y habilitar de alguna manera el centro para abrir con normalidad el lunes».
Además de la televisión, la que están echando demasiado en falta estos días los usuarios de este centro, también se llevaron un ordenador y algo de dinero que tenían guardado en una caja. «En estos casos es siempre más el destrozo que te hacen que lo que se llevan porque aquí no tenemos muchas cosas de valor, son más de uso cotidiano, pero reventaron todos los armarios para ver lo que había», afirma este trabajador de la asociación Gorabide.
Otro robo antes de la pandemia
Desgraciadamente este no es el primer robo que sufren en este lugar. Está visto que los cacos no entienden de ayuda ni de solidaridad. «Antes de la pandemia, hace unos cuatro o cinco años, accedieron por una entrada de emergencia que está al otro lado, y que está reforzada con dos puertas de seguridad e incluso con doble imán. A base de dar golpes y con palancas consiguieron meterse dentro».
Este último incidente, como el anterior, no ha impedido que se lleve a cabo la actividad normal en el centro portugalujo. «Si hubiera sido entre semana hubiéramos tenido más problemas para funcionar», afirma el trabajador de esta asociación, mientras los usuarios a buen seguro miran desconcertados el hueco que se ha quedado vacío en la pared, de donde antes colgaba la televisión, uno de sus grandes entretenimientos.
