Alertan del riesgo para la salud de sus hijos por el «exceso» de cloro en la piscina de Portugalete

La clase de natación de este pasado lunes fue la gota que colmó el vaso. «El monitor obligó a mi hija a hacer dos largos más pero ella se negó porque se ahogaba. Llorando me dijo 'no puedo respirar en el agua, aita, me asfixio'». La niña, de 9 años, es una de las afectadas por los «problemas de cloro y PH» que hay en las instalaciones de la villa jarrillera. «Otros niños se han quejado de lo mismo diciendo 'nos pasa lo de siempre, nos pican los ojos, nos ahogamos y nos salen manchas rojas en la piel'. El agua está contaminada», añaden.

El cursillo, que se imparte en horario escolar en edades de 8, 9 y 10 años en las instalaciones de Churruca, se da a dos grupos, a las 9.00 y a las 10.20 horas. «Las piscinas abren a las ocho, no entiendo cómo se hacen las mediciones, les dan el visto bueno, y ya están tan mal cuando entran los niños. ¿Acaso se inventan las mediciones?», se pregunta el hombre, a quien responsables de las instalaciones le han dicho que estos problemas «entran dentro de lo normal» porque «las máquinas se estropean. Que alguna válvula se ha saturado y ha entrado más cloro que PH en el agua, pero que las mediciones eran correctas cuando se analizaron a las 8.00».

Su hija, no obstante, no solo tuvo problemas para respirar, también salió de la piscina con picor en los ojos y sarpullido en la piel. «Que una niña de 9 años diga 'no hay oxígeno, no se puede respirar', me parece gravísimo, no sé ni cómo les permiten meterse en el agua. Si ven que hay problemas deberían sacar a los niños y cerrar la piscina», apunta. El picor le duró entre 30 y 60 minutos. Ayer se despertó sin rojeces ni granos. Pero sí le duraron un rato los «síntomas de ahogo» tras salir del agua.

Tras poner «muchas» reclamaciones al respecto, varias familias valoran la posibilidad de presentar una denuncia conjunta ante la Ertzaintza, porque «esto es grave, puede derivar en problemas de asma crónico, de vista...», alerta G. S. Lo mismo mantiene José Sierra: «Llevo años yendo a la piscina y nunca había pasado algo así, pero se está repitiendo desde los últimos meses».

El episodio más reciente, este pasado lunes, afectó a sus dos hijos, de 9 y 12 años. El pequeño, tras su clase de natación por la mañana -a la que acude una hora por semana-, empezó a notar que le «picaban mogollón los ojos y la piel», y tanto dentro como fuera del agua «tosía bastante». La mayor -suele pasar tres horas al día durante cinco jornadas a la semana porque hace natación sincronizada por la tarde- ha llegado a «marearse». Los síntomas se repiten en varios casos. «Picores, ojos rojos, sarpullidos e incluso mareos» en algunas ocasiones. «Esto es grave, algo malo pasa en esa piscina», recalca Sierra.

El concejal de Deportes, Iker Villalba, explicó a este diario que el lunes se cerró la piscina de Churruca «por primera vez» debido a un «exceso de cloro» por una incidencia en una bomba dosificadora. Tras solucionar el «fallo puntual» se volvió a abrir al público. Además, señaló que «desde septiembre hemos registrado alguna queja que, una vez analizadas, se han contestado y tomado medidas».