Una banda irrumpe a la fuerza y asalta varios chalets de Lemoiz con los inquilinos en su interior
«No sé qué habría pasado si no se hubieran marchado cuando me di cuenta de que se habían colado para robar», dice una vecina cuya ventana forzaron este sábado cuando estaba acostando a su hija
«Acabábamos de subir a acostar a la niña. Escuchamos mucho ruido en la planta baja y corrí escaleras abajo, encendiendo las luces y gritando». ... Ana, que prefiere ocultarse tras un nombre falso, fue víctima de un intento de robo a las 23.20 horas del pasado sábado. El suyo es uno de los cinco chalets que han sido asaltados en las últimas dos semanas en el barrio Andraka de Lemoiz. La actuación es casi siempre la misma: No les importa si hay o no gente en casa, irrumpen a la fuerza en varias viviendas y actuán muy deprisa. La Ertzaintza ya ha abierto una investigación para detener a los miembros de esta banda de asaltadores. De hecho, especialistas de la Policía autónoma se han reunido este lunes con representantes municipales y con algunas de las víctimas de los robos. A estos últimos darán una charla este miércoles para adoptar medidas preventivas y recabar información sobre la forma de actuación de los delincuentes. La «sensación de inseguridad» es evidente en la zona, «con persianas hasta abajo y gente pendiente de desconocidos merodeando por la zona», añade Ana. Lemoiz no tiene Policía Municipal y la comisaría de la Ertzaintza más cercana está en Getxo.
El alcalde en funciones de la localidad. Unai Andraka, asegura que, según las investigaciones, no se trata de delincuentes «agresivos», sino que «huyen cuando se dan cuenta de que les pillan in fraganti». Pero esto no tranquiliza a los vecinos. «Mi niño de tres años ya estaba dormido, pero mi hija de siete se enteró de todo lo que estaba pasando», lamenta Ana, que este mismo lunes ha puesto la denuncia. «No sé qué habría pasado si no se hubieran marchado cuando me di cuenta de que se estaban colando en casa», reconoce aún conmocionada por la experiencia vivida.
Ella tan solo pudo ver una sombra oscura cuando llegó hasta la ventana rota. No les dio tiempo a entrar. Su marido se quedó en la planta baja para vigilar y ella se asomó a una ventana del primer piso para mirar por la ventana. «Cuando estaba llamando al 112 vi un coche rojo que salía disparado. Se adentró en el monte». Cuatro horas más tarde, la Ertzaintza localizó el vehículo abandonado. «Escuché a los agentes que era robado», añade.
Esa misma noche, otra vecina se encontró con las puertas y la caja fuerte rotas cuando llegó a casa. «A ella sí que le robaron», comenta Ana, que tiene conocimiento de más casos. «Hace unos días entraron en la vivienda de otro vecino después de romper una ventana del piso de arriba», lamenta.
«Da igual que tengamos alarma»
El hecho de que la comisaría más cercana esté en Getxo ralentiza la capacidad de actuación de la Ertzaintza, según lamentan los vecinos. «Hacen falta más patrullas para atender las zonas rurales. Están desbordados», lamenta Jon, otro de los vecinos de la urbanización. «No es una crítica a su trabajo, pero queremos que tengan más recursos -cuenta con impotencia-. Para cuando llegan, los ladrones ya se han ido y no sirve de mucho que tengamos una alarma en casa».
Eso es lo que le ocurrió el sábado a Mario, otro de los residentes víctima de esta banda. Se acercó al domicilio a las 20.30 horas a dar de comer a los perros, volvió a marchar y regresó de nuevo a la 1.30 de la madrugada. Y la escena que se encontró fue desoladora: saltaron la verja, forzaron las ventanas con ganzúas y robaron lo que pudieron: joyas, relojes, chaquetas, dinero... Fue todo muy rápido, sostiene Mario, porque se llevaron «algunas cosas de no mucho valor y dejaron otras que sí lo tenían».
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