«Llevamos 344 días sin poder tocar ni abrazar a nuestro único nieto»
Unos abuelos de Sodupe piden al juzgado que les conceda un régimen de visitas con su nieto después de que su hija perdiese la custodia
leire pérez
Domingo, 21 de julio 2019
Los días en casa de Maite Yanguas y José Luis Gutiérrrez son interminables. Esperan con ansia que el Juzgado de Familia de Bilbao les permita ... estar con su único nieto, de 6 años. Desde que su hija, Karen, perdiese la custodia en julio del año pasado no han podido entablar conversación con él. En marzo presentaron una demanda. Aún no saben nada. «Llevamos 344 días sin poder tocarlo, ni abrazarlo», lamenta José Luis. Ellos también son víctimas de la lucha encarnizada que mantienen su hija y su exmarido por la custodia del pequeño Joel. No lo entienden. «No nos podemos ni acercar. En cuanto la otra familia nos ve, tapan la cara al niño», se duele Maite, que no se da por vencida y acude a «todas» las fiestas del colegio a las que va el crío. «Ha vivido con nosotros 5 años. Estábamos haciendo un estanque y ahora no podemos ir donde él», explica su esposo. Tampoco ha vuelto a ver a su perra, 'Nala'.
Karen se divorció a los pocos meses de que naciese Joel y con él aún bebé volvió a Sodupe, con sus aitas. «He ayudado a su madre a criarlo. Cuando salió del hospital, yo se lo ponía en sus manos», recuerda la amama compungida. El contacto se rompió en julio del año pasado, cuando el niño se fue a vivir con su padre a Bilbao. La Audiencia Provincial de Bizkaia concedió la custodia al progenitor, «con el que hasta entonces el pequeño no había vivido, aunque sí había mantenido contacto en visitas abiertas».
También mantenían el contacto en los puntos de encuentro de Barakaldo y Bilbao, de los que hicieron uso cuando la relación con la expareja se enconó. Fue precisamente un informe de la capital vizcaína lo que alejó al crío de sus aitites. En él se aseguraba que «la madre dificultaba incluso con violencia física las visitas al agarrar al niño en la entrada», extremo que ella niega. «Si no el niño salía corriendo, porque no quería entrar y estar con su padre», justifica.
Informes contradictorios
Los magistrados estimaron el documento del punto de encuentro, pero no el informe pericial psicológico forense de los juzgados que «no detectaba indicadores para afirmar que Karen dificultase la relación del menor». Este segundo documento apuntaba incluso la predisposición de ella a que se «normalizase la relación, teniendo en cuenta los tiempos del menor». Los expertos judiciales aseguraban además que era «más estabilizador a nivel emocional para el menor» vivir con la madre y mantenerse en su colegio. Sin embargo, los jueces desoyeron este informe y tomaron por válidas las opiniones del punto de encuentro, dependiente del Departamento de Justicia del Gobierno vasco. El padre consiguió la «patria potestad».
Durante este tiempo, Karen únicamente ha podido ver al niño hora y media a la semana en el punto de encuentro, aunque la sentencia recogía que a partir de este mes de julio tendría derecho a visitas más amplias y fuera de ese espacio. La batalla sigue mientras tanto en los tribunales, porque ella y la asociación Clara Campoamor han interpuesto una denuncia contra el padre por supuestos malos tratos al menor, que se deberá juzgar cuando el forense judicial valore al niño. Testigos de todo el proceso, los abuelos de Joel han decidido dar un paso al frente para recuperar el contacto con su nieto.
La clave
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Mala relación «No nos podemos ni acercar. En cuanto la otra familia nos ve, le tapan la cara al niño»
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