Los fondos de inversión acechan el centro de Zorrozaurre, donde se levantarán 1.750 pisos
Un grupo ultima el acuerdo para adquirir a 28 propietarios 42.000 metros cuadrados, la cuarta parte de la superficie total a desarrollar
El megaproyecto urbanístico de Zorrozaurre implica mover muchas toneladas de tierra y también cantidades enormes de dinero. Hay que demoler, descontaminar, urbanizar, construir nuevos edificios ... y luego, para compensar todo lo anterior y sacar un poco más, vender pisos. Siempre es lo mismo en estos casos. Y siempre están ahí los fondos de inversión, que se van moviendo por el mundo en busca de rentabilidades y que tienen a Bilbao en el radar. Al menos tres de ellos planean ahora sobre el centro de la isla, única parte pendiente de reparcelación y donde está previsto construir 1.750 pisos, unidad de medida muy útil para hacerse una idea de la dimensión del negocio. De hecho, al menos uno de esos grupos inversores ya ha manifestado interés por comprar los 42.000 metros cuadrados de 28 propietarios pequeños y medianos, lo que vendría a suponer la cuarta parte de todo el suelo que queda por desarrollar.
Hay que situarse primero. El avance del megaproyecto de Zorrozaurre va por fases. La margen derecha del canal de Deusto (que también forma parte de la operación) ya está casi totalmente construida; y en las puntas norte y sur de la isla se está trabajando intensamente después de tumbar los históricos pabellones industriales, descontaminar los suelos y tender las nuevas calles.
Ahora le llega el turno a la parte central, a lo que se ha definido como la Unidad de Ejecución 2 de la Actuación Integrada 1. Es el 20% de la superficie total, con 167.405 metros cuadrados. Y es donde aún resisten pequeñas empresas en inmuebles degradados, además de edificios abandonados y okupados; y conviven esos espacios con 'anticipos' de lo que va a ser el futuro, como los centros formativos As Fabrik y Digipen. En la ribera, junto a la ría, es también donde están la mayoría de las viviendas de los residentes actuales, que conformarán una especie de Casco Viejo de Zorrozaurre.
Pues ahora llega el momento en el que los más de 200 propietarios de parcelas y edificios ruinosos en esta zona han de ponerse de acuerdo para impulsar su desarrollo urbanístico. Hay mucho dinero en juego porque allí se van a levantar unos 1.750 pisos, con lo que eso supone; si se vendiesen, de media, al muy contenido e improbable precio de 300.000 euros, serían más de 500 millones de euros.
Pero antes, como se avanzaba, habrá que tumbar lo que existe, descontaminar el suelo castigado por décadas de industria sucia con un coste aún por determinar, cargar con los gastos de urbanización... Hace falta tener ganas y, sobre todo, pulmón financiero para afrontar el lance antes de recoger sus frutos.
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A tirar del carro
El camino está expedito porque el Ayuntamiento de Bilbao ya aprobó, el pasado mes de octubre, el convenio y los estatutos de la junta de concertación. Ahora queda crearla. Se trata de una especie de comunidad de propietarios. Para impulsar el proceso hizo falta poner de acuerdo a la mitad de los dueños de suelos, cosa para lo que fue muy útil que buena parte de ellos sean administraciones públicas: el Gobierno vasco, la sociedad Visesa y el propio Ayuntamiento de Bilbao tienen el 36%. Y otro 14,6%, hasta superar la mitad de los terrenos, pertenece a empresas y particulares que se han animado a meterse en la aventura.
¿Y la otra mitad? Son, mayoritariamente, pequeños y medianos propietarios que sumarían más de 83.000 metros cuadrados. Cuando se constituya la junta de concertación, en unas semanas, se les pedirá que decidan si se unen a ella. Eso supondría la voluntad de participar en la urbanización, tirar del carro. Y presentar un aval equivalente al 7% de los gastos estimados de esa urbanización, siempre proporcionales al tamaño de sus propiedades. También deberían hacerse cargo de descontaminar su suelo, con el riesgo que eso conlleva por sus costes imprevisibles. Al final del proceso, en unos tres años, cuando se reparcele la zona, tendrán derechos en las nuevas fincas según la dimensión de sus propiedades.
Como es lógico, no hay muchos dueños de parcelas modestas que estén por la labor de meterse en semejante lío. La solución es vender. Y ahí están los fondos de inversión queriendo comprar. Además, son de los pocos agentes en el mercado con músculo financiero suficiente para entrar en estas aventuras. César Gil es uno de los gestores que han estado contactando con propietarios para juntar un volumen de terreno importante con el que poder negociar con más fuerza. En esta operación está implicado también «el despacho de abogados de Alfonso Castresana (Renovales, Mariscal y Castresana), y el arquitecto José María Padró Scala», explica. Pues bien, según asegura, han logrado la adhesión de 28 titulares que suman unos 42.000 metros cuadrados. Es decir, la cuarta parte del terreno total en el centro de la isla y la mitad del que tienen quienes no han impulsado la junta de concertación.
Holandeses y españoles
Lo que buscan es, como se ha dicho, capacidad negociadora y conseguir precios más altos por sus propiedades. A su juicio, en la anterior operación, en la Unidad de Ejecución 1, terminó siendo poco lucrativa porque las negociaciones individuales depararon resultados poco convenientes para los titulares. Ahora, según Gil, tres fondos, «uno holandés y dos nacionales», se han interesado. También habría dos firmas guipuzcoanas en la carrera. Y de esos cinco agentes, cuatro llegarían con fondos propios.
Con uno de los primeros las conversaciones estarían muy avanzadas para la venta de esos 42.000 metros cuadrados. ¿A qué precio? «Entre 450 y 500 euros el metro», dice Gil. Pero con matices. Porque no percibirá lo mismo quien quiera meterse el dinero en el bolsillo inmediatamente que quien esté dispuesto a esperar a fases posteriores.
De manera paralela, y según otras fuentes, habría otras firmas tanteando al resto de propietarios que aún no se han adherido a la iniciativa anterior.
En su contexto
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167.405 metros cuadrados tiene la Unidad de Ejecución 2 de la Unidad de Actuación 1, que se corresponde con la parte central de la isla de Zorrozaurre. Es la zona que queda por descontaminar, reparcelar y urbanizar, proceso que está a punto de comenzar.
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Una gran zona residencial En las puntas norte y sur de la isla, ya urbanizadas y en desarrollo, el parque tecnológico, con sus dos polos, tiene mucho protagonismo. Pero el centro de la isla está destinado principalmente a desarrollos residenciales: ahí hay proyectados 1.705 pisos.
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42.000 metros cuadrados es la superficie cuya compra está negociando un fondo de inversión madrileño con decenas de propietarios. Otros 84.000 están en manos de las administraciones y empresas que ha impulsado la junta de concertación. Y los restantes 42.000 siguen en manos de particulares que tendrán que decidir si se integran en la junta o si venden.
Herencias sin partir, quiebras y parcelas con 45 propietarios
Una zona tan extensa y con un pasado tan convulso como Zorrozaurre a veces no es fácil de gestionar: hay propiedades que forman parte de herencias sin partir, otras que ni se sabe a quién pertenecen, otras que tienen 45 dueños, otras que eran de empresas quebradas... La casuística es enorme. A quien renuncia y no vende a nadie la Junta de Concertación le valora el suelo y le paga en consecuencia. Quien no esté de acuerdo con el precio, puede llegar a la vía judicial. En el proceso que se llevó a cabo anteriormente en la Unidad de Ejecución 1 los jueces confirmaron todas las valoraciones que se ofrecieron a los afectados. Si el propietario no aparece, el dinero se consigna en el juzgado.
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