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La Pasión Viviente de Durango, una de las representaciones más emblemáticas de la Semana Santa de la localidad, alcanza este año su XXX edición. La obra, que se representará en la Plaza de Santa Ana del 16 al 18 de abril a las 21.00 horas, mantiene vivo el espíritu de la tradición, y este año contará con un nuevo impulso bajo la dirección de Susana Alarcón y Josune Goienetxea, quienes asumen el relevo en la gestión artística de la obra, y en los papeles principales repiten por un año más Markel Ganboa, que hará de Jesús e Izaskun Astondoa, de la Virgen María.
Este evento no es una simple representación teatral, sino un evento comunitario en el que participan más de 120 personas, tanto actores como personal detrás de las cortinas, que trabajan cada año para traer a la vida los últimos momentos de Jesucristo, desde su entrada a Jerusalén hasta la ascensión y resurrección. Esta edición no solo destaca por la renovación en la dirección, sino también por la integración de las nuevas generaciones, quienes asumen papeles relevantes, y por una escenografía más moderna que facilitará el montaje y ofrecerá una experiencia visual única.
«Es un hito y es una cifra redonda. Cada vez somos menos gente y hay más dificultad para cubrir todos los personajes. Estamos con ilusión y es un reto», confiesa Alarcón, que lleva interpretando papeles desde hace una década y ha llegado a hacer de la Virgen María. «El ambiente en la plaza es muy bonito, con mezcla de generaciones», añade, mientras los actores ensayan las lecturas los lunes y miércoles a las 21.00 horas en la plaza de Santa Ana.
El evento está organizado por la asociación cultural Juan de Itziar, con la colaboración del Ayuntamiento de la villa y la Diputación. El apoyo de estas instituciones además de las empresas patrocinadoras (Zarate y Elexpe, Imcoinsa, Sukia) y los múltiples colaboradores, ha sido fundamental para mantener la tradición viva y garantizar la calidad de cada representación.
Desde la pandemia, el interés por la Pasión de Durango ha crecido notablemente, con una implicación total del público. El año pasado, el evento alcanzó el cartel de 'no hay localidades', demostrando el apoyo de la comunidad y la emoción que genera cada representación. El compromiso y la pasión de las personas voluntarias que participan hacen posible que, año tras año, se levante el telón y se brinde a las personas asistentes una obra de teatro única en su género.
Para aquellos que deseen asegurar su asistencia, las entradas –280 cada día– estarán disponibles para su compra a seis euros en la página web oficial de la celebración (www.durangokopasinoa.com), así como en el bar El Arco y a través del número de teléfono 663 40 25 25.
Necesidad de voluntarios
El organista Xabier Arana, con experiencia durante los últimos 20 años en la representación, sabe de lo que habla y ha interpretado la gran mayoría de papeles como Pedro, Herodes, Pilato, Jesús, ciego, además de ser director durante varios años y actualmente miembro de la junta directiva. «Lo bueno es que hay gente joven implicada y se producido un relevo generacional. Pero uno de los principales problemas es que no tenemos gente, faltan voluntarios.
«Es mucho más que una representación teatral; es un reflejo de nuestra identidad y de la fuerza del trabajo colectivo. En esta 30ª edición celebramos no solo la continuidad de una tradición que emociona a todas las y los durangarras y visitantes, sino también la incorporación de nuevas generaciones que garantizan su futuro. Desde el Ayuntamiento de Durango seguiremos apoyando este proyecto cultural tan arraigado, que une a nuestro pueblo y pone en valor el talento, la dedicación y la pasión de quienes lo hacen posible cada año» ha destacado la alcaldesa Mireia Elkoroiribe (PNV).
A diferencia de otras procesiones, no es una pasión viviente ni un vía crucis al uso, sino una obra teatral donde se puede ver a vecinos y vecinas del pueblo, personas aficionadas al teatro, interpretando los papeles de esta histórica narración. Un evento que invita a toda la ciudadanía, tanto locales como forasteros, a acercarse a Durango y disfrutar de una tradición que mantiene viva la esencia cultural y emocional del pueblo.
El director durante los tres últimos años Markos Echarte, interpretará esta vez el papel de Judas y quiere recordar también a los fallecidos en esta trigésima edición. «Esta tradición es un sentido de pertenencia, un recuerdo a lo familiar y a lo mío. Una unión hacia mi padre y mi familia», prosigue. «Nos va a servir para recordar a los que ya no están… que en algún momento hemos tenido que decir agur», concluye.
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