«Lo artesano es el alma del producto de hogar»
El joven diseñador durangués Manex Bilbao, requerido por numerosas empresas, descubrió su gran pasión cuando jugueteaba de niño con las piezas LEGO
Manex Bilbao curioseaba cuando era niño con las piezas de juguetes de LEGO. Esa pasión de este durangués le llevó poco después a estudiar el grado de Ingeniería del Diseño en la Universidad de Mondragón y lanzarse poco después a su propio proyecto personal tras su experiencia en Italia. Hace dos años decidió crear en Valencia -donde reside actualmente- su propio estudio, centrado principalmente en diseño de producto, mobiliario e iluminación.
«Mis padres me decían que rompía las piezas pero para mí era curiosear, me gustaba mucho abrir cualquier juguete que llevaba la parte mecánica y electrónica por dentro e investigar. La carrera académica me daba esa parte mecánica-industrial de matemática y física y el cálculo y cómo llevar esa función a una parte estética y ergonómica. Aprendí a cómo puede unirse la función con la estética para crear el diseño» explica a EL CORREO.
Una experiencia en Milán, considerada como la cuna del diseño en cuanto a mobiliario e iluminación, propició su gusto por la estética y el gusanillo de las formas, colores, materiales, texturas. Esa parte del tocar, sentir, el por qué de esa forma, esa curvatura y unir diferentes conceptos cautivó al joven profesional.
«Me fui a Valencia para adentrarme en el mundo de la estética y el diseño puro y realicé un Máster para recuperar esa parte artística. Puedo pensar en cómo va a ser utilizado ese producto por el usuario y cómo percibe éste el uso o la función del mismo proyecto», prosigue.
A lo largo de su experiencia profesional, ha trabajado en empresas como la cooperativa de energías renovables Goiener realizando proyectos interesantes como supercargadores para el Ayuntamiento de San Sebastián destinados a los coches eléctricos. En Valencia, colaboró con otros dos estudios en el ámbito de mobiliario del baño y aseo.
«Decidí lanzar un 'Manex Bilbao studio' combinando la parte ingenieril de cálculo y ordenador y otra más estética y artesana. Es una empresa creativa y hacemos diseño de producto en el ámbito de la iluminación y mobiliario, mayormente producto de hogar y menaje. Colaboramos con empresas, dentro de la industrialización de la pieza, que tengan una parte artesana o manual, es lo que le da alma al producto. Creemos que una pieza no va a ser 100% idéntica y le da ese valor añadido que quizás estamos perdiendo a día de hoy. Lo queremos todo ya y perfecto, quizás ese toque que diferencia a una pieza es lo que realmente hace tuya y única», prosigue.
Elementos como lámparas de techo, apliques, sobremesa, sillón, sofá, mesas, baldas y todo lo que tenga que ver con el conjunto del hogar y pueda utilizar un arquitecto o interiorista se puede encontrar en la galería de esta empresa, incluyendo los revestimientos cerámicos jugando con 3D. «Buscamos ese tipo de proyectos en los que todo producto tangible pueda tener una función tanto estética como funcional. Queremos aprender de cada material hasta dónde se puede llevar. Con cada proyecto, nos gusta experimentar y hemos hecho trabajos de madera, vidrio soplado, tapicería. Esa parte de exploración de cada uno de ellos es lo que nos apasiona, conocer y hablar con el artesano y ver el proyecto», destaca el profesional de 28 años, que reside desde hace siete años en Valencia.
En la capital del Turia, le acompaña su perro Rollo tras adoptarlo con mes y medio al ser abandonado en una gasolinera. «Es el soporte emocional del día a día, es el ancla de la base del estudio, transmite toda esa curiosidad que a medida que vamos madurando la perdemos. Los humanos damos por hecho cosas en el día a día que no pensamos, simplemente las hacemos. Él, en cambio, todo lo ve, curiosea, se lo replantea, mete el hocico. Esa curiosidad del por qué y de buscarlo todo nos hace plantear muchas veces la realización del diseño. Vigilando que todo esté a la medida. En las casas hay muchas mascotas y quizás puede ser interesante intentar probar con él. Descubre detalles y puntos que nosotros no nos damos cuenta», analiza.
Al frente de su empresa, ha trabajado en toda la península, de norte a sur: Galicia, Alicante, Barcelona, Madrid, Andalucía… También ha realizado proyectos con empresas del País Vasco como la creación de una botella de sidra para la sidrería Mendizabal y en este momento se encuentra trabajando en un proyecto con Alzola. No obstante, considera que en la capital del Turia y en ciudades como Barcelona y Madrid se pone más en valor la parte estética. «No hay tanto miedo a arriesgarse. En el País Vasco está muy arraigado quizás el concepto industrial y valoramos más puramente la función o el coste, falta incorporar ese valor añadido. Nos gustaría hacer hincapié en que el diseño no es arte, sino que responde a una función y usuario», confiesa.
Actualmente, sus productos han salido publicados en varias revistas de diseño, en tres años han aparecido dos veces en la feria de Valencia de Hábitat, también en Milán y otra vez en París. «Este sector tiene similitudes con el mundo artístico, quizás, es un mercado muy conservador. Es difícil acceder a esa élite de diseñadores, cuesta hacerse hueco o esa primera cartera de clientes, proveedores, propuestas, testear», concluye el emprendedor.
Su pareja también es interiorista y colabora con un estudio de arquitectura con el que hacen los proyectos en conjunto. Es el nexo entre trabajos de arquitectura e interiorismo y lo que es realmente, el estudio y el proyecto personal. En este caso, colaboran con otros estudios de producto quizá visualización y el fotógrafo.
