Diez veces más peticiones de protección internacional
24 albaneses recurrieron en 2018 a una figura legal que permite alargar su estancia hasta dos años en lugar de meses. En 2019 ya han sido 283
¿Cómo es posible que un centenar de personas -que es la cifra máxima que se calcula que ha habido en los campamentos albaneses- realice ... entre 4.700 y 7.480 intrusiones anuales? Fundamentalmente porque cada uno de ellos lo intenta «muchísimas veces», explica fuentes policiales. El protocolo policial es el siguiente. La primera vez que les descubren en el Puerto, se toman sus datos y se estampa en su pasaporte «na orden de salida obligatoria en 5 días del territorio Schengen». La segunda vez es detenido y se inicia «un expediente sancionador que puede concluir en la expulsión» en un plazo de dos meses. Durante ese periodo, antes de la resolución definitiva, es habitual que hayan logrado su objetivo o que hayan abandonado el país. Incluso en caso de que se complete la devolución hay que esperar a que haya disponible un vuelo específico de deportaciones hacia Albania, ya que no pueden viajar en vuelos regulares. El proceso se puede acelerar si hay delitos, como el albanés detenido esta misma semana robando coches en la dársena, aunque no es habitual. De hecho, no son violentos y suelen comportarse de forma educada.
Si dos meses puede parecer mucho, el futuro cercano es peor. En el último año ha habido un viraje, que eleva este proceso de unas ocho semanas a más de dos años. Las cifras oficiales revelan que 24 albaneses pidieron protección internacional en 2018. Sólo en los nueve primeros meses del año se han recibido 283 peticiones de protección internacional para estas personas. Una figura que colapsa la Administración, con unas 100.000 peticiones pendientes. Los ciudadanos de Venezuela y Colombia, países sacudidos por crisis políticas y por la droga, lideran las tablas. No es fácil demostrar que existe una persecución contra el solicitante, pero haber cursado la petición bloquea cualquier expulsión hasta que se resuelve su caso. Los albaneses lo saben y sus solicitudes se han multiplicado por diez.
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