«No voy a renunciar al amor por el qué dirán»
«El inicio con Borja (Sémper) fue terrible, pero al final yo soy quien soy y él es quien es. Estoy muy alejada de la política, y esto me ha ayudado a no tener prejuicios, ni con unos ni con otros», afirma
Oskar Belategui
Miércoles, 27 de abril 2016, 01:51
Bárbara Goenaga (San Sebastián, 1983) habla en euskera, inglés y castellano en la versión original de Gernika, en la piel de la ayudante de la ... censora republicana encarnada por María Valverde. La actriz, que también ha presentado en Málaga La punta del iceberg, ha venido al festival con su segundo hijo, un bebé de dos meses fruto de su relación con Borja Sémper, portavoz del PP en el Parlamento vasco.
- ¿Qué sabía del bombardeo de Gernika antes de hacer la película?
- Lo que todos sabemos y nos enseñan en las clases de Historia. Lo bonito de hacerla es que he dejado de ver la Guerra Civil como algo lejano, de otro siglo. Al verla en color, con gente que ama y siente, ves que unos y otros tuvieron al final que convivir. Chavales jovencísimos a los que les mandaban a la guerra de uno y otro bando. Me impactó mucho pasear por las calles de Gernika, donde había estado de jovencita. Hablé con historiadores... Esta no es una película más sobre la Guerra Civil.
- Su personaje es una censora del bando republicano.
- Sí. Una mujer con ideales, en aquella época pertenecías a un bando u a otro. En Gernika se ve que sufría todo el mundo, y eso me gusta mucho de la película. En tiempos de guerra y momentos límite, las pasiones se viven mucho más intensamente. Ser periodista era muy duro en aquella época, yo me paso la película cortando llamadas de los reporteros.
- Hay mucha expectación por Gernika, la mayor producción rodada en Euskadi en mucho tiempo. Pero no deja de ser una historia intimista.
- Sí. Al final, es una peli grandiosa, espectacular y fácil de ver. Pero hay una historia de personajes. Esa mezcla es la clave.
- Este viernes estrena La punta del iceberg, donde da vida a la trabajadora de una empresa que ha vivido el suicidio de varios empleados.
- Sí, no acostumbramos a hablar del tema, no sé si por eso que llaman efecto dominó, el miedo a que otros hagan lo mismo. Me parece muy importante mostrar la doble cara del éxito, esas empresas aparentemente idílicas donde todo el mundo trabaja mucho. Yo tengo un buen amigo que trabaja en France Telecom, donde se suicidaron 35 empleados, entre ellos tres que trabajaban con él, codo con codo. Al poco que me lo contara me llegó el guion.
- ¿En el cine también se trabaja con más presión?
- Todos sabemos que hacemos las películas con un poquito menos de todo, aunque parece que ahora la cosa empieza a moverse. En el cine tienes grandes películas y pelis independientes. Yo como actriz solo siento la presión de hacer bien mi personaje, no la que se siente en una multinacional. Y con la edad aprendes a no romperte los cuernos si no merece la pena.
«Nunca he hecho planes»
- Rueda en varios idiomas, hace cine, televisión...¿Tenía todo planificado?
- Mi suerte es que nunca he hecho planes, las metas son para mí fronteras. Siempre he estado muy abierta a todo, a pocas cosas he dicho que no. El mejor estado del actor es estar trabajando.
- Sigue viviendo en Donosti.
- Sí. Prefiero estar en Donosti los seis meses de paro que en Madrid. Empecé a actuar con 3 años, y de los 9 a los 15 estuve en Goenkale. Con el tiempo he aprendido que la vida para mí es muy importante. A veces me vuelvo loca, porque estos días hasta tengo que cortar entrevistas para darle el pecho a mi hijo.
- Lleva con naturalidad su relación con Borja Sémper.
- ¿Cómo voy a renunciar al amor? ¿Por el qué dirán? El inicio fue terrible, pero al final yo soy quien soy y él es quien es. Estoy muy alejada de la política, y esto me ha ayudado a no tener prejuicios, ni con unos ni con otros. Para mí Borja es Borja, mi chico, mi novio, el mejor padre del mundo y el que mejor me entiende. El resto es su trabajo y yo lo respeto. Aquí estamos, para discutir como cualquier pareja.
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