Detrás del telón independiente
La consolidación de salas no institucionales refuerza el circuito alternativo de arte dramático en Euskadi
martín ibarrola / saioa echeazarra
Domingo, 31 de julio 2016, 02:19
Decía Peter Brook que solamente hace falta alguien que camine por un espacio vacío y otra persona que lo observe para que se produzca un ... acto teatral. Y ni las butacas del cine, ni el sofá de la televisión, ni el acceso a internet han conseguido destronar esta premisa tan simple.
Aunque todavía no se acerque a la eclosión que viven otras ciudades como Barcelona o Madrid, en Bilbao, Vitoria y, en menor medida, en San Sebastián (con excepciones como Mikelazulo), están floreciendo salas independientes y un público asiduo que reaviva la llama del teatro alternativo. Más allá de los circuitos de bares, gaztetxes y fiestas de pueblos, estas salas asientan una tradición dramática cada vez más fuerte y permiten que los creadores experimenten con formatos menos comerciales que no tienen cabida en grandes escenarios.
Zorrozaurre se alza como un referente cultural en Bizkaia
Los inicios del circuito independiente vizcaíno se remontan a los años del Akelarre de Luis Iturri, una época en la que teatreros conducían de pueblo en pueblo con decorados que se construían a medida de sus furgonetas. «Teníamos veinte años y la vida por delante», rememora Ramón Barea, galardonado en 2013 con el Premio Nacional de Teatro. «Entonces nadie creía en nosotros y nos enamorábamos de las mismas novias». Años después, su compañero Álex Angulo, símbolo del espíritu itinerante de aquella época, siguió conduciendo desde Bilbao a Madrid o a cualquier rodaje por España para congeniar la actuación y la familia, y cerró su parábola en uno de aquellos viajes. Falleció en un accidente en la AP-68 hace tres años dejando tras de sí un sinfín de vidas imaginadas.
Otro veterano de aquella época, Luque Tagua, director de La Fundición una de las salas independientes más longevas de Bilbao, reivindica que la calidad profesional no está reñida con formatos alternativos. «Los grandes chaparrones están bien, pero es el sirimiri el que genera interés y diversidad en la ciudad», argumenta en defensa de las producciones menos comerciales. Después de haberse adentrado en el desierto cultural que legó la dictadura, La Fundición fue la precursora de la actual escena, que ahora tiene su epicentro en Zorrozaurre. Allí, la hACERIA y el proyecto ZAWP, creado en 2008 bajo el mando locomotor de Manu Gómez Álvarez, son dos de las referencias. Además, los cuartitos del Arriaga o la sala polivalente del Azkuna Zentroa demuestran que incluso los grandes espacios se interesan por este modelo de espectáculo.
El último de los bastiones independientes es Pabellón 6 (P6), nacido en 2011. En el relato homónimo de Antón Chéjov, ese pabellón era el infame hospital donde recluyeron a cinco peligrosos dementes. Los individuos que habitan este otro hangar, situado también en la futura isla de Zorrozaurre, acaban de recibir el Premio Ercilla a la Mejor Labor Teatral después de cerrar la cuarta y multitudinaria edición del Ciclo de Teatro Breve. La actriz Irene Bau admite que no conocía aquella zona. «Alguien nos habló de la hACERIA y ZAWP, así que un día fuimos Ramón (Barea) y yo en bicicleta a ver qué se cocía por allí». Encontraron una nave de 400 metros diáfanos que recordaba al estilo vanguardista de los teatros de París o Berlín y que más tarde José Ibarrola plasmaría en el logo P6. El dramaturgo Felipe Loza, miembro del equipo, confiesa que llevaban toda la vida buscando un espacio propio. «Cuando éramos jóvenes llegamos a intentarlo en el teatro abandonado de un colegio de monjas de la calle Ronda», se ríe. Ahora que disponen del espacio, Bau reclama un tipo de espectáculo menos comercial, «muy bien hecho y que pueda interesar al público». Desde musicales zombies como Cabaret Chihuahua hasta adaptaciones dramáticas de la obra de Blas de Otero con música en directo. Ainhoa Artetxe (23 años), de la Compañía Joven de P6, asegura que esta experiencia le ha cambiado la vida. «Antes me daba vergüenza decir que me dedicaba a la actuación. Ahora estoy más convencida de que tengo derecho a cobrar por ello».
Espíritu de gremio
La encargada de las redes sociales de P6, Maite González, destaca las características del propio espacio, donde los actores se mezclan con los espectadores. «Es un ambiente cercano muy poco corriente en el mundo de la cultura». La actriz Itziar Lazkano sugiere, no obstante, que la escena de Bilbao aún necesitaba un soplo de libertad. «Con tanto trámite y tanta factura, a veces se corre el riesgo de que la creación pase a un segundo plano». Barea reconoce por su parte el papel de los grandes teatros en la dignificación de su profesión, pero también cree que han edificado una maquinaria inamovible y demasiado angustiada por la rentabilidad de la empresa. «En Pabellón 6 hemos recuperado la sensación de pertenecer a un gremio. No sé en qué momento perdimos la capacidad de crear fenómenos sociales en los que no creyese nadie, pero fuimos un poco cobardicas».
Los creadores alaveses salen a escena
En la capital alavesa, las artes escénicas más alternativas cuentan con distintos espacios y compañías que complementan y enriquecen la programación institucional. Aparte del Teatro Principal, los tablados de la red de centros cívicos y otros ciclos urbanos como el Kaldearte, todos ellos promovidos desde el Ayuntamiento, hay mucha vida. Prueba de ello es Ortzai. En esta escuela y laboratorio del Casco Viejo se han representado obras como Justine o los infortunios de la virtud, del Marqués de Sade, o De Profundis, de Oscar Wilde, bajo la dirección y con la interpretación del alma máter de esta compañía, el vitoriano Iker Ortiz de Zárate.
Por su local han recalado e impartido talleres maestros de la interpretación como John Strasberg (hijo de Lee Strasberg), el italiano Tomaso Thellung de Courtelary o el director Luis Blat. Fundada en 2005, la compañía «está comprometida con el crecimiento artístico y personal a través de las artes escénicas», subraya su responsable. «Entendemos el teatro como una poderosa herramienta para fortalecer el sentimiento de comunidad y para trabajar sobre cuestiones contemporáneas como la igualdad y la conciencia social y medioambiental, promoviendo siempre la interculturalidad y el multilingüismo».
Sus producciones se dirigen «tanto al público adulto como al familiar, tratando de promover la reflexión y el diálogo intergeneracional. La paz, la convivencia, la ecología y el consumo crítico, así como la igualdad social, son nuestros principales intereses», apunta Ortiz de Zárate, recientemente premiado con el Triángulo de Oro que otorga el colectivo de defensa de los homosexuales EHGAM. En una larga trayectoria destaca ¿Y ahora? Eta orain?, producción propia donde reflexiona sobre el terrorismo de ETA y que fue representada en el Instituto Cervantes de Nueva York.
Butacas para bebés
Otro de los espacios más innovadores es el del Teatro Paraíso, prestigiosa compañía con casi cuatro décadas de historia y galardonada en 2012 con el Premio Nacional a las Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud. La agrupación desarrolla «un proyecto global de intervención en relación con el teatro, la infancia y la educación artística, y mantiene una acción continuada de generación y formación de público»,describen desde el equipo que dirige Pilar López. Pese a las dificultades económicas, el telón no para de subir en Paraíso, que ahora gira con espectáculos como Barrokino (2-5 años), Kubik (1-3 años), Kri Kra Kro (3-6 años) y un largo etcétera.
Garazi y Unai López de Armentia pusieron en marcha Baratza Aretoa en 2013 como «centro independiente para las artes escénicas contemporáneas y la cultura en general». En él tienen cabida «diferentes fases de creación. La experimentación y el desarrollo de nuevos trabajos es prioritaria y por ello apoyamos especialmente a artistas locales y creadores emergentes», explican sus impulsores.
El objetivo es «mediar y facilitar la creación escénica, de danza y teatro principalmente, acercándola al público y a la ciudad». La sala está ubicada cerca del centro histórico, en la plazuela Aldabe, y cuenta tanto con programas de formación regular así como cursos intensivos.
Por otra parte, las obras más independientes llegan a los espectadores también a través de festivales como inTACTO, organizado por Factoría de Fuegos. Un certamen dedicado al arte en vivo y a los nuevos lenguajes escénicos que se lleva celebrando desde hace pocos años pero cada vez con más éxito. Mención aparte merece el Festival de Teatro de Humor de Araia, que este curso alcanza su XXIII edición. En agosto, esta localidad de La Llanada se llena de comedias, clown y otras desternillantes piezas que hacen las delicias de miles de espectadores que se acercan desde todas las provincias cercanas.
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