«No entiendo que 5 se junten para pegar por diversión»
El joven agredido en el metro relata la brutal paliza que le dio una cuadrilla por «mirar mal» a uno de ellos, que «buscaba bronca»
«Quiero que la gente sepa que vas en el metro y te puede pasar esto. Y quiero identificarles. Ya tenemos algún nombre, pero hay ... que contrastarlos». Jon se despertó ayer «mejor, después de haber dormido», aunque con un ojo morado e hinchado. «No puedo abrirlo del todo», dice. Sin embargo, está contento porque llegó a estar «preocupado» por si tenía una lesión ocular seria. Hasta que le tranquilizaron en Urgencias de Oftalmología del hospital de Cruces. «No es grave», se felicita. «En un par de semanitas me habré recuperado». También tiene magulladuras en la nariz y en la frente y dolor en el cuello por los estirones de pelo. Y una mezcla de «susto, mala leche e impotencia».
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Brutal paliza a un joven en el metro en Neguri
Tiene 36 años y el viernes, el primero sin restricciones en la hostelería, quedó con unos amigos para ir a escuchar un concierto en un bar de Romo, en Getxo. Después, se quedaron a tomar algo y se le pasó el último metro de las dos y media de la madrugada, por lo que «como ir en taxi era caro para uno solo, decidí quedarme en casa de un amigo a tomar una cerveza y poner algo de música».
A las seis de la mañana, cuando volvía a haber metros, se fue para casa. «Al montar, estaba esa cuadrilla de chavales montando alboroto. Uno de ellos, el de negro, el de la gorra, el que primero me pegó, se levantaba y gritaba. Estaba buscando bronca de un lado a otro y desafiando a la gente». Calcula que tendrían en torno a los veinte años, eran más jóvenes que él.
Jon tuvo entonces la reacción que hubiera experimentado «cualquiera». «Me quedé mirándole sin decir nada, pero como queriendo preguntar: '¿Qué haces, chaval?'». «Al verme, se centró en mí». «Me preguntó que si no tenía huevos para levantarme». «¡Levántate, maricón!», le espetó. «Yo sabía lo que me iba a pasar», confiesa.
«A la orden del día»
En el vagón viajaban además una mujer y un señor con chaleco, que luego saldrían en su defensa. Jon estaba apoyado sobre el asiento y el agresor empezó a «golpearme en la mano». «Al de poco, me pegó. Lo que se ve en el vídeo», que se puede consultar en elcorreo.com.
«Intenté defenderme, pero se abalanzaron todos sobre mí dándome golpes. Yo conté hasta cinco que me pegaban». Patadas, puñetazos, tirones de pelo. Al final, terminaron lanzándole sobre los asientos. Una mujer, que les pedía a gritos que pararan de agredirle, grabó la escena con su teléfono móvil. «Por suerte, no duró mucho. No sé cuánto habría aguantado», admite. Jon consiguió reincorporarse con la cara totalmente enrojecida y sangrando de la nariz cuando el metro paró en la estación de Neguri.
«¿Estás bien? Tienes que ir a Cruces a que te miren las heridas». Mientras los agresores desaparecían de la escena, dos viajeros acudieron a auxiliarle. «Estaba aturdido y les perdí la pista. No sé si se bajaron». Tras pasar por el hospital de Urduliz, le derivaron a Cruces, adonde se desplazó de nuevo en metro. Entró a las diez menos diez de la mañana. «No entiendo que se junten cinco para ir a pegar a la gente por diversión. Me da mucha pena, pero está a la orden del día», lamenta.
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