El Bilbao Basket sigue perfecto en Europa

Vaya por delante que los hombres de negro están decididos a convertir el torneo continental en su refugio, un sitio en el que se sienten cómodos y seguros y donde encuentran más facilidades de desplegar su baloncesto que en la extremadamente exigente ACB. Digamos que la Liga Endesa es su hogar, donde toca gestionar un montón de obligaciones, pagar facturas que no paran de llegar, ir a la compra y pelearse con la comunidad y los vecinos molestos, mientras que la FIBA Europe Cup es una suerte de casa de campo donde la vida transcurre a otro ritmo y ofrece vistas bonitas entre semana. Hay que mantenerla limpia y ordenada también, demanda atención y trabajo, pero da menos dolores de cabeza. Y si aparecen se soportan mejor. Tras dos malos encuentros ante Joventut y Zaragoza, los de Miribilla viajaron a Cerdeña y encontraron la medicina de la victoria en Sassari.

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Un equipo que continúa buscando su equilibrio

No pudieron comenzar mejor gracias a las buenas actuaciones de Gielo y Dragic, quienes fabricaron un 0-7 en un abrir y cerrar de ojos. El técnico local, Nenad Markovic, se vio obligado a pedir pronto un tiempo muerto y serenar a sus hombres. No le valió de mucho porque el Surne construía bien sus ataques, atrás andaba firme y jugaba con criterio. Se marchó varias veces nueve arriba, aunque a partir del 12-21 le entró una pequeña pájara que permitió a los sardos rubricar un parcial de 6-0 y coser la brecha en el marcador. ¿Motivos de la reacción? Buena actuación del lituano Bendzius, al que ni Gielo ni Sylla consiguieron atar en corto, y la salida a pista del pequeño y eléctrico base Bibbins, quien se encargó de mejorar el baloncesto del conjunto italiano y de llevarlo a otro nivel.

Volar, bajar y amarrar

Tanto es así que de aquel 12-21 se pasó al 26-25, con Bibbins al mando de las operaciones y el bosnio Halilovic y los americanos Hobbs y Renfro encargados de la anotación, siempre con Bendzius atento a la posibilidad de facturar. Y eso que todavía no había aparecido Tambone, un 'killer' que primero dispara y luego pregunta. Los locales se lo creyeron y se pusieron cuatro arriba al inicio del segundo cuarto (32-28), pero el Bilbao Basket supo taponar la herida y firmar un parcial de 6-20 gracias a un magnífico Frey –acabó con 16 puntos–, un espléndido Gielo y siempre presente Dragic. La franquicia de Miribilla se fue al descanso diez arriba (41-51) después de que el base noruego clavara un triple desde el fiordo de Sognefjord.

El Bilbao Basket jugaba bien, construía y proponía, y solo se resentía con determinadas rotaciones. Sufría sin Dragic y Gielo en la pista, Pantzar se cargó de personales y por dentro hacían daño Hlinason y Jones. Kullamae aportaba porque no se volvía loco, buscaba buenos tiros –dos de cuatro en los de dos y tres de seis en los de tres– y Frey dirigía y picaba. Fue así como los vizcaínos se pusieron 18 arriba después de un triple del estonio (49-67) o tras una canasta de la torre islandesa (51-69). Entonces llegó la desconexión y la reacción del Dinamo Sassari. Tambone tiraba con dinamita, Bibbins era un microondas que subió la temperatura ambiente y Cappelletti, hasta entonces intrascendente y fallón, se disfrazó de anotador compulsivo. El Surne encajó un 10-0 y vio las orejas al lobo. Marvin Jones acudió al rescate y sostuvo al equipo, que entró en el período decisivo siete arriba (66-73).

Con una serie de 0-7 y los tres tiros libres convertidos por Frey, los bilbaínos cobraron una ventaja de diez puntos a falta de 4'31 para el final (77-87). Entonces llegó la técnica a Dragic que cambió la dirección del viento. Soplaba en contra. Bibbins jugaba a mil por hora y además metía, al igual que Tambone, Frey sufrió un pequeño apagón, Ali fallaba y regalaba –el escolta está mal, de confianza y puntos, perdido– e incluso el base americano de los sardos tuvo el triple para empatar (86-89). Falló y Hlinason llevó el barco a buen puerto. Una victoria agónica que al menos debe servir de revitalizante de cara al derbi del domingo frente al Baskonia.