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Adiós a Xabier Añua, el gran pionero del baloncesto alavés

Fallece a los 90 años, el jefe del KAS y el ganador del primer título baskonista, un hombre que sonaba a baloncesto y a jazz

Viernes, 4 de julio 2025, 13:32

El baloncesto alavés pierde a uno de sus grandes pioneros. Xabier Añua falleció este viernes a los 90 años después de un largo pulso contra la enfermedad. Su pérdida deja un sentimiento de dolor y vacío en varias generaciones de jugadores, técnicos y aficionados que, a lo largo de una larga trayectoria profesional y vital, se encontraron con un entrenador siempre cercano, inquieto y sabio. Si hoy en día en esta ciudad se gastan horas de debates y tertulias sobre el baloncesto es por culpa de 'locos' como Xabier Añua.

Bajo su espíritu siempre inquieto comenzaron las primeras iniciativas baloncestísticas en el territorio. Nacido el 29 de mayo de 1935 en Vitoria, el balón de fútbol fue su primer compañero, como el de tantos chavales de la época, e incluso hizo sus pinitos de adolescente con el CD Vitoria. Alumno del colegio Corazonistas, como sus hermanos Iñaki y Mikel, el baloncesto se cruzó en la vida de Xabier durante sus viajes de estudiante a la localidad francesa de Pau. El deporte de la canasta comienza a moverse en la capital alavesa a finales de los cincuenta.

Aún como jugador, Añúa promueve la fundación del histórico Phillips allá por 1953. Aquel equipo llega a ser campeón de España de Tercera en 1957 para después ascender a Primera. Más adelante, pasaría a ser nombrado Club Deportivo Vitoria con Xabier Añúa en el banquillo y una pieza desequilibrante como el pívot Jesús Llano.

Para entonces, Añua ya es el gran promotor del baloncesto en Vitoria. No solo entrena, también busca empresas que apuesten por ejercer de patrocinadores y, si se tercia, redacta las crónicas periodísticas para los medios locales. Avanzada la década de los sesenta, convence a la familia Knörr para que la firma de refrescos KAS apadrine un equipo con el que ascender a la máxima división nacional.

El logro se alcanza a la primera en la temporada 1965-66. Añua gobierna un equipazo que llega a ser subcampeón copero en 1967 tras el Madrid en la final disputada en el Frontón Vitoriano. En la alineación de aquella escuadra el preparador vitoriano planta la semilla de futuros entrenadores como Pepe Laso, Txema Capetillo o Moncho Monsalve. El sueño del KAS, que incluso llega a disputar la Recopa de Europa, termina con un despido en 1968 y el posterior traslado del equipo a Bilbao.

Amor a su ciudad

Abogado de profesión, fue premiado como Celedón de Oro por su condición de «vitoriano cautivador»

Añua no se para. Compra un billete a Nueva York, espía a los New York Knicks en el Madison Square Garden y viaja a Indianápolis para aprender de los mejores: Bobby Knight, Lou Carnesseca y John Wooden. Un viaje a la tierra prometida del basket de donde vuelve con un libro repleto de jugadas, defensas alternativas y sabiduría baloncestística. De nuevo en la rueda, firma como entrenador del Barcelona, donde apuesta por la contratación de Aíto García Reneses, con el que mantendría siempre una amistad a prueba de rivalidades y distancias. Su etapa blaugrana dura cuatro temporadas (1968-1972) y firma su mejor jugada vital al conocer a Maite, la mujer de su vida.

Archivado su paso por el club catalán con un cese, vuelve a tierras vascas para entrenar al Águilas de Bilbao, con el que vive el trauma del descenso de categoría. El Olympique Antibes le espera en Francia para cumplir un trienio (1973-76) en el que logra disputar la Copa Korac. Tras su etapa gala, decide retirarse de los banquillos. De nuevo en la capital alavesa, apoya el crecimiento del Baskonia como directivo e incluso decide retomar el empleo de entrenador para comandar las riendas del equipo azulgrana en la temporada 1984-85. Bajo su mando, el equipo vitoriano gana su primer título, una Copa Asociación que alzan jugadores de la talla de Essie Hollis, Terry White, Iñaki Garaialde, Pablo Laso, al que hace debutar como azulgrana, o Josean Querejeta, entre otros.

Directivo baskonista

Será la última experiencia de Xabier Añúa como entrenador profesional. Decide entonces volcarse en la práctica de la abogacía. Mientras, se convierte en un apoyo importante junto a Pepe Laso en la promoción de Josean Querejeta hacia la presidencia del Baskonia, que se consuma en 1988 y que también conlleva la conversión de club en sociedad anónima deportiva. Poco a poco, irá distanciándose de una entidad que comenzaría a experimentar un ascenso imparable.

La figura de Xabier Añua trasciende el mundo del baloncesto para convertirse en una personalidad única en la sociedad vitoriana. Su carácter siempre cercano y animoso también le valió para ser premiado con el Celedón de Oro. Le catalogaron como «un vasco universal» y un «vitoriano cautivador».

Precursor

El baloncesto lo era todo, pero también fue clave en la puesta en marcha del Festival de Jazz de Vitoria

También fue uno de los primeros promotores del Festival de Jazz de Vitoria para después ceder el testigo a su hermano Iñaki. Suyo fue el primer empujón a un certamen que, hoy en día, es reconocido de manera unánime a nivel internacional. No en balde, el jazz era otro de sus grandes 'vicios'. Su banda sonora vital no se entiende sin la música de Miles Davis o John Coltrane. De los buenos, los mejores de la cancha jazzística.

Aparcado el sufrimiento de los banquillos, Xabier Añua recogió los frutos de su labor y en 2017 recibió la medalla de oro de la Asociación de Entrenadores Españoles de Baloncesto (AEEB). Siempre afable y curioso, se podía perder una mañana gustosamente si uno se lo encontraba en algún establecimiento de la calle Dato junto a sus compañeros Manu Moreno y José Luis Sánchez Erauskin, 'Sanchón'. El baloncesto y el Baskonia siempre eran los grandes temas de conversación.

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