
«De una manera u otra, Laso volverá al Madrid»
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El técnico del Baskonia vuelve a cruzarse con su legado blanco. «Recuperó nuestros valores históricos del juego», destacan desde la peña merengue más longevaPablo Laso llegó al Real Madrid cuando muy pocos le esperaban y fue despedido cuando casi nadie lo imaginaba. La afición blanca protestó el día de su presentación porque esperaba un entrenador de «mayor prestigio» y, once años después, lamentó un adiós implacable e inesperado. ... También para el técnico vitoriano, que se fue sin quererse ir. Esta noche (20:45 horas) regresa, por segunda vez, al lugar en el que permanece una parte importante de él. Su figura, sus éxitos (22 títulos en once temporadas) y, en definitiva, su legado perduran en el varias veces rebautizado Palacio de los Deportes de la capital (Movistar Arena), preparado para volver a recibirle con todos los honores. «El año pasado fue con una larga ovación y varios homenajes y este no va a ser diferente», apuntan para ELCORREO desde la peña Los Ojos del Tigre, la más longeva de la entidad, sobre el recibimiento que le espera al ahora técnico del Baskonia.
El vitoriano tuvo que entrar por el garaje al Santiago Bernabéu para pasar desapercibido el día de su presentación. En el exterior, los Berserkers, la peña más popular del madridismo, se manifestaba contra la deriva del club, en la que incluían «la elección de Laso en lugar de un técnico de mayor prestigio» y la tardanza en anunciarlo. «Igual si yo hubiera sido uno de ellos también lo hubiera pensado así», confiesa el técnico en su libro 'Ganar para contarlo'.
Pero el de San Viator, lejos de dejarse amilanar, se mostraba convencido de sus posibilidades. Sus ganas y su ilusión prevalecieron sobre una polémica elección en la que no fue la primera opción. Jasmin Repesa llegó a estar en las instalaciones del club para cerrar el contrato, pero se hizo de rogar por la selección croata. Para entonces, Laso ya había convencido a su excompañero y amigo Alberto Herreros y al responsable de la sección, Juan Carlos Sánchez, después de una comida en Tuy, donde se disputaba el Campeonato de España júnior. Florentino Pérez fue el último escollo, pero dio el visto bueno.
«Nosotros no nos adherimos a la manifestación porque no queríamos que se identificara como un rechazo al nuevo entrenador», apunta Jose María Cañas, presidente de Los Ojos del Tigre. «La gente se esperaba a alguien de corte parecido a Messina, pero afortunadamente no fue así», resume. La etapa del italiano, que dimitió completamente chamuscado, fue la última de las decepciones. El Madrid resurgió de sus cenizas y los Berserkers, que prefieren no participar en el reportaje, enseguida reconocieron en Laso como el técnico adecuado para la sección y del que tienen un «buenísimo recuerdo».
El fichaje de Rudy Fernández aquel mismo verano de 2011 ayudó a apagar el ruido mediático. Luego llegaron las primeras victorias que dieron margen para construir un súper equipo al preparador, con cuatro buenas temporadas en el Gipuzkoa Basket como mejor aval.
El primer título, la Copa del Rey de 2012, fue un punto de inflexión. «Por el cómo, con un juego rápido y un equipo que se creyó que podía ganar a un Barça superior, y el dónde, en el Palau Sant Jordi», recuerda Cañas, portavoz de una asociación fundada en 1992, y que cuenta con 430 socios. El Madrid llevaba cuatro años sin ganar nada, 18 sin pisar una final de la Euroliga y 19 de sequía copera. «La que has liado», le dijo Florentino Pérez durante la celebración. «Ahora tienes que ganar la Liga», le pidió. Llegaría la campaña siguiente. Así hasta 22 títulos en total, incluidas dos Euroligas.
El idilio de la gloria con el conjunto blanco se hizo inquebrantable y resistente como el nexo de unión entre el poderoso presidente y Pablo Laso. Pese al desgaste del paso del tiempo, Florentino Pérez fue el mayor defensor del técnico cuando la relación del alavés con el responsable de la sección, Juan Carlos Sánchez, comenzó a erosionarse. Hasta el punto de romperse de la manera más inesperada. Después de un infarto de miocardio y otra ACB a la vitrina.
El Real Madrid justificó el despido de Laso por «el riesgo evidente que supone para su salud» el continuar entrenando. «Sería absolutamente irresponsable», alegaron bajo los consejos de algunos especialistas. Al vitoriano, los cardiólogos le dijeron lo contrario. Que salió mejor y que podía seguir como si nada. Vida normal. Lo que un entrenador concibe con volver a dirigir a pie de pista. El primer año no le quedó otra que ver los toros desde la barrera. Hasta que la temporada pasada pudo desquitarse en el Bayern y desde el pasado verano en Vitoria. «Fue un final triste, pero el tiempo ayudará a cerrar heridas. Seguro que volveremos a verle en el Madrid, de una manera u otra», afirma Jose María Cañas.
Las declaraciones del de San Viator y el propio Florentino Pérez también lo hacen creer. «Quiero tener una mención especial hacia él. Ha sido el líder del equipo, solo tengo palabras de cariño hacia una leyenda del Real Madrid y del baloncesto español. El Real Madrid será siempre su casa», le despidió meses después en la Asamblea del club.
«Si me llamase algún día para volver no podría decirle que no. Independientemente de que si llega ese momento igual estoy entrenando en otro lado», devolvió en una de sus entrevistas tras el cese el técnico con más partidos (860) y victorias (659) de la casa blanca. «El hombre que nos devolvió a la élite, cambió el presente y el futuro junto a jugadores y directivos, y rescató los valores del juego del mejor Madrid de los años 70 y 80», culmina Cañas.
Ahora, las dos almas de Laso, sus dos mundos, vuelven a cruzarse esta noche. El baskonismo por un lado, ávido de éxitos, y el madridismo por otro, «agradecido eternamente», en una balanza equilibrada, al menos de cara al público. «El año pasado la gente se portó increíble», reconocía ayer el entrenador al recordar los dos minutos de aplausos que le brindó el madridismo. «Pero estoy en otro equipo y cuando empieza el partido me olvido. Ahí vuelvo a ser el mismo». Un ganador de Vitoria.
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