Nico Williams dice 'no' al Barça y renueva hasta 2035
El Athletic ata una década y con 90 millones de cláusula a su jugador franquicia, que no se ha fiado de Laporta
En un giro cinematográfico e inesperado de los acontecimientos, cuando casi se había pasado página en Bilbao del 'caso Nico' porque ya se daba por ... hecha su marcha al Barcelona o, si el club azulgrana no conseguía el fair play financiero, a otro equipo, con el Bayern como el mejor posicionado, el internacional rojiblanco estampó este viernes su firma en Ibaigane en un contrato que le une al Athletic hasta 2035. La cláusula que ha aceptado es además mucho más elevada que la que tenía ahora de 58 millones de euros. Se ha incrementado en más del 50%, según informó el club, lo que sitúa el blindaje en torno a los 90 millones.
La incertidumbre por una inscripción no garantizada, su deseo de quedarse en el fútbol español, el hecho de poder disputar la Champions con el Athletic, la mejora sustancial de su ficha -ahora cobraba sobre los cuatro millones de euros- y los lazos familiares y deportivos -su hermano Iñaki se estrenará la próxima campaña como primer capitán- han sido los factores determinantes en la decisión del extremo navarro. Ha deshojado la margarita cuando ya tenía pie y medio en el Barça de Hansi Flick, el más interesado en su fichaje, convencido de que los culés necesitaban un cuchillo en la banda izquierda para que Raphinha recuperara su posición más centrada.
Es cierto que en los últimos días se había entrado en un 'impasse' extraño en el marco de una hipotética operación con la entidad blaugrana que estaba casi finiquitada, pero nadie imaginaba un cambio de guion tan brusco a apenas unos días del comienzo de la pretemporada. A los dirigentes del Barcelona no les había gustado que Félix Tainta, el representante de Nico, planteara la posibilidad de que en un eventual contrato figurase una cláusula que permitiese al futbolista dar marcha atrás si no se le registraba en la Liga.
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Esta exigencia había tensado las relaciones entra ambas partes y de forma paralela el Athletic, ajeno al estruendo mediático en Cataluña, se movía en silencio para convencer al jugador de que en ningún destino iba a estar mejor que en Bilbao. Las dudas por una inscripción que sólo era una promesa, por una parte, y la estabilidad que le ofrece la entidad rojiblanca, por otra, han sido los resortes idóneos para que el pequeño de los Williams haya optado por quedarse en la capital vizcaína y progresar y desarrollar su fulgurante carrera desde aquí. «Cuando hay que tomar decisiones, para mí lo que pesa más es el corazón. Estoy donde quiero estar, con los míos, esta es mi casa. ¡Aúpa Athletic!», afirma Nico Williams en el vídeo en el que el club anunció su renovación.
Había ciertas similitudes entre lo que ha ocurrido en este inicio de verano y en el anterior, cuando el rojiblanco estuvo también a punto de poner rumbo a la Ciudad Condal después de completar una Eurocopa extraordinaria. Pero hay un elemento que lo cambia todo y que a priori -es importante matizar que estamos hablando de fútbol y de futbolistas- apuntala el compromiso del pamplonés con la entidad rojiblanca durante la próxima década. Y es que a diferencia del curso pasado, cuando Nico renovó hasta 2027 con una cláusula de 58 millones -la anterior era de 50- y dejó, por tanto, la puerta abierta a buscar nuevos horizontes si se le presentaba una oportunidad atractiva, en esta ocasión el blindaje ronda los 90 millones, una cantidad que, esta vez sí, es a todas luces disuasoria. Y ya se sabe que el Athletic no negocia. O la cláusula o nada.
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Han sido semanas de un culebrón por momentos insoportable en el que, al margen de algún comentario sobre sus vacaciones en las redes sociales, el extremo ha guardado un mutismo absoluto mientras en la capital vizcaína no se hablaba de otra cosa e incluso varios desalmados se dedicaron a borrar su rostro del ya popular mural de Lutxana, el que precisamente ha servido ahora a Nico para escenificar su renovación. El rojiblanco había sondeado sus posibilidades en el mercado y a través de su representante comunicó en su día al Barça que quería vestir de azulgrana desde el próximo curso. Posteriormente, transmitió al Athletic su intención de marcharse. A partir de ahí se ha mantenido en segundo plano mientras su agente negociaba con Deco, director deportivo del Barcelona que confirmó públicamente el interés de Can Barça de tenerle en sus filas.
Todo parecía discurrir por una autovía hasta que, de repente, la operación encalló porque lo que parecía una carretera gratuita en realidad era una autopista con un elevado peaje por el espinoso asunto de la inscripción. El acuerdo verbal por el cual Nico sería jugador del Barcelona hasta 2031 y cobraría entre 7 y 8 millones por curso se lo había llevado el viento.
Dos frentes simultáneos
El Athletic abrió dos frentes simultáneos para intentar darle la vuelta a una situación muy delicada. En público desveló una reunión de Jon Uriarte con el presidente de la Liga, Javier Tebas, en la que le confirmó su intención de mirar con lupa todos los movimientos económicos de Joan Laporta y sus colaboradores, sobre todo los vinculados con el cumplimiento del fair play financiero. Fue una maniobra defensiva más simbólica que práctica porque sobre las cuentas de los clubes pesa una confidencialidad de doble capa, pero la entidad rojiblanca dejaba claro al Barça que no le iba a poner la alfombra roja. En privado, y de forma paralela, los rectores de Ibaigane apelaban al sentimiento de pertenencia y ofrecían a Nico una mejora de sus condiciones contractuales para que se lo pensara dos veces. Visto con perspectiva, algo había de ello en la firmeza con la que el club le defendió cuando su rostro en el mural fue vandalizado por primera vez: «Faltar al respeto a uno de los nuestros es faltar al respeto al Athletic».
La junta directiva ha conseguido retener a uno de sus puntales después de que el equipo de Ernesto Valverde firmara una temporada casi inmaculada que le llevó a terminar cuarto en la Liga, lo que le ha abierto las puertas de la Champions, y a plantarse en las semifinales de la Europa League. La renovación de Nico, sin duda el bombazo deportivo del verano, se une a las prórrogas de los contratos de Unai Simón, Sancet, Vivián, Jauregizar, Prados y el propio técnico de Viandar de la Vera. Se espera además que la plantilla será reforzada en los próximos días. Ya se ha fichado a Robert Navarro y el club trabaja en la operación retorno de Laporte y en la contratación de Jesús Areso.
En Barcelona, mientras tanto, nadie ha dado la cara. El ridículo de Laporta y sus asesores ha sido mayúsculo. El presidente se empequeñece con el transcurrir de su mandato y sólo los advenedizos se fían de él. Como se ha demostrado en la frustrada 'operación Nico' pocos creen en su palabra. Sus promesas son papel mojado.
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