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Acaba el partido en San Mamés y salimos todos, incluso los suecos, contentos con lo que ha pasado en los noventa minutos. Los visitantes, porque perdieron pero comprobaron que el Athletic no quería hacer sangre de su mediocridad; los lugareños porque todo va viento en ... popa en todas las competiciones en las que interviene, por ahora, el equipo rojiblanco. En un partido no demasiado diferente a uno de Copa frente a un rival de Seguna B, pero además jugando en casa nadie se tuvo que esforzar demasiado para llevarse tres puntos más al saco de la Europa League.
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Fue uno de esos partidos que se organizaban antes en Lezama los jueves frente a equipos vizcaínos, que servían como 'sparrings' de cara al siguiente choque de competición, porque después de los dos primeros goles, los de Adama y Prados, si el Elfsborg tenía alguna esperanza la perdió de golpe. De hecho, durante la segunda parte, y tras el tercer tanto de Guruzeta, dio la sensación de que a los futbolistas del conjunto sueco les importaba más no dar un patada a destiempo que darle un poco de intensidad a su juego, no fuera a ser que los del Athletic se enfadaran y no quisieran cambiarse la camiseta al final del partido. De hecho, en cuanto pitó el árbitro georgiano el final del partido, la mayoría de los jugadores vestidos de amarillo se dirigieron a los bilbaínos para hacerse con una.
En fin, que todo fueron buenas noticias en San Mamés, desde el regreso de Unai Simón, ovacionado en su aparición en las dos porterías, hasta los goles de Adama Boiro y Prados, que no suelen ser dos asiduos en estas lides. En el caso del portero, Valverde no pudo elegir un partido mejor para hacerle regresar a la portería. Si existía alguna posibilidad de que se resintiera de la muñeca, por eso de que los huesos escafoides son bastante traicioneros, no tuvo oportunidad de ponerlos a prueba, porque Unai tocó tres balones con las manos en todo el partido, y la única que se lanzó al suelo fue ya en el descuento, para hacerse con una pelota suelta en el área. Si estaba nervioso por el regreso, no pudo siquiera demostrarlo.
Entre las cosas en orden, que fueron casi todas, están también las buenas prestaciones de Gorosabel, que cumplió su tarea sin problemas y ante la inacción de los delantero a los que en teoría debía vigilar se desplegó bastantes veces al ataque, y en una de ellas levantó e sus asientos a lo espectadores con un recorte casi imposible dentro del área.
Todo salió bien en una tarde espléndida, que seguro que también apreciaron los suecos que llegaron desde su país, donde ya empieza el crudo invierno, y los que se desplazaron desde las costas mediterráneas, que hubo unos cuantos. Sin lesiones, salvo que los partes médicos lo desmientan. Con Europa encarrilada, el domingo vuelve el Athletic a la cruda realidad de la Liga, que lo de cruda es solo una forma de describir que en el campeonato doméstico, las cosas nunca son tan fáciles como a veces parecen en Europa. Una victoria en Vallecas serviría para constatar que todo sigue en orden.
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