

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Me imagino a mis compañeros de la redacción de EL CORREO enfrascados en una tarea titánica, de esas que, cuando llegas a casa, te empujan ... a tumbarte en el sofá agotado, o directamente en la cama. Son noches de mucho fragor, con la hora de cierre achuchando y todo el mundo con la vista puesta en la pantalla y las manos en el teclado, porque no es solo un partido del Athletic, que siempre da mucha tarea, aunque, como siempre, está bien repartida y organizada, sino también el primer título, europeo además, en la historia del Bilbao Basket, a cuya celebración me uno desde estas líneas.
Mucho trabajo, sí, pero al final, muy gratificante, porque los periodistas deportivos suelen trabajar en esa sección, entre otras cosas, porque el deporte, en todas sus facetas, les gusta. Así que después de las primeras respiraciones pausadas sobre el sofá o la cama, les empezará a embargar la satisfacción porque fueron testigos de una buena noche para Bilbao. Lo del baloncesto, claro, pero también por la victoria del Athletic. Y es mucho más gratificante trabajar cuando se alinean los astros y todo sale bien. Noches así justifican el esfuerzo.
Noticias relacionadas
Y en San Mamés, a pesar de los apuros de los últimos minutos, todo salió bien en cuanto al resultado, aunque estemos a expensas de la situación física de Sancet a ocho días de la cita crucial contra el Manchester United. El resultado de la Catedral, unido a la goleada que recibió el Villarreal en Vigo, amplía la diferencia en la pelea por la cuarta plaza y, en cierta manera, sirve para relajar la tensión de los últimos partidos. Los de Marcelino, a quien le deseamos que consiga la quinta posición, tienen un partido pendiente que se disputa el domingo, y todavía no lo han jugado, por lo que la distancia es ahora mismo de ocho puntos, así que queda muy estético el vistazo a la clasificación, que obliga a los amarillos –y también al Betis–, a no fallar, mientras que el Athletic todavía tiene margen de error.
Fue un partido raro el que vimos, con un gol muy pronto que podía hacer pensar en una goleada, pero no se sabe por qué, se enredó la cosa según pasaban los minutos, entró el choque en desorden y de repente, ya no se sabía quién dominaba. La lesión de Sancet despistó más al Athletic, pero cuando hizo falta, apareció Unai Simón para poner un orden que no les alcanzaba a poner a Galarreta y Jauregizar, que en la segunda parte mejoraron notablemente.
Otra vez, en la reanudación, pareció que el Athletic iba a someter fácil a la Unión Deportiva. Las tres llegadas seguidas de De Marcos por la banda derecha sembraron el pánico en la defensa del equipo canario, que, se supone que por razones comerciales, vistió un uniforme indigno de un equipo histórico. ¿Qué les impedía jugar con su camiseta habitual?
Parecía el Athletic más entonado, pero a Las Palmas le dio un ataque de orgullo en los minutos finales, y comenzaron a demostrar que, tal vez, podrían estar fuera de peligro hace tiempo si llegan a espabilar algunas jornadas antes. Pero no empataron, San Mamés respiró, el Athletic se aseguró de forma matemática su presencia en Europa la próxima temporada, y luego ganó la Europe Cup el Bilbao Basket para darles más trabajo, mucho más, a los compañeros de la redacción que, sin embargo, seguro que piensan que fue una buena noche.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.