
Athletic 1-0 Las Palmas
Un paso casi definitivo hacia la ChampionsSecciones
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Athletic 1-0 Las Palmas
Un paso casi definitivo hacia la ChampionsTerminó el Athletic defendiendo con uñas y dientes un resultado que era como una alfombra persa desplegada para entrar en la Champions, y lo consiguió ... con esa fortaleza asombrosa que está demostrando a la hora de proteger su portería, la menos vulnerable de la Liga. Hubo que sufrir para ganar a la UD Las Palmas y, aunque es cierto que ese sufrimiento no estaba previsto, a estas alturas de la temporada era casi inevitable. Que se lo digan al Barcelona en sus tres últimos partidos, agónicos, que pueden darle el título. Lo cierto es que el cansancio se va acumulando, hay otros sueños de gloria por cumplir que pueden desviar la atención, y los rivales no están en condiciones de ahorrar ningún esfuerzo.
De manera que hay que celebrar como se merece el 1-0 de los rojiblancos en un partido en el hubo que volver a lamentar una nueva lesión de Sancet, y que tuvo dos tiempos muy diferentes. El primero fue muy plano y el segundo, una montaña rusa; un duelo con dos caras, en fin, para el que Valverde no se guardó nada salvo a Nico Williams hasta el minuto 66. Ya se sabe lo peligrosas y traicioneras que son las pubalgias, y más a estas altura de la temporada. No quería sorpresas el técnico rojiblanco: los tres puntos eran oro molido de cara la pelea por la Champions y había que amarrarlos sin conceder la más mínima ventaja al rival. Y no se las dio el Athletic. Otra cosa es que no pudiera ampliar su ventaja en las tres buenas ocasiones que tuvo al comienzo de la segunda y ello le provocara casi dos ataques al corazón cuando, en el minuto 77, Januzaj mandó un misil al larguero y más tarde, en el 84, cuando Unai Simón salvó con el pie un remate a bocajarro de Mata. Pero la seriedad, firmeza y entrega de los rojiblancos fue absoluta, a la altura de la importancia que tenía el choque.
Athletic
Unai Simón; De Marcos, Vivián, Yeray, Yuri; Galarreta (Prados, m.84), Jauregizar; Iñaki Williams, Sancet (Canales, m.22), Berenguer (Nico Williams, m.65); y Maroan (Guruzeta, m.84).
1
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0
Las Palmas
Horkas; Viti, Suárez (Campaña, m.85), McKenna, Mármol; Essugo, Bajcetic (Cardona, m.84), Moleiro; Marvin (Januzaj, m.74), Sandro (Fuster, m.65) y McBurnie (Mata, m.65).
Gol: 1-0, m.5: Iñaki Williams.
Árbitro: Díaz de Mera (Colegio Manchego). Amonestó a McBurnie, Bajcetic y Suárez.
Incidencias: 47.724 espectadores en San Mamés.
La UD Las Palmas era una incógnita. ¿Cuál sería su puesta en escena? No era fácil imaginar a los pupilos de Diego Martínez, que en defensa son un flan, los segundos más goleados de la Liga, plantando un autobús delante de la portería de Dinko Horkas. Pero tampoco se les veía cogiendo un bote de remos y yéndose de aventuras por el Mississipi con Huckleberry Finn. Demasiado riesgo ante un equipo como el Athletic en San Mamés. El interrogante duró poco. Y fue por causa de fuerza mayor. A los cinco minutos, una perfecta combinación entre Ruiz de Galarreta e Iñaki Williams terminó con un gran gol del delantero rojiblanco, impecable en su resolución elevando la pelota por encima de McKenna y batiendo a bote pronto a Horkas.
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La jugaba lo tuvo todo: desde geometría a poesía. De manera que la hinchada rojiblanca se ilusionó con un partido festivo y lleno de diversiones ante un rival que, lógicamente, iba a tener que arriesgar. Esto era la teoría, basada en la pura lógica. El fútbol, sin embargo, es impredecible y el partido giró de repente hacia un territorio que nadie esperaba: el del aburrimiento solemne. Hasta el descanso, el Athletic y la UD Las Palmas se dedicaron a anularse replicándose a sí mismos con las defensas adelantadas, las costuras muy prietas y un ritmo lento y machacón con la pelota, no exento de imprecisiones.
Como ocurre muchas veces en estas situaciones propensas al bostezo hubo que poner el foco en los detalles. Uno de ellos tuvo mucha relevancia para el partido y quien sabe si para el futuro inmediato del Athletic: Sancet volvió a lesionarse. Y de nuevo, lo hizo él solo y en una acción que no parecía extrañar ningún riesgo físico. El navarro se quedó en el suelo hasta que se retiró, sustituido por Canales, dejando las gradas con una mezcla rara de extrañeza, resignación y enfado. Puestos a fijarnos en detalles, hubo otro irritante que a muchos pasó desapercibido: la falta dentro del área canaria que le pitó Díaz de Mera a Maroan pasado el minuto 20. Fue como para comer cerillas. Resulta que el vitoriano aguanta sin tirarse al suelo un agarrón continuo de McKenna y en lugar de penalti le señalan falta a él.
De este tipo de sucedidos había que hablar porque lo que ocurría en el campo no daba para más. Eso sí, hay consignar en el haber del equipo de Diego Martínez una clara ocasión en el minuto 38. Moleiro y Sandro agitaban en ocasiones su banda y en una de ellas el delantero canario habilitó a McBurnie, que se plantó solo frente Unai Simón. El de Murgia, sin embargo, se hizo grande, muy grande, demasiado grande para el delantero de Leeds. Aunque la jugada no tuvo efecto en el marcador, sí lo tuvo a nivel ambiental. Todos en San Mamés torcieron el gesto y cruzaron los dedos para que el Athletic dejara esa rumia deslavazada y elevara sus revoluciones para que el partido no se complicara.
Con este propósito entre ceja y ceja salieron los rojiblancos tras el descanso. Y lo cierto es que merecieron de sobra un segundo gol que no llegó. Lo tuvieron De Marcos, Berenguer con un cabezazo al larguero, Canales y Maroan, pero entre las ocasiones falladas –tuvo otra clara Guruzeta– y la obligación del equipo de Diego Martínez de jugar sus últimas bazas en los minutos finales hubo que bajar a la zanja para defender el resultado y ajustarse los marcapasos un par de veces, en las ocasiones ya citadas de Januzaj y Mata y en una pérdida de balón terrorífica de Guruzeta, que salió junto a Prados en el minuto 84 y hubiera sido mejor que se quedara en el banquillo.
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