Por una vez, las previas del derbi vasco han estado bastante descafeinadas. Por aquello de que el parón de selecciones ha espaciado las jornadas ligueras ... y la adrenalina de la competición se mantuvo en límites bajos, del duelo entre el Athletic y la Real Sociedad se ha hablado más bien poco, o esa es la impresión que tengo. Es cierto que desde San Sebastián hubo quien trató de implicar tangencialmente al Athletic en un asunto que no le concernía, el aplazamiento del partido de Copa solicitado por la Real, denegado en varias instancias deportivas y hasta en los juzgados, pero al final la cosa quedó en nada.
En esto de los calendarios sobrecargados de los que se habla tanto, recuerdo que cuando todavía era un niño, en 1971, vi jugar en Fadura dos partidos al Getxo el mismo día. A las 11.30 del 13 de junio, precisamente contra el equipo del contencioso copero de la Real Sociedad, el Español de San Vicente del Raspeig, por una plaza en Tercera División, y por la tarde, a las cinco y media, frente al Real Madrid, en la ida de la semifinal del Campeonato de Aficionados.
Como las plantillas de un club modesto eran exiguas, cinco jugadores se repitieron en la alineación, algo que ahora está prohibidísimo. Al Getxo le salió mal la promoción, pero bien el campeonato de aficionados, porque sacó un empate en la vuelta en Madrid a dos, que le clasificó para la final frente al Barcelona.
En fin, que se supone que la mayoría de los jugadores de la Real, al menos los que forman su núcleo duro, llegan descansados, como los del Athletic, y que no habrá excusas previas para ninguno de los dos equipos, porque las justificaciones a posteriori se suponen para el bando perdedor. Se supone también que el campo presentará una entrada extraordinaria, como corresponde, y que la grada visitante estará a rebosar como suele ser frecuente. También que la convivencia durante todo el día se moverá en los parámetros habituales de educación, sin atravesar más líneas rojas que las que se superan en los tradicionales piques entre aficionados sin que llegue la sangre al río, y que las televisiones, en su avidez por buscar imágenes que representen lo que ocurrirá en el partido, se volcarán a la caza de parejas mixtas haciéndose carantoñas a pesar de los colores, algo insoportable, por otra parte. No las carantoñas, que cada uno las hace cuando le apetece, sino las imágenes recurrentes con tanta miel como para provocar una diabetes a los telespectadores más sensibles.
No hay que pedir que haya paz, porque la habrá, pero dentro de ese tópico que dice que en los derbis no hay favoritos, esperemos que la moneda le caiga cara al Athletic, como en los últimos tres enfrentamientos en San Mamés. De la devolución de visita a Anoeta ya nos ocuparemos cuando corresponda, que esa es otra.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión