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Como cada vez me molestan más los gritos –será la edad– y los comentarios constantes sin un segundo de respiro, decidí ver el partido del ... Athletic por televisión aprovechando la opción de la operadora que permite escuchar únicamente el sonido ambiente. Bendita solución. Parecía a veces que estaba en el campo, donde los espectadores no escuchan más comentarios que los que hace quien se sienta a su lado, detrás o delante. Y lo más llamativo es que solo se oía animar a los 4.000 incondicionales rojiblancos que viajaron hasta Manchester y tan bien se lo pasaron hasta el minuto 71. En algún momento pensé en ir apuntando cada una de las canciones que entonaba la grada del Athletic mientras los de Manchester callaban.
Fue una gran lección de fe y de esperanza a pesar de las bajas que afectaron a la columna vertebral del equipo. Si hoy en día se pregunta a cualquier futbolero neutral sobre los cinco mejores jugadores del Athletic –o al menos los más determinantes–, muchos de ellos apostarían por Sancet, los hermanos Williams, Vivián y Unai Simón. Cuatro no actuaron por diversos imponderables y el portero por eso que se suele llamar «decisión técnica». Y pese a todo, la voluntad de quienes salieron al mítico escenario de Old Trafford mantuvo la eliminatoria en vilo durante muchos minutos.
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Concretamente 71, que fue cuando Mason Mount, que es un pedazo de futbolista, interpretó una magnífica maniobra en el área del Athletic para marcar el empate.
A partir de ahí, todo se degradó. El partido del Athletic se fue a la basura, algo que era comprensible. Quedaba muy poco tiempo y por delante una hazaña homérica, imposible de realizar, así que después del primero, llegaron el segundo, el tercero y el cuarto, ya en el descuento. Es entendible el bajón de los hombres de Ernesto Valverde, afectados en la moral, y pensando más en lo que queda de Liga, que también tendrá que afrontar el técnico con la tropa diezmada.
Fue muy bonito mientras duró, pero ahora tendremos que dar la bienvenida en Bilbao a los escuadrones de londinenses y mancunianos que viajarán en tropel a la final de la Europa League. Si las cosas son como el día de la primera visita del United, todo irá bien, esperemos.
Pero ahora que el Athletic está fuera de esa final, es el momento de hacer unas cuantas preguntas al aire en relación a estos meses que han sido tan felices.
La primera: ¿Espabilará en algún momento Álvaro Djaló, o seguirá con ese despiste que le ha puesto en el punto de mira de no pocos aficionados del Athletic? La segunda: ¿Seguirá la próxima temporada Ernesto Valverde empeñado en repartir los minutos de los porteros?, porque lo más lógico es que el Athletic juegue la Champions, y si uno de los mejores guardametas del mundo sigue sin tener oportunidades de brillar, esta vez en la mejor competición del mundo, apaga y vámonos.
Tercera: ¿Será verdad todo lo que se está comentando sobre el posible fichaje de Areso?, ¿habrá más nombres en cartera? Porque se ha comprobado en este final de temporada que tener un buen fondo de armario es imprescindible para llegar a las últimas jornadas de cualquier competición con un mínimo de garantías.
Dicho esto, regreso al principio para expresar mi admiración por los 4.000 incondicionales que durante muchos minutos consiguieron silenciar Old Trafford.
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