El Athletic supera con creces las expectativas
La capacidad de los rojiblancos para compaginar a un gran nivel la Liga y Europa está siendo una de las sensaciones del campeonato
Durante el pasado verano, la perspectiva de la nueva temporada, con el regreso a Europa seis años después, provocó una mezcla de ilusión y cautela. ... La primera venía dada por el gran rendimiento del equipo y por la sensación de que la plantilla del Athletic había crecido mucho gracias a la llegada, explosión o sencillamente aparición de varios futbolistas: Ruiz de Galarreta, pieza básica desde que volvió a poner de nuevo los pies en Lezama, Aitor Paredes, Beñat Prados, Unai Gómez o Guruzeta, sorprendente pichichi con 16 goles.
La cautela también tenía su lógica. Buena parte de los jugadores de Valverde, más o menos la mitad, no sabía lo que era tener que compaginar la competición doméstica con la continental. Entre ellos, por supuesto, todos los jóvenes pujantes que habían destacado -Agirrezabala, Vivian, Paredes, Prados, Nico Williams, Sancet o Unai Gómez-, a los que había que añadir a otros nuevos o repescados como Jauregizar, Nico Serrano y Martón. Y la lista no quedaba ahí. Tampoco Unai Simón había jugado en Europa con el Athletic, lo mismo que Guruzeta.
26 puntos
suma el Athletic, sólo dos menos que el curso pasado, cuando logró la segunda mejor racha desde que se dan tres puntos por victoria.
3 derrotas
llevan los rojiblancos esta temporada. Desde el 31 de agosto sólo han perdido en Girona y fallando tres penaltis. Antes cayeron ante Barça y Atlético de Madrid.
Desde la campaña 56-57
Esto por un lado. Por otro, había que tener en cuenta que a De Marcos, Yeray, Lekue, Berchiche e Iñaki Williams la experiencia más allá de las fronteras les quedaba un poco lejos, a seis años vista. Vamos, que ya era un recuerdo vago. En realidad, sólo un veterano en su última temporada como Herrera y dos fichajes de rendimiento incierto -Álvaro Djaló y Gorosabel- podían este verano decir que la música europea les sonaba más o menos reciente.
Planteado este escenario, decir que el Athletic ha cumplido las expectativas es quedarse corto. La realidad es que las ha superado con creces. Unos datos para poner las cosas en su sitio. La pasada temporada, cumplidas las quince primeras jornadas, el equipo de Valverde sumaba 28 puntos. Era el segundo mejor registro de los rojiblancos desde que en 1995 las victorias comenzaron a valer tres puntos, una modificación que se introdujo en la liga inglesa en 1981. El primero lo tenía el propio Valverde en la campaña 2013-14 con 29.
El equipo de Valverde muestra una fortaleza competitiva envidiable. Tiene la piel muy dura
Éxito transformador
Pues bien, teniendo ahora 26 puntos tras haber disputado cinco encuentros de la Europa League, competición que el Athletic no disputó en esos dos cursos antes citados, y habiendo saldado además esos compromisos con cuatro triunfos y un empate, podemos hacer una afirmación rotunda: nos encontramos ante una de las campañas más meritorias de los rojiblancos en toda su historia. De hecho, para encontrar una mejor a estas alturas del guión tenemos que remontarnos ni más ni menos que a la temporada 1956-57, cuando los rojiblancos sumaron 32 puntos en sus primeros quince partidos de Liga (hacemos el cálculo otorgando tres puntos a las victorias) y habían ganado sus tres partidos en la Copa de Europa ante el Oporto y el Honved.
Explicar el gran rendimiento que viene ofreciendo el Athletic obliga a echar la vista atrás, a la campaña anterior, cuando la tropa de Valverde alcanzó un nivel competitivo que le permitió regresar a Europa -incluso pelear por la Champions- y ganar el título de Copa cuarenta años después. Ese éxito ha sido transformador. El equipo ha ganado confianza y autoestima, y se ha lanzado con verdadera convicción al gran reto de esta temporada, mucho más exigente. Si finalmente logra sus objetivos se verá en mayo, pero lo que está claro es que los rojiblancos van por el buen camino.
Hasta la fecha están mostrando una altura competitiva propia de los equipos grandes, capaces de alternar sin resentirse demasiado dos partidos por semana. Son ya veinte encuentros con un saldo de once victorias, seis empates y solo tres derrotas, dos de ellas bastante accidentales ante el Atlético y el Girona. Teniendo en cuenta que la sufrida ante los colchoneros se produjo el 31 de agosto hay que resaltar que en los tres último meses el Athletic sólo ha perdido un partido y tuvo que ser fallando tres penaltis.
A eso se le llama tener la piel muy dura. Es ésta, sin duda, una de las características más destacadas y potentes de los rojiblancos. Se han convertido en un grupo con una fortaleza colectiva envidiable gracias a unas convicciones muy bien asentadas. Los jugadores creen en su estilo de juego, en el valor de su sacrificio, en la rentabilidad de su constancia y, desde luego, en sus propios compañeros. Sobre todo, por supuesto, en algunos por todos conocidos cuyo potencial es de auténticas figuras. Pensemos en Oihan Sancet, por ejemplo, decisivo en las dos últimas victorias ligueras.
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