A vueltas con las renovaciones
El alavesista Cuchi fue protagonista de un azaroso traspaso al Baracaldo en el verano de 1930
Como cada verano, en agosto de 1930 el Deportivo Alavés trataba de cuadrar su plantilla para la siguiente temporada. El equipo había ascendido a Primera ... División y quería tener un once en condiciones, sin sobrepasar su presupuesto. En esta tesitura se planteó el caso de Ricardo Miranda Alonso, 'Cachi'. Nacido en Baracaldo en 1907, había jugado en la temporada 1928-29 en el club de su localidad natal y el Alavés lo fichó en el verano de 1929. Cachi realizó un buen papel en Segunda y contribuyó al ascenso babazorro, por lo que, en principio, se contaba con su continuidad.
Sin embargo, enseguida se supo que se resistía a seguir en el Alavés y que podría regresar al Baracaldo. La prensa informó de que «la Junta directiva no ha podido acceder a las peticiones de Cachi por creerlas exageradas». En esta tesitura, un reportero de 'Heraldo Alavés' aprovechó un viaje a Baracaldo para entrevistar al jugador y preguntarle por el motivo de sus reticencias. El periodista había pasado por el bar El Retiro, propiedad de unas primas del jugador alavesista Antero, donde la gente discutía la actualidad futbolística, incluido el posible «retorno del hijo pródigo» al equipo vizcaíno. Allí, unos decían que Cachi seguiría en el Alavés, porque este le ofrecía más dinero; otros, que regresaría al Baracaldo, dada su vinculación sentimental con el equipo gualdinegro.
El periodista no entendía que Cachi no quisiera continuar como albiazul, «porque en Vitoria creo que has sido bien tratado, que se te quiere». El jugador respondió que «no es por eso, que yo de Vitoria y de los vitorianos estoy muy contento, agradecido de sus atenciones para conmigo». Pero, en contra de lo que podía pensarse, aseguraba que tampoco era una cuestión económica, pues él estaba contento con su ficha: «Mira, yo sé positivamente que este año no seré puesto en el primer equipo, que no figuraré como titular y, como tú bien sabes, tengo demasiada afición para resistirme a estar toda una temporada figurando como segundón».

Cachi pensaba que el Alavés tenía muchos hombres para cubrir el centro del campo, su puesto natural, y que tendría difícil competir con gente como Rey, Urquiri, Antero, Fede o Albéniz. Seguramente, el míster le pondría como suplente de los defensas Ciriaco y Quincoces y, «si ninguno de estos tiene la mala suerte de lesionarse, que lo sentiría», estaría casi toda la temporada sin jugar.
En realidad, las cosas no eran tan sencillas, pues corrió el rumor de que Luciano Urquijo, el presidente del Athletic de Madrid, de origen alavés, «ha tratado de llevarse a Cachi, con probabilidades de éxito, y que las gestiones se han hecho oficialmente con el Alavés y el Barakaldo, celebrándose con el Club ribereño conferencias telefónicas». De hecho, el Alavés y el Baracaldo llegaron a un acuerdo para traspasarlo a su club de origen, tras el pago de 4.500 pesetas y un partido en Mendizorroza, pero, cuando este ya estaba firmado, el propio Cachi se negó a aceptarlo, pues estaba a la espera de ver si prosperaba su fichaje por el Athletic madrileño. El club vizcaíno envió una nota al Alavés, indicando que desistía del contrato, por lo que los vitorianos, al sentirse engañados, recurrieron a la Federación.
Harta de tanto requiebro, un diario de Bilbao publicó un artículo acusando a Cachi de «envenenar» el asunto. Ya puestos, podía «recorrer la piel de toro haciéndose el interesante, medio contratando servicios y provocando con ello el 'caso' de la temporada». Pero, por fin, a finales de septiembre el jugador y los clubes llegaron a un acuerdo, aunque el pago de los vizcaínos al Alavés se rebajó a 3.750 pesetas. En diciembre de 1930, Cachi volvía a jugar con su antiguo equipo en Lasesarre, frente al Patria de Zaragoza. Continuó en el Baracaldo hasta la temporada 1935-1936, llegando a ejercer este año también como entrenador. Más allá de su quehacer futbolístico, la vida de Miranda tuvo un final trágico, al que dedicaré esta sección la próxima semana.equipos inferiores del Indauchu. Se casó con Francisca Elexpe, con la que tuvo dos hijas. Falleció el 11 de abril de 2010, a los 92 años.
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