El 'caso Negreira' devuelve al Alavés al foco y le sitúa entre el fuego cruzado de los poderosos
Desde el monte del pico ·
Las circunstancias extradeportivas molestan. El negocio es el negocio y el show debe continuarVaya por delante que, visto lo visto e incluso sin calibrar todavía la profundidad de la ciénaga, el Barcelona no debería salir deportivamente indemne del ... caso Negreira. Vaya por detrás que la posibilidad de que esto ocurra es a priori similar a que el sol salga mañana por el oeste, el Mediterráneo llegue a Vigo o se pite ahora el penalti del Toralín sobre Villalibre. Como el Real Madrid (otro de los 'perjudicados' habituales de los árbitros) se ha personado como acusación particular y también sigue con celo los acontecimientos el presidente de la Liga, Javier Tebas, podría decirse que solo cabe mecerse en la hamaca de la tranquilidad y dormitar a pierna suelta.
Porque todo apunta en los próximos meses o años a una sucesión de hechos desinteresados y transparentes, de esos que enaltecen la condición humana y te reconcilian con tus congéneres. Y ahí, entre el fuego cruzado de los poderosos, aparece en las últimas semanas el Alavés y su final de Copa frente a los azulgranas de 2017.
De vuelta al Calderón. Gracias, que tampoco hay tantas finales para recordar. Aquella marea alavesista hacia el estadio después de la masiva afluencia a la Fan Zone, aquella explosión tras el gol de Theo Hernández, aquellas palabras de Manu García hablando una y otra vez del orgullo albiazul cuando le preguntaban sin descanso sobre el Barcelona y Messi....
Quien más quien menos ha revisado en los últimos días aquel 2-1 anotado por Neymar que decantó el partido antes del descanso. El famoso informe habla de que el tanto llegó en «fuera de juego». En aquel momento, sin VAR, la toma lateral de televisión era lo único relativamente fiable. Por centímetros y con la imagen parada, parece posición antirreglamentaria. Aunque dentro de la norma no escrita que hablaba de que el auxiliar debía dejar seguir la jugada si tenía dudas. Y aquella acción suscitaba no algunas si no todas las dudas posibles.
Lo que ahora hay que discernir o más bien descubrir es si el linier no tenía ninguna y su misión era no tenerlas para beneficiar al Barcelona. Como en casi todas las situaciones irregulares (pagar cantidades exorbitantes por informes arbitrales solo puede interpretarse así) lo difícil no es tener la certeza de que algo extrraño ha ocurrido: es probarlo. En las últimas décadas cuestiones relacionadas con flagrantes compras de partidos se han ido por el desagüe ante la imposibilidad de llegar hasta el final. Se diga lo que se diga, las circunstancias extradeportivas molestan. El negocio es el negocio y el show debe continuar.
En tono alavesista, la Copa de 2017 ha sido en las últimas semanas carne de meme y también de preguntas acerca de cuál debe ser la postura del club en estas circunstancias. Que el 'caso Negreira' pueda acabar con el título en las vitrinas albiazules resulta a estas alturas una quimera. Habría que preguntar además a los aficionados albiazules si realmente llevar una Copa a Mendizorroza de esta manera sería recomendable. Que la entidad alavesista se haya mantenido hasta ahora al margen de esta polémica, al menos de forma pública, es también la constatación de que no hay excesivo interés por remover la salsa mientras el asunto se dirige poco a poco hacia los tribunales. Es decir, que aunque en este momento pudiera resultar mediático pronunciarse de forma individual sobre un tema candente, las repercusiones posteriores con un club grande de por medio también se han podido valorar. Y es que a la actual directiva se le podrá achacar cualquier cosa menos actuar de forma impulsiva.
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