Mamadou Sylla | Delantero del Valladolid y ex del Alavés
«Luis García no tenía ningún problema conmigo, pero el club quería que me fuera»Mamadou Sylla se reencuentra con el Alavés en las filas del Valladolid y disecciona una etapa irregular marcada por una grave lesión
Mamadou Sylla Diallo (Kédougou, Senegal) acaba de cumplir los 30 años, pero no ve rastro de la temida crisis. «Me siento como un chaval de ... 25», asegura en conversación con EL CORREO desde Valladolid. A la entidad franjivioleta llegó hace un año tras dos temporadas en el Deportivo Alavés en las que nunca logró asentarse. Le faltó acierto en la delantera, pero también acabó penalizado primero por la inestabilidad interna y después por las lesiones. Hay una cosa que no cambia. «No sé donde hace más frío», confirma sobre la transición a una ciudad en la que se siente cómodo y en la quiere asentarse. También en Primera, categoría que se le resiste. «El fútbol es así. Este año tengo un poco más de base, estoy más asentado. Estoy seguro de que va a ser la buena», augura.
Tres décadas de vida le permiten ver todo con perspectiva. Haber llegado a ser profesional ya es un premio para un futbolista que llegó a España con nueve años desde Senegal junto a su familia para seguir a su padre. Pensar entonces en dedicarse al fútbol era una quimera. «No lo veía posible. Y más viendo desde dónde vengo y desde dónde empiezo. Nunca me lo hubiera imaginado», recalca. Sus inicios fueron «complicados» por todo el proceso de adaptación a una nueva vida. «En aquella época había que integrarse, con tu padre encargándose de todo… era muy difícil. Hasta que yo llego al Espanyol B fueron años complicados, sobre todo para la familia. Nunca pudimos tener la estabilidad que queríamos», explica. Aunque no vivió en sus carnes la lacra del racismo. «Mi familia y yo por suerte, desde que llegamos, siempre hemos estado bien y nos hemos sentido integrados», expone. Así que el premio a ese esfuerzo es inconmensurable: «Cada día que pasa me siento un privilegiado. Estoy agradecido al fútbol».
«Mi idea era quedarme»
Esa trayectoria le llevó a jugar en las inferiores del Barcelona y también en Bélgica o Rusia antes de recalar en el Alavés. Su trayectoria albiazul acabó el último día del mercado estival de 2023. Había disputado los dos primeros partidos, pero el Alavés necesitaba espacio. «Mi primera idea era quedarme, pero el club quería que me fuera», señala. La posición de la dirección deportiva fue firme. Luis García sí que veía con buenos ojos su continuidad. El recuerdo que guarda del técnico es positivo. «Es un tío con mucho carácter. Es cercano, habla con la gente y si ve algo que le guste o no, te lo dice. Él me transmitió que no tenía ningún problema conmigo y me deseó suerte si me iba. Si me quedaba, que luchase», resume.
«Este año tengo un poco más de base, estoy más asentado. Estoy seguro de que va a ser la buena»
«Mi familia y yo, por suerte, siempre hemos estado bien y nos hemos sentido integrados»
«Hasta hoy me sigue pasando factura. Hay días en los que tengo molestias. Este año ya estoy mejor»
Ese día acabó una etapa que había arrancado dos veranos antes, cuando llegó desde el Girona. Pero los hechos recondujeron pronto la ilusión hacia el duro realismo. «En el fútbol pasan muchas cosas que son difíciles de controlar. Tenía mucha gente delante y había muchos cambios. La cosa no fue bien. En invierno me salió una oferta del Rayo. Mendilibar me dijo que si creía que era algo positivo, ningún problema. Si me quería quedar, tampoco. A Iraola le conocía de enfrentarme a él, pero no cuajó», explica.
El descenso le abrió una puerta que el palo de un banquillo en Ibiza cercenó a finales de agosto. Ese día, en la tercera jornada, partió de titular. A los 42 minutos se lanzó a por un balón y acabó despedido directo hacia el banquillo. Se golpeó la pierna contra el hierro. El golpe en el tobillo le tuvo cuatro meses fuera, pero el impacto ha durado mucho más. «Hasta hoy me sigue pasando factura. Hay días en los que tengo molestias. Este año ya estoy mejor. El año pasado era prácticamente imposible terminar sin que se cargase o se hinchase. Pero uno no puede controlarlo», revela. Volvió en diciembre y marcó varios goles importantes -uno en el play off-, aunque no logró ser un indiscutible. «Cuando volví las cosas no fueron mal», percibe.
Él estaba en el campo cuando Villalibre marcó un penalti para la historia. El fútbol quiso que él viviera un episodio similar un año después. Sylla logró, de penalti y en el descuento, el ascenso a Primera con el Valladolid. «En Valencia le tocó a él y el año pasado a mí. Los dos los he disfrutado al máximo», recuerda. «Yo también estaba tranquilo, como Villalibre. Venía de una lesión un poco larga y tenía mucho cansancio en las piernas de estar tanto sin jugar. Pero en estos casos manda más la cabeza. Lo tenía claro», ilustra.
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