El Alavés se fabrica una alegría

Una, dos, tres, cuatro y al menos cinco ocasiones claras llegaron hasta que Abde, quizás en la acción menos peligrosa a priori, atinó con el resquicio. Metió la puntera para cruzar el balón ante un centro de Salva Sevilla, este sábado inmenso en las tareas de creación y líder sobre el césped. Nadie garantiza que la insistencia tenga premio en el fútbol, aunque esta vez fue uno de esos días donde nadie puede hablar de resultado injusto. Más bien de uno corto para una escuadra vitoriana que logró dominar el juego en casi todos los aspectos y limitar a un adversario siempre depredador, capaz de encerrarse en su caparazón y salir por sorpresa para lanzar dentelladas que en muchas ocasiones le han servido para decidir duelos. Un rival directo en la clasificación al que el plantel vitoriano superó este sábado.

No había demasiadas dudas tras el duelo copero sobre la alineación que iba a presentar Luis García Plaza. Es decir, un equipo renovado al completo. Sin un solo titular del que derrotó el pasado miércoles al Valladolid. Con los futbolistas que a estas alturas, cuando la competición comienza a entrar en la fase decisiva, cuentan con la máxima confianza del técnico albiazul.

Ahí no se encuentra por el momento Víctor Laguardia. Por ahora, nada hace indicar que a corto plazo se vaya a romper el dúo de centrales formado por los jóvenes Maras y Abqar. Este sábado volvieron a ofrecer un cursillo de atención y contundencia. Como en los mejores partidos del año.

Reclamaba el preparador madrileño un fútbol constante para someter al peligroso Burgos y el Alavés cumplió con creces en la primera mitad. Intensidad para recuperar rápido y cercar al adversario en su campo y también claridad a través de un espectacular Salva Sevilla y Guridi. El cancerbero respondió en las sucesivas ocasiones, algunas muy claras, que acumuló la escuadra vitoriana. Ni Miguel en dos opciones ni Alkain ni Guridi con un cabezazo que rozó el larguero lograron alterar el guion ante un oponente que solo amenazó realmente en una acción a balón parado, pero que fue capaz de defender su área al estilo italiano. Aquello de estar todos juntos sin molestarse.

Otro fútbol, pero también un arte. Ante un Alavés que acumulaba jugadores en campo contrario con los laterales muy adelantados, sobre todo Tenaglia, mientras Rioja y Alkain actuaban a banda cambiada, con el sevillano en la derecha contribuyendo a dar continuidad al juego.

No existía nada que reclamar a un Alavés entregado, solidario y concentrado. Tal vez en el capítulo de peticiones, una para el colegiado, que cargó con una rigurosa tarjeta a Tenaglia en apenas tres minutos y sumó otras dos para los alavesistas antes de mostrar alguna a un Burgos que también las mereció. En un duelo de alta intensidad y donde el 3-0 del choque de ida en El Plantío pareció dejar también algunas cuentas pendientes entre futbolistas. Después, el árbitro equilibró la situación hasta repartir las cartulinas.

El partido apenas cambió de tono. Salvo en unos instantes iniciales de la segunda parte donde el Burgos amagó con salir de la cueva y apretar algo más arriba. Apenas un espejismo. Retomó el Alavés la ardua tarea de no desesperarse ante un adversario aguerrido y sin aparentes fisuras. Aparecieron los roces que podían ralentizar el ritmo de juego, pero también Abde, uno de los cambios junto a Moya y Róber, para meter la bota decisiva. Solo restaba un final bien gestionado y de cierta placidez para volver al camino de la ilusión.