Las Palmas 0-0 Alavés

El Alavés llora su falta de gol

Así que se escapa el ascenso directo y la temporada se alarga hasta los 'play off'. Los resultados en el resto de los campos acabaron por apuntar desde el próximo sábado al duelo vecinal ante el Eibar. El aperitivo, nada más, si el cuadro albiazul pretende ascender en una final a la que llegará también el ganador de la eliminatoria Levante-Albacete. Después del ascenso de Granada y Las Palmas, solo hay sitio para uno más. No hay duda, eso sí, de que el Alavés se presenta a este duro 'cuadrangular' con todas las opciones. Poco que objetar a su encuentro de ayer ante un oponente de calidad superior y, por ello, confianza en las posibilidades a partir de ahora. Tampoco, si se mira con cierta objetividad, nada que decir ante una clasificación liderada finalmente por Granada, Las Palmas y Levante, las tres mejores plantillas de Segunda. Al Alavés, al igual que al Eibar, le hacía falta un plus para acabar con oponentes de este calibre. Los vitorianos y también los armeros lo han rozado, cada uno a su manera. Ahora se verán en otro 'mata-mata' donde sólo puede quedar uno. El Levante es a priori el 'coco' de este 'play off', aunque en los últimos ejercicios el sexto (ahora Albacete) se ha llevado el premio gordo.

La final había arrancado con novedades en la escuadra alavesista. Cantado estaba el regreso de Rioja tras su sanción, pero Luis García Plaza añadió cemento al eje del equipo con la entrada de Benavídez. Para unirse a Blanco en el rocoso doble pivote, con Salva Sevilla en el banquillo Róber también perdió su puesto inicial en la banda diestra, ya que el técnico prefirió mantener en el once a un Abde activo en el triunfo anterior frente al Málaga. Para colocar a dos extremos a pierna cambiada. Era necesario el gol. Ante un adversario donde García Pimienta optó por reforzar la medular con la entrada de Fabio y la suplencia del habilidoso Moleiro. Un punto le bastaba a los canarios y pareció notarse en una alineación más austera de lo habitual. Para el Alavés, lo contrario. Y así pareció desde el pitido inicial. Un cuadro vitoriano exuberante en lo físico que maniató a su rival de salida con una presión adelantada y trató de forzar los errores ajenos. No llegaron, pero el conjunto de García Plaza dejó claro que se había presentado en la isla con la intención de reventar el Carnaval.

Otra cuestión es generar oportunidades. Las Palmas guardó la ropa y solo tras el descanso el Alavés consiguió humedecerla un poco. Antes, toda la energía albiazul desde el comienzo no se había traducido en ocasiones claras. Ni siquiera en ocasiones. Llegadas esporádicas, con cierto veneno, pero siempre limitadas por el antídoto de las imprecisiones. Coco y Suárez, igual que Sedlar y Abqar en el área albiazul, mandaban en su casa. En realidad, Sandro era el único capaz de alterar el ecosistema del 0-0 con sus arrancadas y disparos lejanos. Antes Pejiño había caído lesionado, igual que Fabio después. El rival sufría con las bajas y los cambios, pero al Alavés no le daba para más. Mucha intensidad, muchas faltas tácticas para frenar a los Viera y compañía, pero escasa profundidad.

Cambió el escenario después, cuando aparecieron las opciones reales de los albiazules. Miguel y Moya entraron por Abde y Blanco y el Alavés vivió su momento. Guridi habilitó a Villalibre y su mano a mano acabó en la pierna del meta local. Instantes después un preciso centro de Rioja no encontró rematador, poco más tarde Guridi se enredó en el área tras un servicio de Miguel. Por allí viajaron las esperanzas alavesistas sin encontrar billete a la gloria. Luis García Plaza redobló la apuesta después con Jason y Róber y finalmente con Salva Sevilla. Nada que hacer ya ante un Las Palmas que se había pertrechado con tres centrales para sostener la ventaja que le daba el empate. Sin amenazar ya prácticamente la meta de Sivera, pero sin conceder tampoco cerca de Vallés, más allá de dos córners finales sin remate.

Así que la temporada se extiende para encaminarse hacia el 'play off'. Era festejar o volver al camino más largo y peliagudo y al Alavés le ha tocado pisar de nuevo piedras. Con la necesidad de dejar atrás el revés psicológico de haber rozado el objetivo sin conseguirlo. De varias situaciones límite ha salido con coraje y espíritu colectivo este equipo y no hay razón para no pensar en positivo en esta nueva oportunidad. Comienza la segunda Liga.