Los 100 días de Coudet en el Alavés hasta encontrar el «clic»
El triunfo ante el Villarreal ha impulsado a un técnico que todavía navega en el filo con un Alavés en descenso que tiene otra final en Las Palmas
El fútbol nos ha devuelto lo que nos viene quitando desde la injusticia». Empapado por el diluvio pero sonriente por el agónico triunfo (1-0) ... frente al Villarreal, Eduardo Coudet puso voz al sentir de un vestuario que logró el «clic» que tanto buscaba. Lo hicieron con una victoria épica, tras resistir las embestidas visitantes con nueve jugadores en un Mendizorroza en llamas con el que saldaron «su deuda». Conquistaron un triunfo que no cambia radicalmente la situación albiazul –continúan en puestos de descenso y a un punto de la permanencia– pero sí que supuso un punto de inflexión para la trayectoria de un Chacho que cumple hoy 100 días al frente del Alavés.
En la tarde del pasado 2 de diciembre, el alavesismo sufrió un terremoto con el despido de Luis García y el fichaje de Coudet. «Los cuatro puntos de 27 son datos suficientemente contundentes para tomar esta decisión dolorosa pero necesaria», explicó Sergio Fernández. A su lado estaba un entrenador argentino que llegaba a Vitoria con sus buenos números en el Celta (2020-2022) como aval. «Quiero que seamos protagonistas en todos los partidos», apuntó un Coudet que ansiaba que su Alavés se impusiera «desde la posesión y la presión».
Un nuevo orden respecto al fútbol más directo y eléctrico de la anterior etapa. Una revolución que sufrió su primer revolcón apenas 48 horas después. La Deportiva Minera, de Segunda RFEF, echó a los babazorros de la Copa en los penaltis. «Cuesta salir de la dinámica negativa», asumió un Chacho que desde que pisó Mendizorroza apostó por unir y rearmar anímicamente al equipo. Mientras tanto, profundizaba en su idea en Ibaia con menos táctica y más balón. «Está muy metido en el aspecto mental, en sacarnos lo mejor», corroboró Sivera.
«Muy cercano» en Ibaia
Sus bromas en las sesiones de trabajo, en las que es directo pero próximo a sus jugadores, han contribuido al buen ambiente de un grupo comprometido y responsable con la situación al que no han quebrado los reveses sufridos. «Es muy cercano en lo personal e intenso en lo futbolístico. No nos podemos relajar», señaló Blanco. Su extensa carrera como futbolista, jugando en España, Argentina, México o Estados Unidos, le permite conectar más fácil con sus pupilos. «Nos ha querido inculcar ritmo e intensidad, trabajando en espacios reducidos y en recuperar tras pérdida», destacó Kike García, el goleador (10 tantos) y el jugador más utilizado (1.145 minutos) por Coudet dentro de sus mil y una pruebas con las que desterrar sus males crónicos. El técnico ha usado a 28 futbolistas y exprimido su pizarra, dejando en el banquillo a piezas claves como Vicente o Guridi. «El resultado es lo importante, aunque no sé preparar un partido para jugar mal y ganar», dijo un Chacho que ha modulado su idea por la complejidad del escenario.
Un camino todavía incompleto
La victoria (1-3) en el Villamarín fue un oasis en el desierto de un Coudet que arrancó su andadura en el Alavés dando vuelo a jugadores como Jordán y Diarra y coleccionando empates –Osasuna (2-2), Athletic (1-1), Valencia (2-2) y Celta (1-1)– y derrotas ajustadas –Girona (0-1), Barcelona (1-0)–. Sin embargo, los resbalones consecutivos ante tres rivales directos por la salvación como Getafe (0-1), Leganés (3-3) y Espanyol (0-1) le dejaron tocado. «Cualquier decisión que pueda llegar a tomar el club es entendible», confesó sincero. Sin embargo, la directiva le ratificó convencida de que el camino tomado, aunque todavía incompleto, es el adecuado. «No se puede discutir su trabajo. Los rendimientos colectivos e individuales han experimentado una mejoría notable desde su llegada. El equipo nos da tranquilidad», afirmó tras finalizar el mercado de enero Sergio Fernández.
Sin embargo, Coudet necesitaba resultados que le permitieran «sostener» lo bueno. Y han llegado en las últimas dos jornadas, con futbolistas como Manu Sánchez, Mouriño, Aleñá o Carlos Martín, que se han vuelto claves. El drama ante el Espanyol hizo «más fuerte» a un equipo «sin fisuras» como detalló un entrenador que antes de medirse al Mallorca organizó un asado en su casa para unir aún más a todos.
2 Triunfos
ha logrado Coudet en los 13 partidos que ha dirigido al Alavés entre Liga y Copa. A las victorias ante Betis (1-3) y Villarreal (1-0) se unen seis empates y cinco derrotas
10 Goles
ha marcado Kike García con el Chacho. El conquense ha anotado ocho tantos en 12 partidos de Liga y un doblete en Copa frente a la Minera. Vicente, con cuatro pases de gol, es el mejor asistente.
12 Puntos
de 36 posibles ha logrado el argentino. Cuando llegó, el conjunto vitoriano era decimosexto con 14 unidades, fuera del descenso. Ahora es antepenúltimo con 26.
Un 'reset' sobre la mesa y el mantel que tuvo también su continuidad en la arenga en el descanso en Son Moix, en la que junto a los pesos pesados del vestuario apeló al orgullo y al amor propio. «No nos comportamos como un equipo muerto», explicó Coudet. Aquel subidón anímico contribuyó al empate (1-1) en Mallorca y sirvió de pista de despegue para ganar al Villarreal. Dos resultados positivos que han elevado a 12 de 36 los puntos logrados por el Chacho. A pesar de ello, necesitan más triunfos para salir de una zona de descenso en la que llevan un mes. Una situación inédita. A su llegada y a pesar de la errática trayectoria, el Alavés era decimosexto.
Esfuerzo con premio
«Los jugadores trabajan como auténticos animales y a eso me agarro para lograr la salvación», declaró Laguardia. Sin embargo, los resultados han dado la espalda en demasiadas ocasiones a un Alavés que, a pesar de haber competido todos los partidos, sólo ha logrado dos triunfos en 12 jornadas con Coudet. Más allá del VAR, el argentino considera que los «detalles y errores individuales» les han «castigando demasiado», sobre todo en los minutos finales ante Valencia, Girona, Leganés y Espanyol. «Estoy durmiendo poco, tratando siempre de mejorar cosas», dijo un Chacho «autocrítico» al que le ha perseguido la alargada sombra de Luis García. «Vivo las 24 horas para el Alavés, pero cuando llegué sentí un poco de indiferencia», lamentó un entrenador «feliz» en Vitoria.
«El fútbol nos ha devuelto con este triunfo lo que nos viene quitando desde la injusticia»
Eduardo Coudet
Entrenador del Alavés
Todos necesitaban una victoria que llegó, por fin, ante el Villarreal. «Los números (datos de rendimiento) son buenísimos, pero no te dan puntos», repetía un técnico que ahora mira al horizonte en una situación difícil pero más aliviada. Un pequeño respiro. En la última jornada, el Alavés terminó con una racha negativa de seis jornadas sin ganar, de cuatro meses sin triunfos en Mendizorroza y de 14 partidos seguidos sin dejar su portería a cero. Después de tener más posesión, disparar más y recibir menos chuts frente a Getafe, Leganés, Espanyol y Mallorca sin triunfar, su bloque logró el premio tras ser sometido por los amarillos. «Necesitábamos un poquito de suerte. El fútbol nos venía quitando mucho sin merecerlo», confesó un Coudet que ya prepara la final ante Las Palmas. El baile continúa.
El Chacho ha utilizado a 28 jugadores desde que dirige al Alavés
Coudet no ha parado de hacer pruebas desde que cogió las riendas del conjunto albiazul el pasado mes de diciembre. En los 13 partidos que ha dirigido, el entrenador argentino sólo ha repetido su once en dos (Osasuna y Athletic). Modificaciones que han provocado que haya utilizado a todos los jugadores de la plantilla. Con el debut de Adrián Rodríguez frente al Villarreal son 28 los futbolistas empleados por el Chacho, incluidos los tres jugadores que se marcharon en el mercado de invierno (Stoichkov, Abde y Luka Romero) y los tres que llegaron a Vitoria (Garcés, Aleñá y Cabanes). De todos ellos, Kike García y Carlos Vicente son los únicos que han disputado los 13 partidos, siendo el conquense el que más minutos (1.145) ha disfrutado. Tenaglia (1.067), Blanco (1.060) y el extremo aragonés (1.053) son los otros cuatro jugadores con más tiempo de juego con Coudet.
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