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Esti, la joven vitoriana que dejó su trabajo por la cerámica y anima a los alumnos a olvidarse del móvil
En marzo abrió Luule su propia tienda-taller donde da clases y realiza colaboraciones con otros proyectos locales
Luule significa poesía en estonio, pero desde el mes de marzo también es un espacio físico en Vitoria. Una tienda-taller de cerámica alumbrada por Esti Páramo, una joven vitoriana de 28 años que ha hecho de su pasión una forma de vida. Este coqueto local ubicado en la calle Antonio de Sucre ha abierto sus puertas este 2025, pero sus orígenes están unos años más atrás, en concreto en aquel lejano 2020 que cambió la vida de tantos.
«En la pandemia me di cuenta de que no tenía ningún hobby que me llenara. Para mi un hobby tiene que ser algo que te haga desconectar, divertirte y descansar en tu tiempo de ocio, y a mi me apetecía encontrar algo que cumpliera esos tres requisitos», rememora Esti. Fue entonces cuando la cerámica se cruzó en su vida. «Me encantó el torno, requería concentración, adquirir habilidades… y eso me flipó», añade. Empezó haciendo sus propias tazas, platos o jarrones y fue mejorando la técnica hasta enamorarse completamente de la cerámica.
En el año 2024 solicitó una excedencia de su trabajo como educadora social y Luule comenzó a transformarse en una realidad. Primero como una tienda 'online' y algunos talleres para su círculo cercano. El 25 de marzo de este año abrió su propio local, una lonja que llevaba años cerrada y que ahora ha dado vida al barrio. Allí ofrece clases semanales para adultos, clases infantiles, talleres de fin de semana y talleres privados puntuales para un mínimo de cinco personas. Por este espacio han pasado desde peques de 2 años a abuelos de 90, y es que la cerámica no tiene edad. «Y yo me adapto a todo», apostilla ella.
«Es un trabajo manual que te permite trabajar en ti mismo y descubrir cuánto de creativo eres. Solo estás tú y el barro, y llega un momento en el que pierdes el control porque es el barro el que manda», comparte la joven. A sus alumnos siempre les anima a olvidarse del móvil durante las clases, mejor no tener estímulos que despisten. «Les pido que no lo saquen para mirar 'Pinterest'», confiesa Esti, que también realiza pendientes y charms y los vende tanto de manera física como presencial.
Pero Luule es mucho más que una tienda-taller. Es también comunidad, porque en su corta trayectoria ya ha realizado colaboraciones con otros comercios y emprendedores locales. Entre ellos con Cafétaza, Eunoia Psicología o el estudio de pilates Inhala. «Mucha gente en Vitoria quiere iniciativas nuevas y probar cosas diferentes», cuenta la joven, que también ha impartido clases de cerámica puntuales a los mayores del Bizan Judimendi. En su local además hay espacio para que otras emprendedoras puedan vender sus creaciones y así hacer red entre todas.