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El espectacular piso de una pareja vasca: tiene 25 metros cuadrados y antes era un almacén
La interiorista vizcaína Amaia Barazar ha conseguido transformar un espacio oscuro y lúgubre en un hogar completamente equipado y con todas las comodidades para vivir
maría calvo
Domingo, 10 de octubre 2021
Tiene vistas al mar, escaleras de madera y unos amplios ventanales por los que se cuelan los últimos rayos de sol de este verano tardío. Tener una casa en la costa es el sueño utópico de muchos, pero ya es una realidad para una pareja de vizcaínos que decidieron reformar este espacio situado en pleno corazón de Bakio.
A pesar de situarse a escasos metros de la playa, nada de lo que hay entre estas cuatro paredes recordará a la manida decoración marinera. Sus interiores apuestan por la tendencia natural, tan relajada y serena que describen a la perfección ese estilo de vida 'slow life' que comparten sus dueños y la artífice de la reforma, la interiorista Amaia Barazar.
Para los inquilinos es el lugar perfecto, una opinión que no todo el mundo podría compartir a tenor de sus 25 metros cuadrados. Por algo se ha bautizado con el nombre de 'Tiny House' ('Casa pequeña'). Pero la magia sucedió gracias a la reforma planteada por esta interiorista vizcaína, que a finales de mes abrirá las puertas de su estudio homónimo en Bakio. Es difícil imaginar que lo que ahora es un dúplex cálido, cómodo, con todo tipo de funcionalidades y espacio para invitados, antes era un oscuro almacén destartalado, diáfano, de techos altos y con un pequeño baño como única estancia.
Amaia Barazar estudió Diseño de interiores en el IED de Madrid y Arquitectura técnica en EHU/UPV. Más tarde, se especializó en 'Feng Shui' Aplicado. Mucho ha llovido desde que realizó los primeros planos de un hotel cuando tan solo tenía 12 años. Unos dibujos de planta y alzado hechos de forma peregrina con el programa Paint, pero que ya definían su prometedor porvenir en el sector del interiorismo. Tras haber trabajado en distintas empresas de arquitectura y diseño en Madrid, Mallorca y Noruega, y con cientos de obras a sus espaldas, nunca se había enfrentado a una reforma tan peculiar como esta. Y lo ha afrontado siendo ya su propia jefa, una decisión que tomó a raíz de la crisis del coronavirus y también tambaleó los cimientos de su industria.
Nunca un espacio tan mínimo dio para tanto. Ha sido un pequeño rompecabezas donde se ha dado vital importancia a tres puntos concretos: el almacenaje, la superposición y el juego de alturas. Además, tenía el 'handicap' añadido de que los dueños no querían prescindir de nada, a pesar del reducido espacio. «Me pidieron un apartamento completamente equipado y hubo que ajustar la reforma al milímetro», explica Barazar. Independientemente de las características particulares de cada obra, a Amaia le gusta poner en valor el hecho de que sus proveedores, siempre que sea posible, sean respetuosos con el medio ambiente y los animales. Siempre existen alternativas sostenibles que se encaminan con paso firme hacia lo que ya se conoce como el 'diseño vegano de interiores'. De hecho, en una conferencia del Madrid Design Festival, la gurú de las tendencias Lidewij Edelkoort ya mencionó el veganismo como una de las claves en decoración e interiorismo.
De almacén a hogar
La premisa de partida era transformar una planta de 25 metros cuadrados con pocas posibilidades en un completo hogar, por eso se ha aprovechado la altura del techo del antiguo almacén para crear un segundo piso. Allí se alberga el dormitorio principal, donde se han destapado unas privilegiadas vistas al mar, antes invisibles. A la habitación se accede a través de unas escaleras ocultas con un panelado de madera. Esta solución permite la separación de diferentes espacios sin restar sensación de amplitud y ofrece un ambiente cálido a la zona de la cocina, el salón y el baño, situados en la primera planta.
Al lado de la puerta de entrada y justo debajo del dormitorio se encuentra el baño. Un espacio que, a pesar de su tamaño, está perfectamente aprovechado, dando incluso una sensación de mayor amplitud de la que a priori tiene. Esto sucede gracias, en parte, a una estratégica iluminación, un punto de vital importancia en interiorismo. «Hasta la mampara de la ducha hemos tenido que ajustarla al máximo», detalla Amaia.
A continuación, la cocina nos da la bienvenida. Lejos de lo que pueda parecer, está completamente equipada con horno, microondas, una lavadora oculta bajo la escalera y hasta un insólito lavavajillas de tan solo 45 centímetros. Además, posee una isla con acabados limpios en color blanco que hace las veces de fregadero, vitrocerámica con extractor y zona de barra, gracias a un saliente bajo el que se ocultan dos taburetes de madera. Sin cabida para una mesa de comedor al uso, la interiorista ha ideado una solución abatible en uno de los extremos de la isla con capacidad para cuatro comensales.
El salón está planteado sobre una plataforma que no solo permite separar visualmente ambos espacios, sino que esconde una cama para invitados en la enorme cajonera construida por debajo. En su defecto, podría utilizarse para almacenaje. Aquí mismo, también se ha creado una zona de vestidor. Y es que cada rincón ha sido pensado para que puedan coexistir distintas funciones en diferentes momentos, por lo que se ha tenido que detallar minuciosamente la carpintería para que las transiciones sucedan sin esfuerzo.
Si a esto le sumamos una luminosa pintura blanca en las paredes, un acogedor suelo de madera clara y el entorno privilegiado de Bakio, el resultado es una espectacular 'tiny house' que nada tiene que envidiar a ningún apartamento a pie de playa.
Puedes ver la reforma completa en esta galería de imágenes.