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Una mujer lee la etiqueta de un producto en un supermercado.

Una compra más 'ilustrada'

Ingredientes, alérgenos, nutrientes, origen, tipo de aceite... Las etiquetas de los productos alimenticios ya son más legibles y completas

María José Tomé

Domingo, 21 de diciembre 2014, 01:32

Ya está aquí. Tres años ha costado adaptar la normativa sobre etiquetado aprobada en 2011 por la Unión Europea pero más vale tarde... Desde hace una semana, los consumidores españoles están más protegidos y mejor informados a la hora de comprar y consumir cualquier producto alimenticio. Ingredientes y composición, nutrientes, alérgenos, origen... el texto normativo permite que contemos con más datos y más completos acerca de lo qué nos llevamos a la boca. Algunas mejoras ya podemos disfrutarlas, como un mayor tamaño de letra en el etiquetado o la precisión del tipo de aceite empleado en la elaboración, aunque otras, como la información nutricional, no serán de obligada inclusión hasta dentro de dos años. Y en el caso de las grasas hidrogenadas es posible que escapen a su aplicación: la Comisión Europea tiene de plazo hasta 2016 para decidir si los productores estarán obligados a especificar el contenido de los poco recomendables ácidos 'trans' en todos los alimentos.

Esta es una de las principales críticas que hacen las asociaciones de consumidores a un texto muy esperado y que aplauden en el grueso de su contenido. Ahora bien, agrupaciones como Facua consideran "injustificable" que después de que "haya tenido que pasar tanto tiempo para su aplicación" aún "haya moratorias" en lo relativo a las información nutricional y a las grasas trans. A su juicio, el único motivo de la demora es la presión de los «influyentes lobbies de la industria multinacional de la alimentación».

Sin alargar tanto los plazos, las empresas aún podrán comercializar los productos en stock cuyo etiquetado no cumpla la normativa y que hayan sacado a la venta antes del pasado 13 de diciembre; no está la coyuntura para desperdiciar alimentos. El tiempo que permanezcan en las estanterías dependerá en cada caso de su caducidad.

Etiquetas más legibles

Es una histórica y básica demanda de las asociaciones de consumidores: la lucha por conseguir que el etiquetado sea claro y legible. No solo por la simple comodidad del consumidor, obligado a sacar las gafas de cerca e incluso una lupa si fuese posible para tratar de descifrar la minúscula mancha donde se supone que se esconde el listado de ingredientes, si no también por la seguridad de los consumidores alérgicos, para los que una simple confusión puede ser fatal. La normativa establece un tamaño mínimo de fuente para la información obligatoria de 1,2 mm, salvo si la superficie máxima de un envase es inferior a 80 cm² en cuyo caso el tamaño mínimo se reduce a 0,9 mm. Tanto la OCUcomo otras organizaciones "pedíamos un mayor tamaño, de 3 mm". También critican que en los envases en los que la superficie mayor sea inferior a 10 cm², como por ejemplo un paquete de chicles, no sea necesario incorporar ni la información nutricional ni la lista de ingredientes. Las bebidas alcohólicas también eluden esta obligación.

Aceites o grasas vegetales

La nueva reglamentación permitirá quitar por fin la careta a los aceites poco saludables, como los de coco o palma, hasta ahora disfrazados bajo la denominación genérica de 'grasa vegetal' (que, en teoría, también podría engloba al caldiosaludable de oliva). A partir de ahora (esta es una de las medidas de inminente aplicación), se podrán seguir agrupando en la lista de ingredientes bajo la designación 'aceites vegetales' o 'grasas vegetales' pero siempre y cuando vayan acompañados de la indicación del origen específico de que se trate.

País de origen

Otra modificación destacable es la obligación de indicar el país de origen en el etiquetado, que hasta ahora sólo era aplicable a la carne fresca de vacuno -medida adoptada desde la 'crisis delas vacas locas'-, las frutas y las verduras, la miel o el aceite de oliva. A partir de ahora también será inevitable para la carne fresca de cerdo, ovino, caprino y aves de corral. En el plazo de tres años, además, la Comisión Europea decidirá si se extiende esta obligación a otros tipos de carnes, la leche (también la empleada como ingrediente de productos lácteos) o la carne como ingrediente.

Información nutricional

Será obligatorio incluirla a partir de 2016 para la mayoría de los alimentos transformados, aunque para ser justos muchos productores ya la incorporan a sus etiquetados. Los elementos a declarar de forma obligatoria serán el valor energético, las grasas, los hidratos de carbono, los azúcares, las proteínas y la sal (que por cierto, ya no se podrá denominar sodio para evitar confusiones). La declaración habrá de realizarse obligatoriamente por 100 gramos o por 100 ml, de manera que se facilite la comparación entre productos. La cantidad por porción se incluirá de forma voluntaria.

Alérgenos

La información sobre los alérgenos deberá aparecer en la lista de ingredientes y destacarse mediante una composición tipográfica que la diferencie claramente del resto. La Unión Europea ha identificado un total de 14 sustancias alergénicas de obligada identificación al tratarse de las más habituales: cereales que contengan gluten (trigo, centeno, cebada, avena, espelta, kamut o sus variedades híbridas), crustáceos, huevos, huevos, pescado, cacahuetes, soja, leche, frutos con cáscara (almendras, avellanas, nueces, anacardos, pacanas, nueces de Brasil, pistachos o alfóncigos, macadamias o nueces de Australia), apio, mostaza, sésamo, dióxido de azufre y sulfitos, moluscos y altramuces. Los restaurantes, por su parte, estarán obligados a ofrecer al consumidor información sobre los alérgenos utilizados en un lugar visible del establecimiento o en las propias cartas: no en vano, siete de cada diez reacciones alérgicas graves ocurren cuando la persona come fuera de casa, según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

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