El fantasma de la polio
Amenaza con resurgir una enfermedad incurable que ya se creía en vías de erradicación y cuyos casos se han duplicado en lo que va de año. La Organización Mundial de la Salud acaba de lanzar una alerta
Luis Alfonso Gámez
Domingo, 18 de mayo 2014, 01:13
La poliomielitis dejaba paralíticos a casi mil niños al día en 1988. Desde entonces, masivas campañas de vacunación han arrinconado al patógeno. El virus de la polio es endémico hoy en sólo tres países, cuando hace veintiséis años lo era en 125, y en 2013 se registraron 416 casos de la enfermedad, frente a los 350.000 de 1988. Sin embargo, esa tendencia podría invertirse.
Desde enero, se han dado 77 casos de polio, frente a 33 en el mismo periodo de 2013. En los dos últimos años, Guinea Ecuatorial, Irak, Camerún, Siria, Etiopía, Somalia y Kenia han registrado episodios por virus importados de los tres países donde el microorganismo sobrevive en estado salvaje: Afganistán, Nigeria y Pakistán. "La propagación internacional de la poliomielitis constituye un acontecimiento extraordinario y un riesgo de salud pública para otros países para el que es esencial una respuesta internacional coordinada", advertía el 5 de mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha lanzado una alerta mundial ante el riesgo de que la enfermedad resurja. Propone a los países afectados que consideren la erradicación del virus una emergencia nacional de salud pública, se aseguren de que toda la población esté vacunada y extremen las medidas de control en los viajeros frecuentes.
El virus de la polio entra por la boca, se multiplica en el intestino y pasa de persona a persona a través del contacto con heces o aguas fecales. La mayor parte de los contagiados no sufre la enfermedad, aunque transmite el virus, pero uno de cada cien padece parálisis irreversible -generalmente, en las piernas- y, de éstos, entre un 5% y un 10% puede morir por parálisis de los músculos respiratorios. El mal afecta, sobre todo, a menores de 5 años y no tiene cura.
Pulmones de acero
"Es una enfermedad terrible. Hace 60 años, en Estados Unidos había hangares con centenares de pulmones de acero en los que estaban metidos enfermos con parálisis de los músculos repiratorios", indica Javier Arístegui, pediatra, infectólogo del hospital de Basurto y profesor de la Universidad del País Vasco. "Hay que mantener vivo el recuerdo de lo que ha sido la polio. En el País Vasco, llegó a haber centros especializados en la atención a estos pacientes", destaca Rafael Bengoa, director del Departamento de Salud de la Escuela de Negocios de Deusto, exdirector de Sistemas de Salud de la OMS y exconsejero de Sanidad vasco.
El pulmón de acero, cuyo nombre formal es ventilador de presión negativa, prácticamente ha desaparecido gracias al avance en la lucha contra la polio -erradicada en América en 1994, en el Pacífico Occidental en 2000, en Europa en 2002 y en el Sudeste Asiático en marzo- y al desarrollo de otros sistemas de ventilación pulmonar. Su uso ha quedado restringido a casos raros. Pero en 2008 había todavía en EE UU decenas de enfermos que para vivir dependían de esas máquinas, en muchos casos instaladas en sus propias casas. Como Martha Mason, que murió el 4 de mayo de 2009 después de pasar 60 de sus 72 años conectada al pulmón de acero.
"Entre finales de los años 40 y principios de los 50, los brotes de poliomielitis en EE UU aumentaron en tamaño y frecuencia. Los padres tenían miedo de dejar salir a sus hijos al aire libre, especialmente durante el verano, cuando el virus parecía alcanzar su pico máximo. En ocasiones, se limitaron los viajes y el comercio entre ciudades afectadas", rememoran en la web de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE UU. En España, los últimos casos de polio autóctona se declararon en Andalucía en 1988 en población marginal no vacunada, recordaba el Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III en octubre, con motivo del cincuentenario de las primeras campaña de vacunación en nuestro país, donde en los peores momentos llegaron a registrarse hasta más 2.000 casos anuales.
"En España, el 98% de los niños está vacunado, y los estudios muestran que más del 95% de la población tiene anticuerpos protectores. Así que, teóricamente hablando, aquí el riesgo de polio es muy bajo, estadísticamente muy poco probable. Aún así, podría haber un brote en las bolsas de no vacunados, colectivos de ciertas etnias o estilos de vida que rechazan las vacunas", advierte Arístegui. "Siempre ha habido grupos de población desconectados del sistema sanitario, con niños no vacunados. El 100% de cobertura no existe en ningún país, pero en España estamos muy bien. Disfrutamos de la llamada inmunidad de rebaño: una vez que la mayor parte de la población está vacunada, es muy difícil el contagio", apunta Bengoa. Para el director del Departamento de Salud de la Escuela de Negocios de Deusto, en la contención de este y otros males es fundamental la sanidad pública. "Cuando uno tiene un buen sistema de salud público, puede tener, como nosotros, un muy alto nivel de cobertura frente a la polio y otras enfermedades. Cuando uno no tiene un buen sistema de salud público, no alcanza ese nivel, como pasa en EE UU. Por lo tanto, defender la sanidad publica no es defender una ideología, es defender ser eficaz en temas de salud pública".
Osakidetza señalaba hace unos días que el nivel de protección en el País Vasco es muy alto" y recordaba que los últimos casos de polio se dieron en dos niños no vacunados en 1985. La última víctima de la enfermedad en Euskadi fue una niña de etnia gitana no vacunada, que sufría parálisis de la pierna y el brazo derechos, y atendió el doctor Arístegui en Basurto.
El peor escenario
"Los avances de los últimos 50 años de cara a la erradicación de la polio han sido extraordinarios. Lo que pasa es que el virus está acantonado en Afganistán, Pakistán y Nigeria, tres países donde las coberturas vacunales son muy deficitarias y es muy difícil emprender campañas de vacunación por los conflictos bélicos, y motivos políticos y religiosos", explica el pediatra. "La alerta de la OMS tiene sentido porque la enfermedad estaba en vías de erradicación y se ha dado un repunte preocupante. Hay que mantener vigilantes a los Gobiernos y despertar la sensibilidad para captar fondos para campañas de vacunación en esos tres países, donde en algunos casos los sanitarios corren peligro", señala Bengoa.
En marzo, un equipo de vacunación sufrió una emboscada en Pakistán, que se saldó con doce policías de su escolta muertos tras explotar dos bombas y una hora de tiroteo. Los talibanes consideran la vacuna oral contra la polio un arma de EE UU para acabar con los musulmanes y, en los últimos años, han atacado y asesinado a personal sanitario.
Los escenarios más pesimistas auguran que, si no se acaba con la polio, dentro de diez años podrían llegar a declararse hasta 200.000 nuevos casos anuales. "No se darían en países industrializados, sino en países muy pobres, como los ahora afectados, con muy mala infraestructura sanitaria, mala potabilización de las aguas, baja cobetura vacunal... Y eso en un mundo donde la gente viaja de un continente a otro en unas horas es un riesgo. Una persona puede estar eliminando el virus por las heces en Kenia y, ocho horas después, aquí", advierte Arístegui. De hecho, el 60% de los casos registrados el año pasado fueron resultado de la expansión del mal desde los países en los que el virus es endémico a través de viajeros adultos infectados.
Para el pediatra e infectólogo vasco, la erradicación de la polio sólo se conseguirá cuando en los países en los que sobrevive se distribuya la vacuna intramuscular -como en España y otros muchos países- y no la oral, más barata y fácil de administrar. "La vacuna oral está hecha con virus vivos atenuados, que entran por la boca y se eliminan con las heces, yendo a parar a las aguas residuales, que van a ríos y pantanos, y con las que muchas veces se riegan los campos. En países con sistemas de saneamiento y potabilización deficientes, si es que los tienen, esos virus atenuados sobreviven años en las aguas residuales, sufren mutaciones y pueden volverse patógenos y provocar brotes en poblaciones sin alta cobertura vacunal. Por eso, la tendencia es sustituir la vacuna oral por la inyectable. Mientras haya vacuna oral, existirá ese riesgo en poblaciones no protegidas".
Como muchos infectados son asintomáticos, no saben que son portadores del virus y pueden contagiar a miles de personas antes de que se dé un caso de parálisis. Por eso, en países donde la polio no es endémica, la OMS considera que un solo caso es suficiente para declarar la epidemia. "Mientras un solo niño esté infectado con el virus de la polio, los niños de todo el mundo podrán contraer la enfermedad", sostiene la organización supranacional en su web. Erradicar esta enfermedad, como en su día se hizo con la viruela, salvará vidas, impedirá que más niños vuelvan a sufrir sus efectos y tendrá también importantes consecuencias económicas. Según la OMS, se ahorrarán entre 40.000 y 50.000 millones de dólares en veinte años, la mayor parte de ese dinero en países pobres.