Tras el canto del pájaro carpintero
Árboles centenarios, rocas de formas caprichosas, una importante población de pico mediano son algunos de los atractivos del parque de Izki, a descubrir en bici, a pie o desde el aire
Sergio Carracedo
Miércoles, 27 de junio 2018, 22:02
La comarca de la Montaña Alavesa, en el flanco oeste del territorio, alberga un rico Parque Natural lleno de atractivos. Las formas de descubrir Izki son tan amplias como las posibilidades que ofrece. Senderismo, bicicleta de montaña, golf, escalada, parapente y paintball son algunas de las actividades a las que se presta este entorno natural. Pero si hay una actividad a la que se pliega este entorno es la observación de aves ('birding') ya que Izki juega un importante papel en la conservación del pico mediano tanto por cantidad de ejemplares como por ejercer de enlace entre las poblaciones de la Cordillera Cantábrica y Pirineos. Es la joya ornitológica de este parque, un raro pájaro carpintero que tiene en este espacio alavés una de sus poblaciones ibéricas más notables.
No es lo único que hace singular al parque alavés. Izki cuenta con uno de los bosques de roble marojo más grandes de Europa. La diversidad vegetal y paisajística y el aislamiento de la zona propician la existencia de una abundante y rica fauna. El bosque, asentado en la cuenca del río Izki, alberga grandes mamíferos como el jabalí, el corzo o el gato montés, así como una buena representación de aves forestales. Junto al carpintero, conviven el abejero europeo, el alimoche, el buitre leonado, el águila real, el halcón peregrino, el azor, el abejaruco europeo, el mirlo acuático o el carbonero, entre otros.
Además de unos cursos fluviales bien conservados, el parque está salpicado de montañas, barrancos y roquedos calizos con formas caprichosas. El único núcleo de población ubicado en el corazón del Parque es Corres, que con su tipología arquitectónica medieval, está enclavado en la parte alta de un espectacular desfiladero. A estos ambientes tan diferentes, se unen algunas charcas de origen artificial que acogen a diversas especies de aves acuáticas, y anfibios como la rana ágil, una especie amenazada que tiene en este parque natural una de sus principales poblaciones de la Península. La tercera especie de interés comunitario con presencia importante en Izki es el Murciélago Berchstein.
Dos rutas para descubrir la zona
Izki alberga una población cercana a los 700 ejemplares de pico mediano. En los bosques de roble y quejigo del parque alcanzan densidades notables de hasta 25 individuos por kilómetro cuadrado. Con esta densidad, proponemos dos sencillas rutas para poder ver o, por lo menos, oír a esta especie de pájaro carpintero. Antes de acudir a observarlo, hay que aclarar que el pico mediano es algo más pequeño que el picapinos, pero de coloración similar: en blanco y negro en sus partes superiores y blanco en las inferiores, que van tiñéndose de rosa por la parte posterior del vientre y bajo la cola. Le distingue del picapinos su menor tamaño (unos 20 centímetros) y el color rojo vivo de la cabeza, que cubre la nuca y parte superior de la misma.
La primera senda que proponemos va desde Corres hasta el alto de La Tejera en una ruta de 5 kilómetros de dificultad media y que se completa en algo menos de 2 horas dado su carácter ascendente. En la localidad de Corres se encuentra la casa del Parque donde se dispone de amplia y variada información.
Para comenzar el recorrido hay que cruzar la carretera que conduce a San Román y tomar la única pista que asciende por una fuerte pendiente. A medio kilómetro, en una bifurcación, hay que seguir por la derecha, ascendiendo suavemente por la ladera del monte Arronzaila. Tras una pendiente se encuentra un pequeño hayedo conocido como Salitre de Medio, al abrigo de unos grandes bloques de roca caliza, en las inmediaciones de peña Roya, situada debajo de Mantxibio (937 metros).
A unos 2 kilómetros una valla marca el límite entre Corres y Maeztu. Poco después, la senda continúa por un camino recuperado que discurre a media ladera, denominado Larrabila y que bordea el monte Mantxibio hasta alcanzar el collado. Después de cruzar una pista se continúa por el marojal hasta salir a una explanada. En la siguiente bifurcación hay que seguir por la derecha hasta llegar al lugar denominado Esquina Aguda, donde se encuentra el enlace con la senda Sarrondo. Un kilómetro después se halla una bifurcación de caminos donde se localiza una antigua tejera. Cualquiera de los dos caminos lleva hasta el Alto de la Tejera, en las inmediaciones de Apellániz, donde acaba la ruta. La posibilidad en ese punto es de volver al punto de partida, conectar con la senda de Los Arrieros o ascender al monte Mantxibio tomando a la salida de la segunda mancha de hayedo una senda de unos 600 metros. Retrocediendo hasta Esquina Aguda, también es posible enlazar con la senda Sarrondo para ir hasta Maeztu.
La segunda ruta, denominada Renabar, parte de San Román de Campezo y consta de 4 kilómetros de escasa dificultad antes de llegar a el Callejón en poco más de una hora de suave descenso. La senda, bien señalizada, sale de las últimas construcciones de San Román, pasa junto a varios depósitos de agua y atraviesa la carretera que va a Corres y una barrera denominada 'El Juncal', puerta de entrada al marojal de Izki. A lo largo del recorrido, casi todo en descenso se cruzan dos arroyos, tomando tras el último un atajo, que atraviesa el argomal y conduce de nuevo al camino.
Antes de entrar en el bosque, se puede contemplar el monte Mantxibio a la derecha, con la peña Roya a sus pies y Arronzaila, el Avellanedo, el Soila y la peña el Santo. Una vez en el bosque, se dejan tres caminos a la izquierda y se continúa paralelo a los roturos que se sitúan a la derecha. En el siguiente cruce, se toma el camino de la izquierda que desciende hacia el río Izki y se alcanza a la derecha una atalaya natural, que ofrece una bonita panorámica de Izki y la ladera sur del monte Mendizorrotz. En este punto se abandona el camino para tomar una senda que se dirige hacia Los Puentes, donde se localiza un puente de piedra. A partir de aquí, el camino se fusiona con la senda de los Arrieros. En este punto se puede retornar al punto de inicio o seguir hacia Quintana, Apellániz o Corres, por la senda Ulibarri, que está debidamente señalizado.