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Spandau Ballet en una imagen de 2009.

Hombreras y gomina

Spandau Ballet prepara nuevo disco, al que precederá en octubre 'Soul Boys of the Western World', un documental que narra su conversión en fenómeno mundial

Miguel Pérez

Domingo, 14 de septiembre 2014, 01:29

El regreso más esperado del pop británico está a punto de producirse. Spandau Ballet, la banda que elevó los adhesivos del 'Super Pop' a una dimensión desconocida, ha anunciado que está de nuevo en el estudio para grabar el primer disco que editará con material inédito desde su disolución en 1989. Además, los fans tienen un segundo motivo de satisfacción: el estreno en octubre de 'Soul Boys of the Western World', documental dirigido por George Hencken que recoge el origen y esplendor del grupo que encarnó con pundonor la imagen de los 'nuevos románticos' de los 80s.

Los hermanos Gary y Martin Kemp, guitarra y bajo respectivamente, crearon Spandau Ballet en Londres en 1979 junto a Steve Norman -también guitarrista, que poco después pasaría a encargarse del célebre saxo que marcaba el sonido de la banda y sus derivaciones al funk y al smooth jazz-, el batería John Keeble y Tony Hadley, otro compañero de colegio dotado de una prodigiosa voz para el soul que iba para médico y lo dejó todo por la música. Primero se llamaron The Makers. Después de un viaje a Berlín, adoptaron su nombre definitivo. No sin cierto tinte macabro. Spandau Ballet es la denominación con la que se aludía a la ejecución por ahorcamiento de los nazis presos en la cárcel de Spandau. Así lanzaron pelotazos como 'True', 'Gold', 'Chant no. 1' o 'Through The Barricades', el álbum de 1986 que les condujo hacia un sonido más rockero y unas chaquetas con menos hombreras.

Cabe decir que Spandau Ballet ha sido y sigue siendo sinónimo de sofisticación y elegancia. Nació en un ambiente por el que se movían grupos como Ultravox, Duran Duran y Classic Noveaux. Sin embargo, ellos ejemplificaron mejor que ninguno el glamour de los nuevos románticos. Huelga señalar que su compañía y su manager algo tuvieron que ver en el asunto: los cinco muchachos de Londres iniciaron su carrera con conciertos en escenarios tan sofisticados como el jardín botánico de Londres, Berlín, Saint Tropez o la semana de la moda de Nueva York. Su gira de 1981, que hacía escala en España, contemplaba conciertos en París, Milán y Florencia. No es de extrañar que cuando cayeron en julio de 1981 en la sala Rock-Ola de Madrid no dieran crédito a sus ojos. Acababan de tocar el día antes en Ibiza y, de repente, se encontraron en un sotano oscuro rodeados de una masa enfervorecida y sometidos a un calor tan espantoso que las bebidas hervían. Pero tocaron con gran clase. Como si fuera el club más cool de Londres.

Regreso a lo grande

'Soul Boys of the Western World' recoge mucho material de aquella época y, como suele ser habitual en estas producciones, obtiene buena parte de su atractivo de las imágenes y grabaciones inéditas. Pero es justo decir que se trata de un documental bien narrado, consistente y espectacular que deja aparte la nostalgia para contar la historia de una época, de los movimientos culturales de los 80s y de una banda que emergió de la clase trabajadora británica y, a golpe de buenas canciones, actitud, gomina, trajes y abrigos, se convirtió en un fenómeno mundial hasta su disolución en 1989.

Apenas se sabe nada del nuevo disco que Spandau Ballet tiene en preparación, pero se especula con que tendrá poco del sinthpop original de sus primeras canciones en favor de un sonido más rockista y funkie. En 2009 ya editaron 'Once More', un álbum en el que revisan con otras claves y en otras escalas su antiguo repertorio. Precisamente fue ahí y en la gira de ese mismo año, 'Reformation Tour', donde pareció que los cinco componentes empezaban a superar una serie de rencillas que incluso les han llevado ante los tribunales por cuestiones de derechos. En una reciente entrevista a un medio británico, Gary Kemp reconocía las dificultades de la reunificación, habida cuenta de que los cinco músicos habían permanecido años sin hablarse. Y apuntaba a un dato, que permite aventurar que, a pesar de las tormentas, la amistad no estaba del todo disuelta. En parte, el reencuentro fue debido a un triste suceso: el fallecimiento de los padres de Gary, que en los años 80 habían sido acérrimos fans de la banda y siempre habían soñado con una nueva reunión. Al parecer, Tony Hadley llamó a su antiguo compañero para mostrarle sus condolencias y le dijo que la muerte de sus progenitores era una señal de que la vida es muy corta como para malgastarla en enfrentamientos.

Todo parece indicar, por tanto, que en otoño habrá un regreso a lo grande de Spandau Ballet, uno de los últimos grandes grupos de fans de los 80s que quedaba por retornar en este nuevo siglo. Que el factor económico tenga algo que ver parece indudable. Aunque sus miembros no han estado precisamente parados durante este tiempo ni tampoco parece que anden cortos de liquidez, aunque sólo sea por los royalties de sus hits. Martin Kemp ha trabajado como actor con éxito mientras Gary ha protagonizado recientemente un musical en Londres. Tony Hadley mantiene una activa carrera en solitario y rivaliza con Brian Ferry en quién es el crooner más elegante de la escena británica. Recientemente actuó en Santander con la big band de Boby Sands y, aparte de demostrar su capacidad para acercarse a los registros de Tom Jones, ofreció una clase magistral de cómo los antiguos éxitos de su banda pueden traducirse al lenguaje del jazz. Quien tuvo, retuvo.

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