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A dos puntos o sendos empates a falta de dos partidos está el Alavés de la salvación tras su victoria por la mínima en Vitoria ... ante un Valencia que se jugaba competir en Europa. Tuvo que ser entre semana, con un resarcido Jordan, primer cambio tras el descanso para darle precisión al juego alavesista y autor de un penalti riguroso. Porque en compromiso y pelea de cada balón, nadie le puede ganar a este Alavés, quereaccionó después de un inicio titubeante para hacerse con el mando del duelo. Y eso que el Valencia llevaba diez partidos sin perder y que con el nuevo técnico Corberán ha pasado del sufrimiento a la ilusión.
Con un poco más de calidad ofensiva otro gallo cantaría en el conjunto albiazul. Es la asignatura pendiente para la próxima temporada. En lo defensivo, el Chacho Coudet ha terminado por reconducir una zaga que sólo ha recibido tres goles en los últimos siete partidos, aunque sólo ha metido uno más. También se ha notado mucho la presencia del vitoriano Guevara en el doble pivote de una medular que ha fortalecido y a la que ha dotado de mayor personalidad. En Mendizorroza, al equipo valenciano le faltó Javi Guerra, su 'box to box' particular. La calidad individual visitante fue de más a menos a medida que cada futbolista albiazul presionaba en cada jugada como si fuera la última. Los cambios visitantes de refresco al final y en la delantera no sirvieron de nada. Si no, ya estaba Sivera para atajar el único disparo ajeno desde dentro del área.
Con el once de gala y la vuelta de Tenaglia y Kike García, se jugó a lo que se sabe para recuperar pronto el balón y dominarlo en campo contrario. De esta manera llegaron ocasiones desde tiros lejanos y tras jugadas a balón parado. Pero si alguien intentaba pisar más el área contraria, ése era el Alavés. Sin restar mérito a una presión que tornaba imprecisas las combinaciones visitantes y pese a que los nervios finales también propiciaron algún susto en el área propia.
Pienso que, de inicio, nadie se conformaba con el empate. El Valencia defendía con cuatro zagueros y atacaba con tres para intentar poseer más el balón en el centro del campo. Pero es que el Alavés no se quedaba corto, ya que el pivote Blanco se incrustaba entre los centrales para que nuestros laterales acabaran de extremos. Hubo bonitos duelos individuales, sobre todo en las bandas, donde el alavesista Carlos Vicente lidió contra el capitán Gayá y Manu Sánchez tuvo que contener al exalbiazul Luis Rioja. Hasta que se terminó imponiendo la insistencia y el ritmo local por llevar la manija del duelo hasta desesperar al rival.
También ayudó que el perseguidor Leganés empezara pronto goleado en el difícil campo del Villarreal para alejarlo nuevamente a cuatro puntos en la clasificación. La escuadra madrileña visitará este fin de semana a un Las Palmas al que descendimos ayer, pero también nosotros lo haremos ante el colista Valladolid. Son dos encuentros 'trampa' y es mejor sellar cuanto antes la permanencia para no tener que rascar algún punto en el último partido en Mendizorroza ante el vecino Osasuna, que puede necesitar ganar para competir en Europa. Mejor rematar cuanto antes el trabajo, ya que el Leganés recibirá al Valladolid en la última jornada, aunque lo más lógico y deseable es que esté todo el pescado vendido para entonces, con tres plantillas peores que la nuestra ya definidas. El Alavés respira gracias al triunfo en un partido en el que tras la reanudación y los acontecimientos vividos se podía incluso dar por positivo el empate. Esta vez, la lotería del VAR nos regaló un triunfo que a la postre fue tan magnífico como justo y que nos evitará más de una taquicardia.
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