Gemma Guillerna | Directora del hotel Canciller Ayala
«Vitoria tiene que meterse en el circuito de congresos y grandes conciertos»La hotelera cree que la ciudad ha logrado «darle la vuelta» al sector. «Hace 20 años aquí no había turismo», sostiene
Sus enormes cristaleras ofrecen una de las panorámicas más privilegiadas de Vitoria. Y su recepción ha vivido la enorme transformación de Vitoria, de ciudad «desconocida» ... para el turista a pujante destino. La mirandesa Gemma Guillerna lleva desde 2001 al frente del hotel decano de la ciudad, el NH Canciller Ayala.
– ¿Qué balance hace de la Semana Santa y de esta de Pascua que hoy termina?
– Históricamente, aquí la Semana Santa es muy de última hora. No hay demasiada gente que proyecte unas vacaciones en Vitoria para esta época con seis o siete meses de anticipación como puede ocurrir en otras ciudades en que la Semana Santa tiene más arraigo.
– Vamos, que esto no es Sevilla...
– Ni es Valladolid, ni es León, ni... La gente viene, pero lo programa como mucho con un mes de antelación.
– ¿Qué ocupación han logrado a pesar del mal tiempo?
– Algo por debajo de lo previsto. Esperábamos acercarnos al 80% pero nos hemos quedado en el 70. Y la semana de Pascua ha sido muy flojita, con un 50%.
– Con todo, hace unos años cualquiera en el sector habría firmado por lograr una cifra así en Vitoria.
– Sin duda. Yo llevo aquí casi 23 años. Y la verdad es que la ocupación, la ciudad, el negocio se han dado la vuelta completamente.
– ¿A qué atribuye ese cambio de tendencia?
– No es algo que haya pasado de un día para otro. Parece que ya se nos ha olvidado, pero en el año 2001, en Vitoria no teníamos turistas. No había movimiento.
–Da la sensación de que hubo un tiempo en que Vitoria estaba muy cómoda en ese papel de gran desconocida.
– Algo de eso había, de sentir que casi mejor si no nos visitaba mucha gente. Y no. Tenemos una ciudad muy bonita, con muchas posibilidades, con muchas ciudades y pueblos cercanos. Me atrevería a decir que el Abierto por Obras de la Catedral marcó un punto de inflexión. Tuvo mucho impacto. Pero, sobre todo, le debemos mucho al deporte en esta ciudad que ha pasado a estar a un nivel muy alto: con un equipo de baloncesto en lo alto, con un equipo de fútbol en la mejor categoría, con eventos como el Ironman... No sé si somos conscientes de lo que implica, del impacto que tiene que el Alavés esté en Primera.Y no me refiero solo a que se llenen los hoteles: hablo de lo que supone para la imagen de Vitoria.
«El Ironman, la maratón o que el Alavés en Primera tiene un impacto enorme en la ciudad»
– ¿Ese 'turismo deportivo' es el gran filón que debe explotar la ciudad?
– Desde luego. El que viene a participar a una prueba deportiva es un cliente que viene unos días antes. Además, suele viajar con la familia, con lo que eso implica también para la hostelería, para dar vida a las calles.
– Tanto el Azkena como el Festival de Jazz demuestran el impacto de los grandes eventos culturales.
– El hotel está a tope para los festivales. Somos el epicentro, con todos los artistas que viene a tocar, pero también de cuadrillas que vuelven año tras año. Aquí se alojan muchos aficionados al Azkena y al Jazz, grupos grandes de amigos que igual ocupan 20 habitaciones. Vienen, disfrutan a tope, se llevan un recuerdo buenísimo de la ciudad y hacen la reserva ya para el año siguiente.
«Que la ciudad se mueva»
– ¿Echa de menos más eventos de este tipo? ¿Se hace lo suficiente por traerlos?
– Echo de menos algún evento musical grande, uno de esos conciertos de alto impacto, de esos que, en cuanto se sacan las entradas, se agotan. Yo me pregunto por qué no se programan más. En mi opinión, eso engrandecería mucho la ciudad. Y digo esto no porque se me vaya a llenar el hotel, sino porque este tipo de eventos hacen que Vitoria se mueva.
– ¿No terminamos de ser conscientes de las posibilidades de la cultura como generadora de actividad económica? Aquí, por ejemplo, es muy raro que una compañía de teatro se quede varios días para ofrecer distintos pases, con todo lo que eso implica.
– Ojalá estuviéramos en ese circuito de grandes conciertos o de teatro, no solo en una temporada determinada como pasa con los festivales. Otras ciudades del entorno sí se han hecho un hueco. Yme pregunto por qué aquí no.
«El comercio ha ido a peor. Los negocios locales desaparecen y el visitante busca algo único y distinto»
– La recepción de un hotel es un lugar privilegiado para pulsar la opinión de los que nos visitan. ¿Qué imagen se llevan de Vitoria los turistas?
– En general, el cliente se va contento, satisfecho y con la sensación de haber descubierto una ciudad que les ha ofrecido muchísimo más de lo que venían pensando. Mucha gente coincide en que esta es una ciudad abierta, para pasear, donde se come fabulosamente. Y no solo el que viene de fin de semana se lleva esa percepción, también ese turismo de negocios.
– Sin embargo, llega un domingo por la noche y buena parte de la hostelería está cerrada.
– Es cierto, pero eso es algo que creo que también está cambiando. Pasa algo parecido con el mes de agosto. Cuando llegué al hotel, después de La Blanca, la ciudad cerraba, los bares bajaban la persiana y Vitoria parecía un erial. Eso ha mejorado, en eso hemos evolucionado mucho.
– ¿Percibe que en estas dos últimas décadas hay cosas que han ido a peor en la ciudad? Se ha perdido mucho comercio en este tiempo...
– Efectivamente. Si antes decía que se le ha conseguido dar la vuelta al turismo, el comercio ha ido a peor. Salías y había tiendas. Franquicias, pero también mucho negocio local. Y eso es lo que busca el que nos visita: lo distinto, esas tiendas que no puede encontrar en ningún otro sitio. Y, por desgracia ese comercio está desapareciendo. No sé cómo, no es mi sector, pero creo se debería pensar cómo darle una vuelta al comercio de Vitoria. Y otro de los aspectos en los que hay que mejorar es en el turismo de congresos, que hay que motivar e incentivar. Ahí nos estamos quedando...
– Muy detrás de otras capitales.
– Sin duda. Es verdad que en otras ciudades limítrofes hay muy buenos palacios de congresos y tampoco podemos aspirar a organizar congresos de 10.000 personas. Pero tenemos un Europa y hoteles con capacidad para atraer congresos de tamaño medio que se están llevando otras ciudades. Creo que es necesario que nos hagamos un hueco en ese circuito.
«No hacen falta más plazas»
– ¿Cree que la oferta actual de plazas hoteleras está bien dimensionada para una ciudad como esta?
– Para los eventos que tenemos y para lo que la ciudad se está moviendo, yo creo que tenemos una oferta más que suficiente. No estamos ante una falta de plazas hoteleras ni muchísimo menos. Es más, en los últimos años ha crecido seguramente en exceso.
– ¿Cuál es el perfil medio del turista que recibe la capital alavesa?
– Mucha familia con niños, muchos amigos. Ahora bien, el perfil cambia completamente dependiendo del momento, del tipo de eventos que tengamos en la ciudad. Cada vez se mueve más ese viajero que busca la cultura del País Vasco y toma como punto central Vitoria.
– El gasto del turista extranjero se ha disparado en Euskadi en el último año. ¿Cuál es el poder adquisitivo del que llega a Vitoria?
– El de un turista medio, no me atrevería a decir que es un visitante con un grandísimo poder adquisitivo...
«No podemos aspirar a traer convenciones de 10.000 personas, pero sí muchas más de tamaño medio»
– Eso se percibe en que la oferta gastronómica de la ciudad también se ha amoldado a un ticket de un nivel medio...
– Creo que las cosas en Vitoria se hacen bien. Hay mucha gastronomía y muy buena. La gente se va muy contenta y muy satisfecha.
– ¿No cree que un restaurante con estrella Michelin serviría de faro para atraer a otro perfil de turista?
– Eso supondría sumar y claro que sería positivo. ¡Ojalá tener dos restaurantes con estrella como tiene Miranda!
– Tiene a la vuelta de la esquina un vecino como la Casa Alfaro donde se plantea un proyecto hotelero. ¿Teme la competencia?
– En absoluto. La competencia siempre es buena. Y en este caso no es competencia directa: parece que se está pensando en un hotel boutique, ojalá que acompañado con un restaurante gastronómico, que sería algo maravilloso.
– En la trasera de su hotel se encuentra la parcela donde se iba a ubicar el auditorio, del que ya nadie habla. ¿Cree que es otra oportunidad perdida?
– Lo es. Es un sitio céntrico, fabuloso para levantar un auditorio. Cuando llegué al hotel ya se empezaba a hablar de que se iba a hacer allí y yo todavía no he perdido la ilusión de que se pueda terminar construyendo.
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