Vitoria iniciará en 2024 el despliegue de cámaras inteligentes en el centro para prevenir delitos
Los dispositivos, que se instalarán para marzo, detectan infracciones y «anomalías» de forma automática. El Consistorio quiere llegar a los cien equipos en cuatro años
Las 17 cámaras inteligentes con las que Vitoria quiere dar un salto cualitativo en su modelo de seguridad se desplegarán en el primer trimestre ... del próximo año. El Ayuntamiento prevé adjudicar hoy por 117.102 euros su instalación, que durará un máximo de cuatro meses. Se trata del primer paso de la nueva estrategia para «prevenir» los delitos y que aspira a contar con un centenar de dispositivos repartidos por la ciudad en los próximos cuatro años. Los equipos destacan por su tecnología avanzada: son capaces de detectar y notificar de manera automática y en tiempo real «anomalías» que pueden suponer delitos, leer matrículas o distinguir personas y vehículos.
Los equipos se colocarán en las zonas más concurridas del centro, como las plazas de la Virgen Blanca y España, Mateo Moraza y las rampas mecánicas, que acumulan innumerables incidencias en los últimos meses. También cubrirán la Cuesta de San Francisco y los accesos al Consistorio. Esta selección responde a la necesidad de «controlar zonas de gran concurrencia, edificios o construcciones emblemáticas».
A pesar de que en la mayoría de los casos son puntos ya videovigilados, cuentan con sistemas analógicos y «obsoletos», según recoge la documentación a la que ha tenido acceso este periódico. La principal diferencia radica en que ahora serán las cámaras las que lancen la alerta, en lugar de tener que visualizar todo el contenido para dar con el momento exacto de un posible delito.
El nuevo sistema actúa ante un elevado número de situaciones, desde «niveles de aglomeración» en puntos concretos hasta detectar que un coche circula en dirección contraria al resto, «objetos olvidados» e, incluso, encontrar diferencias entre personas y tipos de vehículo (coche, furgoneta, bicis, etc), su color o leer matrículas.
De hecho, una de las funciones que solicita el Ayuntamiento para las cámaras es «hallar coincidencias morfológicas» en personas y caras, sin llegar al extremo del reconocimiento facial. Al mismo tiempo, permite incorporar datos a la base de datos como un tipo de evento concreto o realizar búsquedas a partir de imágenes determinadas.
En cualquier caso, fuentes del equipo de gobierno insisten en que contar con estas funciones no implica que se apliquen de manera continua o inmediata. En este sentido, el concejal de Seguridad, Iñaki Gurtubai (PNV), recordó que los dispositivos «tienen una normativa muy estricta que exigen autorización y garantías». «Su uso tiene que estar justificado, ser proporcional y existen normas de conservación de las imágenes», advirtió en la última comparecencia en la que abordó esta cuestión.
30 días de grabación
Los equipos almacenarán el contenido durante 30 días y permitirán la búsqueda por fecha u hora concreta. Además, emitirán la señal en directo a dos monitores instalados en Aguirrelanda y contarán con tecnología para dar respuesta a condiciones adversas de visibilidad, ya sea por la oscuridad o deslumbramiento.
Las cámaras con inteligencia artificial están llamados a ser un recurso «clave» en la prevención de delitos de la Policía Local, según anunció el departamento de Seguridad al inicio del presente mandato. De hecho, el Consistorio busca ampliar la red de videovigilancia a diferentes puntos durante los próximos cuatro años, «al ritmo que permita la capacidad presupuestaria». El objetivo es que los agentes reaccionen con mayor rapidez y garantías y disuadir a la hora de cometer delitos con la simple presencia de los dispositivos.
En paralelo, el Ayuntamiento licitará en breve las cámaras para el control de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), que entrará en vigor en la primera mitad del próximo año y que sólo permitirá la entrada de vehículos de vecinos y comerciantes del Casco Viejo y una parte del Ensanche.
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