Vitoria, un destino turístico abierto a todos
La Oficina de Turismo de la capital alavesa rompe barreras y organiza la primera visita guiada a personas en sillas de ruedas con una ruta por los caños
Un escalón que era insalvable antes ya no supone ningún impedimento. Vitoria se ha convertido de forma oficial en un destino turístico abierto a todos. ... Descubrir el Casco Medieval, conocer la ciudad a través de sus murales e, incluso, acceder a esos secretos caños donde crece la vegetación ya es posible para cualquier persona con movilidad reducida. La Oficina de Turismo ha roto este sábado barreras al organizar la primera visita guiada a turistas con discapacidad física. Un éxito que ha contado con 16 personas de distintos puntos de la península.
La aliada de estos viajeros es una silla de tipo joëlette. Ese asiento se muestra todoterreno: con sólo una rueda se pueden salvar los tramos irregulares que presenta la 'Almendra' medieval. Pero también, de cara al futuro, esa butaca está preparada para practicar senderismo, cruzar el Anillo Verde y disfrutar, por fin, como cualquiera, de parajes hasta entonces inaccesibles.
Otra de las particularidades de este 'tour' –e igual que ocurrirá en los próximos que se sucedan de este tipo– es que cuenta con dos guías. Fernando Arrikagoitia 'Cibeles' , se ha encargado de hacer de cicerone y de relatar todos esos detalles que se esconden en las empedradas calles del Casco, como la historia de su Muralla o la de la iglesia de San Vicente o San Miguel. Mientras, dos empleados de la empresa Senderos Accesibles acompañan en todo momento a Iñaki Sansamendi, que se desplaza en la adaptada silla de ruedas, para «garantizar su seguridad y comodidad». Un apoyo, por cierto, que podrán reclamar tanto adultos como niños porque la intención es que estas aventuras sean aptas para todas las familias.
Antes de empezar la visita, Sansamendi no podía ocultar su entusiasmo. Él es de esos 'turistas' que simplemente quieren conocer mejor su ciudad. Vive en Zabalgana, pero a sus 73 años quería conocer mejor los caños del Casco Medieval. Antes de detallar sus expectativas por el patrimonio del recorrido apunta que el mero hecho de «tener la oportunidad de hacer la visita con gente normal» es una expectativa cumplida. «Y cuando digo gente normal me refiero a los que tienen las dos patas, porque a mí me falta una», bromea.
Sansamendi perdió la pierna hace «seis o siete años» –«ya sabes que el tiempo es relativo»– a raíz de «una diabetes mal controlada». «Al principio me costó mucho asumirlo, pero ahora lo llevo bien, con dignidad». Aunque estuvo visitando los caños «hace muchos años, cuando todavía tenía los dos pies» apuntaba a una visita de la que esperaba «sorprenderse de los avances en integración». «Ganar en accesibilidad es un avance para toda la sociedad», resumía. En esta ocasión, desde su silla admitía que las vistas son a otra altura y eso influye. «Si comparas tu casa con la mía –espetaba al periodista–, las alturas no tienen ni punto de comparación». Ahora se mostraba dispuesta a admirar los caños desde otra perspectiva que, pese a todo, no era óbice para «admirar toda esa faceta arquitectónica medieval».
El 'plus' de esa asistencia para las personas con discapacidad como Iñaki no supone un coste añadido. Pero sí se requiere a estos solicitantes que planifiquen estas salidas especiales con al menos dos semanas de antelación. Es posible que si avisan con menos tiempo ya no haya disponibilidad. «Pero pueden consultarnos», aconsejaron desde la Oficina de Turismo.
Intérpretes y guías
Con todo, en la sede que se ubica en la plaza de España no sólo han tenido en cuenta a las personas con discapacidades físicas, que desde este sábado ya pueden ubicar a la capital alavesa como un «destino seguro». Las adaptaciones para las que se ha preparado el Ayuntamiento, han pensado también en esos viajeros con problemas visuales o auditivos. Así se podrá usar una barra direccional, una especie de palo que conecta físicamente al guía con la persona invidente. Sin apenas ver, se puede percibir de esta forma los cambios de nivel y los obstáculos del recorrido. Y, en caso de que los turistas opten por conocer la ciudad subidos a una bicicleta, el Consistorio también ha puesto a disposición un tándem. En él se subirá un guía que ofrecerá descripciones detalladas del entorno.
Las imágenes se transmiten con las palabras. O, con los gestos. Para visitar el santuario de Estíbaliz o el cementerio de Santa Isabel –otra de esas opciones que ofrece la Oficina de Turismo– también es posible contar con intérprete en lengua de signos.
Esas novedades se suman a otros servicios en los que Vitoria ya fue pionera. Algo más lejos del núcleo urbano, en el centro de interpretación Ataria, se puso en marcha del 2017 el servicio de 'scooters' para facilitar que las personas con problemas de movilidad puedan recorrer el parque de Salburua.
Allí los vehículos que se ofrecen son monoplaza, con silla y cuatro ruedas. Pueden soportar un peso de 140 kilos y avanzar una velocidad máxima de 15 kilómetros por hora. Cuentan con dos baterías y ruedas antivuelco, y los asientos son ajustables.
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