«Con la viruela del mono se intentó revivir el estigma del sida»
Invita a aprovechar el Día del Orgullo para «conquistar más derechos y espacios» frente a las agresiones homófobas
Las amenazas no son pocas para el movimiento LTGBI. Desde la «hostilidad» contra las personas trans, en plena actualidad con la nueva ley, hasta el ... fantasma del sida, que parece haber vuelto con la viruela del mono. Y pese a que Álava registró 27 agresiones LGTBIfóbicas en 2021, Amets Martínez de Heredita, coordinador de Ikusgune, prefiere hacer una lectura «positiva» en el Día del Orgullo que hoy se celebra en Vitoria con una manifestación en la Virgen Blanca (19.00 horas). Como señala, la mayor implicación de los alaveses disuade más a los agresores. «Cada vez son menos los espacios de odio».
- Álava fue la provincia que más delitos de odio por habitante registró en 2020. ¿Vamos camino de dar la vuelta a este dato?
- Si reparas exclusivamente en el dato, te puedes llevar las manos a la cabeza, pero creo que hay que hacer una lectura más positiva. Álava es la provincia con más incidencia de estos delitos, pero también en los últimos años se ha trabajado muchísimo la denuncia. Tenemos una foto más nítida de los delitos de odio y LGTBIfóbicos. Y lo que estamos viendo este año es que esa tendencia de acudir a Ikusgune sigue en aumento, por tanto, no queremos remarcar tanto el crecimiento de la LGTBIfobia como su denuncia.
- Sin embargo, en 2021 contabilizaron 27 agresiones, tres veces más que hace cinco años. ¿Se están incrementando?
- Cuando iniciamos la recogida de datos en 2017 y 2018 no teníamos los medios suficientes para difundir nuestras vías de contacto y denuncia. Echábamos en falta más implicación institucional y esa demanda se transformó en un acuerdo con el Ayuntamiento. De ahí que hayamos tenido conocimiento de más casos. Dicho esto, también hay más elementos como un contexto de más hostilidad hacia el colectivo trans con el debate de la nueva ley.
«Cuando se debaten leyes como la trans o la del aborto siempre hay quien pronostica catástrofes»
- ¿Sigue el conflicto muy latente?
- Aquí el movimiento feminista ha dicho claramente que no respalda esos discursos contra las personas trans. Es algo que surge en el contexto de la oposición a una ley como sucedió con la del aborto, el matrimonio igualitario o incluso la eutanasia. Siempre va a haber grupos que van a pronosticar grandes catástrofes sobre lo que puede ocurrir. Y al final se demuestra que ni todos van a pedir la eutanasia ni todas van a abortar. Estas leyes solo otorgan derechos a quienes no los tienen, y reconocer los derechos de una persona no vulnera los de otra.
- La mayoría de agresiones se dan en época estival. El último caso fue en mayo en el embalse de Ullíbarri. ¿Teme que sea la primera de una escalada de ataques como la del verano pasado?
- No, lo que sucede es que el propio uso del espacio público es mayor en esta época. A estos se suma el contexto de fiesta, de las masculinidades, el alcohol y ese corporativismo cisheterosexual que avala que haya determinadas actitudes violentas.
- ¿El temor a una agresión hace que las personas LGTBI se oculten?
- Un estudio que hicimos en 2017 ya nos indicaba que algunas personas decidían no visibilizarse en la calle como medida de seguridad para evitar una agresión. Y en nuestro último informe veíamos que había gente que decidía cuáles eran los espacios en los que podían ser libremente. Sin duda, los ataques recortan las libertades. Tenemos que trabajar por empoderar a esas personas y luchar por conseguir más derechos y espacios de libertad. Y el ejemplo de Vitoria y sus manifestaciones de denuncia nos permite que esos espacios de seguridad sean más y los de odio menos.
«Los actos de repulsa permiten que haya más espacios de seguridad y menos de odio»
- Se acercan las fiestas y los ayuntamientos están en pie de guerra contra las agresiones sexistas. ¿Cómo las afrontan en su caso?
- Para nosotras la normalidad en sí es un contexto de violencia, es seguir la norma cisheterosexual. Hay que transgredirla porque propicia que se den situaciones de violencia, continuar creando redes de denuncia de las agresiones y ser tajantes con los discursos contrarios a los derechos humanos. En ese sentido, hemos repartido nuestro teléfono por las txosnas de Judimendi y estamos abiertos a hacerlo en próximas fiestas.
- Hoy es vuestro día, ¿en qué mensaje harán hincapié?
- El mensaje es claro. Quedan muchos espacios por conquistar para que nadie tenga que vivir en el armario ni vea coartada su libertad de expresar su identidad. Además, estamos en un momento crucial que va a determinar la imagen del colectivo LGTBI. Hay interés por resucitar viejos fantasmas como el del sida para retratarnos como lo inmoral, lo sucio...
- ¿Siente que se les ha intentado cargar con un estigma con motivo de la viruela del mono?
- Por supuesto. La difusión que se ha hecho de los casos ha sido la de volver a ese estigma de asociar una enfermedad solo al colectivo LGTBI cuando para otras enfermedades no se especifica la orientación sexual del afectado. En cambio, cuando afecta a alguna persona LGTBI se pone en el punto de mira a todo el colectivo.
- Un caso que ha aterrado al colectivo ha sido el del asesino de Bilbao. ¿Han lanzado alguna recomendación a la hora de usar aplicaciones de contacto?
- Las aplicaciones no son ni más ni menos seguras que otras formas de ligar. Al contrario, sí miramos al matrimonio como uno de los espacios de violencia contra la mujer y a las familias en el caso de las personas LGTBI. Dicho esto, sí que hay algunas medidas de seguridad que se pueden tomar. Lo hemos hecho en una guía en la que planteamos reflexiones para evitar situaciones de peligro con respeto a quien no las quiera tomar, pues la responsabilidad de una agresión nunca es de la víctima.
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