Seis denuncias por violación a la semana en Euskadi: ¿qué está pasando?
Euskadi registró el pasado año 302 casos de agresión sexual con penetración, cinco veces más que hace una década
Es menor de edad, vive en Vitoria y a principios de verano declaró haber sido violada. Un chico de 18 años al que conoció en ... unas fiestas de barrio presuntamente la agredió sexualmente. Como ésta, la Ertzaintza y la Policía Local recogieron 45 denuncias a lo largo de 2024, un 95,7% más que el año anterior. No se trata de un fenómeno único en Álava. Según los datos recogidos en el 'Balance de Criminalidad de 2024' del Ministerio del Interior, el pasado año seis mujeres de media denunciaron cada semana haber sido violadas en nuestra comunidad. Prácticamente una al día.
Los datos son los siguientes. Los diferentes cuerpos de seguridad abrieron el pasado año en Euskadi un total de 302 expedientes por agresión sexual con penetración, un 28% más que el anterior ejercicio y un 77% más que en 2019, el año previo a la pandemia de covid. Pero si la mirada retrocede una década, hasta 2014, desvela que los casos se han multiplicado por cinco. Por territorios, Bizkaia registró durante 2024 el mayor número de casos -160-, seguido de Gipuzkoa -90- y Álava -45-.
La explicación a estos datos difiere en ciertos matices en función de la persona consultada. Pero todas las fuentes, tanto institucionales y políticas como académicas y juristas, sí coinciden en que una gran parte de ese incremento responde, directamente, a que las mujeres denuncian más que hace años. Ahora se dan las condiciones legales y sociales para hacerlo y también se ha retirado ese velo de normalidad a ciertas prácticas y actitudes de los hombres que hasta ahora no se consideraban como agresiones. «El trabajo del movimiento feminista, los desarrollos legislativos y la apertura de centros de crisis están contribuyendo a una mayor conciencia y visibilidad de este tipo de violencias históricamente tan invisibilizadas», explica Raquel Royo, directora del programa experto en intervención en violencia sexual de la Universidad de Deusto.
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«Ahora las mujeres denuncian más y se obtienen condenas»
«En muchas ocasiones era un fenómeno que no era visible ni reconocible. Muchas mujeres no tenían las condiciones adecuadas ni el entorno favorable para presentar una denuncia. Pero ahora sí somos mucho más conscientes de lo que es una agresión sexual», añade Miren Elgarresta, directora de Emakunde. «La sociedad ha cambiado. Antes, un señor que te tocaba el trasero en la discoteca se quedaba bailando y tú te ibas. Ahora ya no. Las víctimas están más concienciadas para denunciar», ataja Camino Méndez, fiscal de Violencia de Género en Vitoria. De la misma opinión se muestra Leticia Badiola, magistrada del juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Bilbao. «Antes se llegaba a culpabilizar a la víctima porque 'iba provocando o buscándoselo'. Eso ya es impensable».
«Antes, un señor te tocaba el trasero en una discoteca y se quedaba bailando y tú te ibas. Ya no»
Camino Méndez
Fiscal
La aprobación en 2022 de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, conocida como la 'ley del sólo sí es sí', significó un «antes y un después» en esta problemática. «Antes el consentimiento se presumía. Ahora ya no. Tiene que ser expreso y cuando vas a mantener cualquier tipo de relación sexual, tienes que estar seguro de que esa persona realmente quiere», detalla la jueza.
Del entorno familiar o social
Hay un consenso general de que las mujeres denuncian más -aunque todavía «muchas agresiones permanecen ocultas»-, pero otras voces también apuntan que cada vez hay más agresiones de este tipo. «Digamos que ahora vemos un poquito más del iceberg, pero todavía hay mucha parte oculta bajo el agua, muchas violaciones que no se denuncian. Pero el problema es que ese iceberg se hace cada vez más grande porque aumentan las agresiones», señala el vitoriano José Miguel Fernández, Fote, portavoz de la asociación Clara Campoamor.
No existe, como tal, un perfil del agresor o de la víctima. La idea del agresor que asalta a una mujer en un portal o una zona aislada de noche aún se da, pero no es el mayoritario. Ahora las agresiones más habituales llegan de hombres del entorno familiar o social. Según las últimas encuestas, sólo el 18,8% de las violaciones son cometidas por desconocidos.
«Muchas mujeres no tenían las condiciones adecuadas ni el entorno favorable para denunciar»
Miren Elgarresta
Emakunde
La mayoría se producen en un contexto en el que víctima y agresor han mantenido «algún tipo de contacto previo». Puede ser un familiar, un amigo de la cuadrilla, un conocido de la universidad, un profesor, un compañero de trabajo, un hombre con el que has quedado en redes sociales... Y puede ser de cualquier sector y clase social. «Es un problema estructural que persiste en nuestra sociedad», resume la directora de Emakunde. De hecho, todas las fuentes aseguran que el único sesgo común es la «desigualdad de género» y «cosificación» de la mujer.
Discurso misógino
El portavoz de la asociación Clara Campoamor pone también el acento en el alto número de casos a los que se enfrenta protagonizados por jóvenes «cuando se supone que están educados desde niños en unos valores de igualdad y respeto». «Se saben la teoría pero no la práctica», afirma rotundo. «Creo que vivimos una absoluta crisis de valores. Se está perdiendo el respeto, en este caso hacia las mujeres», añade Leticia Badiola. «No hay que demonizar a la juventud», discrepa Raquel Royo. «No sobrecarguemos en los hombros de la juventud un peso excesivo. Han aprendido de sus mayores», dice Elgarresta.
«Ahora vemos un poquito más del iceberg, pero aún hay mucha parte oculta»
Jose Miguel Fernández, Fote
Clara Campoamor
El sociólogo e investigador del Centro Reina Sofía de Fad Juventud Stribor Kuric participó en la última gran encuesta realizada a nivel nacional sobre la juventud. Aquel estudio destapó que 23,1% de los varones entre 15 y 29 años considera que la violencia de género «no existe, es un invento». «Ese dato es cierto, pero yo prefiero quedarme con que casi el 80% opina lo contrario», analiza. Pero sí advierte de que está comenzando a fraguar entre los jóvenes «cierto discurso misógino y antifeminista» que a los chavales les llega a través de las redes sociales, memes, vídeos... que puede crear un caldo de cultivo
¿Y qué se puede hacer para revertir esta situación? «Educación, educación y educación. En valores y respeto. En casa y en la escuela. Y en las empresas. Y en los grupos de amigos. Educación para la igualdad», resumen todos.
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