Los vecinos de Aretxabaleta urgen medidas ante los «constantes» incendios y los 'okupas'

Antes de llegar a coger el sueño -«siempre estamos ojo avizor, vigilando quién va y viene por el barrio porque tenemos miedo», explica-, los vecinos de Aretxabaleta se sorprendieron al comprobar cómo grandes llamaradas salían del tejado del edificio Erentxun 28, cuyos residentes fueron realojados en verano. Ahí mismo, el pasado 10 de octubre, un indigente perdió la vida asfixiado en el bajo donde vivía, que también sufrió un incendio. La vivienda es propiedad de un banco y continúa sin tapiar. Sus ventanas quemadas permiten ver un nuevo colchón en su interior y junto a la pared reposa una bolsa con víveres.

Los bomberos se desplazaron hasta el inmueble a las 3.36 de la madrugada. El fuego afectó completamente a las dos viviendas situadas en la planta superior, donde al parecer no había nadie. Las labores de extinción se alargaron hasta el alba y, finalizada la intervención, los bomberos cerraron el portal con una cadena y un candado para evitar nuevos accesos. «Es algo que tenían que haber hecho hace mucho tiempo, ¿a qué esperan para tapiar y derribar el bloque?», se preguntan vecinos como Luis y Olga. Se desconoce si existe una relación entre el intento de ocupación de Bustaldea y el nuevo incendio en la calle Erentxun, pero los vecinos afirman tener el susto en el cuerpo. «La situación se puso tensa entre la docena de vecinos que nos acercamos a Bustaldea y las decenas de 'okupas' que intentaron entrar», confiesa. Según cuentan los vecinos, que utilizan un grupo de 'whatsapp' para movilizarse cuando detectan presencias extrañas en el barrio, llegaron a encararse con los 'okupas' que intentaron acceder a viviendas como las del bloque número 15. «Nos llamaron chivatos por avisar a la Policía y nos dijeron que no eran unas familias, sino todo un clan», explica una residente. «Nos dijeron que venían a Bustaldea porque los bloques de la avenida de Olárizu están llenos», agrega Olga. Miembro de la Junta administrativa de Aretxabaleta, revela que los vecinos empiezan a dividirse en dos grupos. «Algunos no quieren denunciar lo que sucede aquí para no ensuciar la imagen de la zona y que no se devalúen las viviendas, pero otros creemos que esto no puede seguir así», dice. «Hay que actuar».

En la mañana de ayer los vecinos de Bustaldea se resignaban a tener nuevos 'inquilinos' en algunos de sus bloques. «La Policía Local evitó que algunos entraran, pero no pueden echar a los que lograron acceder al interior», señalaba Luis, antes de saber que, por la tarde, se había dado orden de tapiar los bloques susceptibles de ser 'okupados'. «Nos sentimos abandonados y engañados, el Ayuntamiento prometió regenerar esta zona y esto es un sinvivir», insiste el grupo vecinal, que pudo intercambiar sus opiniones con el propio alcalde, Gorka Urtaran.

Mientras los vecinos exponen sus quejas a este periódico, un repartidor llega a Bustaldea y pregunta por una dirección. Los residentes cuestionan sus intenciones. «Ya no podemos fiarnos de nadie», lamenta una de ellos. Vive también en esta calle y se refiere a un incidente acontecido el lunes, cuando los Bomberos acudieron al bloque para cerrar una válvula de gas situada en la fachada. La Ertzaintza también fue avisada. La alarma no fue a mayores, pero los sobresaltos son continuos. «Finalmente no pasó nada pero la calle olía a gas y esta mañana todavía quedaba una bombona en el edificio. No podemos seguir así, sin saber quién hay dentro y si esto puede explotar en cualquier momento. Tienen que derribar los edificios vacíos», subraya esta vecina que asegura haber visto a un hombre con varios perros y a una mujer en el inmueble en los últimos días.

Fuentes de Ensanche 21 recuerdan que el procedimiento en caso de detectar 'okupas' en sus viviendas consiste en verificar el asalto, identificarlos, denunciarlos y, en determinados casos, tapiar la vivienda. Este último paso depende de si hay una orden judicial o personas en su interior. El Ayuntamiento ya ha expresado su intención de rehabilitar los pisos municipales de Aretxabaleta y la Avenida de Olárizu para ofrecérselos a jóvenes o a familias vulnerables.