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El entroje logra en Salinas de Añana «la mejor sal del mundo»
Los porteadores del oro blanco celebran el «esplendor» del Valle Salado y homenajean a uno de los responsables de su regeneración
El pueblo de Salinas de Añana está tan unido como hace siglos. De ese sentimiento de comunidad han dado cuenta este sábado los cientos de ... vecinos -esos 140 empadronados y toda esa otra muchedumbre emigrada que regresa a su tierra cada fin de semana- que se ha sumado a la Fiesta del Entroje. Ésta es una tradición ancestral que marca el final de la cosecha con la representación de la recogida de la sal y su traslado hasta el almacén, desde el Valle al centro de la localidad.
Los salineros debían empezar la jornada como antaño, y así se ha hecho: con galletas y un trago de albillo, un vino dulce elaborado con las uvas residuales y maduras del txakoli. Aunque no todo se mantiene como entonces, empezando por el tono en el que se desarrollan en la actualidad los trabajos, que resulta bastante más festivo que cuando se creó ese cántico popular que dice que «la vida del salinero es muy triste de contar».
Lo cierto es que, si nos ponemos en su piel, no les faltaba razón. Porque, en otro tiempo, ésta era una de las labores más incómodas debido al importante esfuerzo físico que requerían. Los porteadores del oro blanco trasladaban desde los terrazos unos 50 kilos por persona, con una decena de viajes por la mañana y otros tantos por la tarde. Así que imagínense a esas mujeres con los sacos encima de la cabeza y, a los hombres, con las toneladas sobre los hombros.
La meteorología también complicaba el asunto. Sol espléndido y viento norte habían de confluir en Añana cada tarde de estío para que la evaporación del agua culminara el proceso y dejara la sal al aire. Y, aunque los métodos de recolecta han cambiado, esas condiciones resultan hoy igual de necesarias. Por suerte, durante unas horas se han cumplido y han puesto el broche a una celebración por partida doble.
La cita se recuperaba tras cuatro años de parón por la pandemia y coincidía con un aniversario redondo, el medio cuarto de siglo de la Sociedad de Salineros Gatzagak. Éstos, por si queda alguien en el territorio que aún no los conozca, son los propietarios del Valle Salado, que en 1994 formaron una asociación para regenerar la zona. Su empeño (aupado por el apoyo institucional) fue tal que ahora esta zona es uno de los mayores reclamos turísticos de Álava, y hasta del extranjero. De hecho, «tenemos turistas de hasta 56 países distintos», según ha indicado a este periódico el gerente de la Fundación del Valle Salado, Pablo de Oraá.
La fiesta se ha recuperado tras cuatro años de parón por la pandemia y ha coincidido con el 25 aniversario de la Sociedad Gatzagak
Acopio de 180 toneladas
Una de las personas que con su «pasión» ha hecho posible que año tras año y, especialmente en este 2024, se hayan acogido a 64.000 visitantes es el popularísimo Valentín Angulo, que con el fin de otorgarle un merecido reconocimiento ha sido nombrado miembro de la Comunidad de Caballeros Herederos de las Reales Salinas. «Eskerrik asko a todos los salineros. Después de iniciar hace 25 años este proceso de recuperación podemos dejar claro que esta actividad milenaria sigue estando viva», ha mencionado orgulloso en sus agradecimientos, ya engalanado con la capa, la txapela y la makila de mando. Junto a él, han posado otros ilustres 'caballeros' que pasarán a la historia del pueblo como el vitoriano Ángel Fernández de Retana, profesor del Basque Culinary Center, o el cocinero de la cocina Sukalki, Luis Ángel Plágaro.
El diputado general, Ramiro González, también ha querido hacer honor con sus palabras al trabajo «insistente y siempre con buenas formas» que Angulo ha realizado desde el primer momento para recuperar el Valle. «Los efectos son palpables. Ahora estamos comercializando la mejor sal del mundo y lo hacemos con gran capacidad de innovación, penetrando, además, en los mejores restaurantes», ha afirmado.
«Tenemos una historia y un producto maravilloso que ofrecer al mundo, y todavía queda mucho que hacer para seguir ganando prestigio», ha expresado sobre un Valle «único en el mundo». Aquí se han recolectado este año 150.000 kilos de sal de manantial y 30.000 (5.000 más de los previstos) de flor de sal; un balance «muy satisfactorio» pese a las intensas precipitaciones estivales.
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