En Rioja Alavesa brindan los prohombres de la arquitectura
El proyecto de Foster para Faustino escribe, 20 años después, una nueva página del catálogo de 'bodegas de autor' que iniciaron Calatrava y Gehry
J. B.
Martes, 21 de marzo 2023, 20:45
Después de casi 20 años de sequía de proyectazos, de bodegones superlativos, de grandes diseños de los popes de la escuadra y el cartabón, Norman ... Foster se dispone a abrir un nuevo capítulo del idilio que Rioja Alavesa ha mantenido en las últimas décadas con la arquitectura internacional de relumbrón. Todo apunta a que su ilusionante intervención en Oion va ser algo distinta, ya desde la raíz, de los iconos que otros primerísimas espadas del plano erigieron en la zona al arrancar los 2000.
Sir Norman Foster, que en junio cumplirá los 88 años y tiene entre manos en Euskadi la ambiciosa ampliación del Museo de Bellas Artes de Bilbao, redondeará con su proyecto para bodegas Faustino ese triunvirato de la primera división arquitectónica en Rioja Alavesa con Santiago Calatrava y Frank Gehry.
En 1998, Calatrava estaba en plena cresta de la ola. Acababa de inaugurar el Hemisfèric de su Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Ese mismo año arrancaron las obras de Ysios, en Laguardia, el proyecto con el que se comenzó a desplegar ese catálogo de 'bodegas de autor' con el que Rioja Alavesa se quería mostrar al mundo. El edificio, de 8.000 metros cuadrados a los pies de la Sierra de Cantabria, se inauguró en 2001 y su silueta sinuosa, con esa cubierta ondulante de aluminio y esa fachada de hormigón con piel de madera de cedro, no dejó indiferente a nadie. Rompía con el modelo de bodegas a lo 'Falcon Crest' de las casonas clásicas de la zona que se miraban en el espejo de los châteaux bordeleses.
Un año después, en 2002, Iñaki Aspiazu Iza levantó en Samaniego su cubo de cristal con raíces bien hundidas en la tierra para Baigorri. El proyecto, muy laureado, llegó a estar seleccionado para la muestra 'How Wine Became Modern: Design and Wine, 1976 to now' del MoMa de San Francisco. Pero fue en 2003 cuando Rioja Alavesa vio brotar su gran monumento turístico. El 10 de octubre, con todo el boato, se inauguró el que pronto los cronistas bautizaron como el 'Guggenheim' del vino. La apuesta de titanio del Gehry (Pritzker en 1989) transformó el paisaje de Elciego y puso el listón altísimo a proyectos que vinieron después como la muy ambiciosa (y ciclópea) barrica que Philippe Mazières inauguró en 2004 en Laguardia para Viña Real.
El cubo de cristal de Iñaki Aspiazu para Baigorri o la barrica ciclópea de Mazières para Viña Real son otros exponentes de las bodegas de autor en Rioja Alavesa
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