Residencias, colonias y actividades para que la gente con discapacidad disfrute de vacaciones
Para este colectivo se buscan programas de ocio para sacarles de su rutina diaria y que sus padres también puedan «relajarse»
Ander Carazo y Judith Romero
Lunes, 9 de agosto 2021, 03:35
Los programas de respiro para familias no se ciñen a los mayores de Álava. Las personas con discapacidad física e intelectual también cuentan con tres ... líneas de apoyo distintas. Por una parte están las cortas estancias por un máximo de 45 días al año, un servicio casi calcado al que disponen los mayores, que se desarrolla en viviendas con apoyo y en las residencias forales de Etxebidea y Goizalde. Una opción a la que, por ejemplo, también puede acudir gente con discapacidad que resida sola y que vea limitada su independencia tras alguna operación quirúrgica o como consecuencia de alguna enfermedad puntual que impida su independencia.
AL DETALLE
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120 jóvenes acuden anualmente a los fines de semana de respiro que se organizan entre junio, septiembre, octubre y noviembre en los albergues de Barria y Espejo.
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Jóvenes entre 7 y 30 años. Son personas con grandes discapacidades, por lo que su estancia fuera de casa supone salir de su rutina y una oportunidad para que sus padres puedan relajarse después de este duro trabajo.
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Casi todos los programas al 100%. Estos programas resultan exitosos y casi todos tienen una amplia demanda. «Son actividades muy valoradas», destaca la subdirectora técnica del área de Personas con Discapacidad.
Pero también hay otras dos alternativas que los responsables forales consideran que están más ligadas al ocio de este colectivo. Tanto en el albergue foral de Barria (San Millán) como en el de Espejo (Valdegovía) se están desarrollando unas colonias para jóvenes de 7 a 30 años con grandes discapacidades. No es una cuestión exclusiva del verano, ya que allí también se celebra en los fines de semana de junio, septiembre, octubre y noviembre «un programa de estancias que está pensado para que las familias puedan relajarse en cuanto a la carga de atención que suelen tener», explica a este periódico la subdirectora técnica del área de Personas con Discapaciad, Begoña Rodríguez. El objetivo es que quienes allí acudan -un total de 120- disfruten «como cualquier otro niño». Este programa no se pudo desarrollar el año pasado porque hubo que adaptar estas instalaciones tras la irrupción del coronavirus y para ponerle freno a su expansión.
Relación grupal
Existe una tercera 'pata' también centrada en el ocio en la que entidades relacionadas con este sector de la sociedad (Apdema, Aspace, Autismo Araba...) organizan 'motu proprio' programas de respiro. Unas actividades y excursiones -algunas incluso fuera de la provincia- que reciben el respaldo económico por parte de la Diputación a través de convenios. Estas deben servir para «fomentar el descanso, la relación grupal y el conocimiento del entorno» y, por supuesto contar «con el acompañamiento y la supervisión de personal con experiencia y especializado».
«Todos son programas que prácticamente tienen una demanda del 100%. Tanto las familias como las personas con discapacidad necesitan un respiro o una alternativa de ocio para poder desconectar de lo que viene siendo su realidad cotidiana. Son actividades muy valoradas, aunque la gente ajena siga viéndolo como algo inusual», evidencia Begoña Rodríguez.
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