Las ilustraciones que rinden homenaje a Amaia Arrazola
Artistas, amigos y seguidores le dedican sus dibujos a la talentosa vitoriana fallecida este miércoles
Un cielo oscuro en el que las estrellas aparecen como motas blancas, pero sobre todo brilla Amaia, en forma de corazón, con un tono amarillo que alivia el dramatismo de la imagen. Esa es la ilustración que el conocido diseñador Javirroyo ha dedicado a Amaia Arrazola, artista fallecida este miércoles los 41 años y que deja tras de sí una estela de murales, libros, cerámicas y piezas textiles que aún nos acompañan.
Es tan solo uno de los gestos de demuestran el cariño de amigos, artistas y colegas de profesión, que han compartido obras que expresan cómo les ha afectado su adiós. Lo hizo en EL CORREO Iñaki Cerrajería, en una viñeta protagonizada por su personaje Simón, un camaleón que no logra adaptarse a los colores del entorno. Y la prematura pérdida de una de las firmas más brillantes de su generación ha conmovido al mundo de la ilustración.
Otra viñetista reconocida, la catalana Flavita Banana, ha subido a la red social Instagram un dibujo de un día lluvioso en el que de las nubes caen goterones de colores acompañado del texto 'A Amaia Arrazola, descansa compañera'.
La directora de cine e ilustradora Lyona Ivanova publicó este miércoles en sus redes una imagen inspirada en un sueño. En la ilustración se ve un ojo lagrimoso y a Lyona bajo un guepardo, todo en tonos rojos y rosas. «El día que supe que no estabas bien soñé que tenía un guepardo encima. No me dejaba escapar; si me movía, me clavaba las uñas. Podía sentir el peso en mi espalda. Finalmente decidí acariciarle y empezó a ronronear. El miedo se convirtió en amor. Qué fuerte fue soñar como si estuviera en uno de tus dibujos», escribió la artista barcelonesa, autora de videoclips para Love of Lesbian y Zahara.
En otros casos, como el de Laura Romero, el homenaje a la autora de 'Wabi Sabi' y 'El meteorito' ha tomado la forma de un retrato de la artista vitoriana. Mar Torrano, por su parte, ha dibujado a Amaia Arrazola subida a una estrella. «Rara vez lloro la pérdida de una persona que no conozco», confesaba la ilustradora en una publicación.
A su vez, en Barcelona -ciudad en la que residía desde hace años- algunos de sus murales anocheceieron acompañados por velas y ramos de flores. Ese homenaje se ha extendido a bibliotecas y librerías, donde sus publicaciones ocupan llenan las estanterías más visibles y escaparates. En su ciudad natal, Astrolibros le dedica un expositor con un crespón negro, mientras que en Zuloa, su librería de referencia y escenario de varias exposiciones, expresaban su consternación por la triste noticia de una artistas que llenó mucho más que sus paredes.